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Autor de La insoportable levedad del ser

Envuelto en el misterio, Kundera cumple 80 años
 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de abril de 2009, p. 7

París, 31 de marzo. Milan Kundera quiere que lo vean como a un escritor. El exitoso autor checo, nacido en Brünn y residente en Francia, prefiere que su vida privada pase inadvertida. Y tanto se esconde detrás de sus obras, que hace más de 20 años no concede entrevistas.

Incluso cuando hace unos meses se le acusó en la República Checa de traicionar a un opositor al régimen, entregándolo a la policía estatal comunista de la entonces Checoslovaquia, se contentó con emitir un escueto desmentido.

El autor de La insoportable levedad del ser, que este miércoles cumple 80 años, sigue siendo un misterio.

Kundera se asemeja a un fantasma. En los años recientes ha conseguido vivir casi de incógnito en París, algo que no resulta precisamente fácil. Reside en el corazón de la ciudad, en el Sixième Arrondissement, allí donde todavía hoy se dan cita los autores en los tradicionales cafés literarios. Pero Kundera desconfía de la opinión pública y, sobre todo, de la prensa. Un verdadero escritor huye de las portadas para no dañar su obra, reza el lema que sigue desde hace décadas.

Kundera, quien adoptó la nacionalidad francesa en 1981, se considera un investigador de la existencia del mundo visible, un observador. Así, cuando en 1967 publicó su primera novela, La broma, rompió literariamente con la fase estalinista de la antigua República Socialista de Checoslovaquia.

Con La vida está en otra parte, libro parcialmente autobiográfico que le valió el premio Médicis francés en 1974, se enfrentó al problema del genio y su pasado comunista. Como Kundera no obtuvo el permiso para viajar a Francia hasta un año después, no pudo recibir personalmente ese galardón.

La relación entre Kundera y Francia es muy especial. Mientras en Checoslovaquia sus libros fueron prohibidos tras el violento final de la Primavera de Praga, en la que participó activamente, en Francia sus obras se convirtieron en bestsellers.

Para mi sorpresa, fui feliz ya en los primeros minutos de mi exilio, dijo el escritor, quien en 1975 partió rumbo a París con su Renault 5 repleto de libros.