La Habana, 31 de marzo. El arte oaxaqueño tiene fuerte presencia en la décima Bienal de La Habana. A la cabeza se ubica Mamaz (Mujeres Artistas y el Maíz), colectivo que eleva a la condición de obra de arte la protesta por el deterioro material, espiritual y alimentario del régimen de derecha mexicano que en aras del libre mercado arrasa con la cultura del maíz.

Una tamaliza signó la apertura de la exposición titulada El maíz es nuestra vida, en La Habana vieja. Una fiesta con música, mezcal y maíz, mucho maíz, en las manos, en la boca, en el estómago y en las salas de una casa antigua, actual sede del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño.

Se trata de una muestra itinerante que inició su periplo hace tres años, cuando 48 artistas mujeres crearon obras celebrando su interés y amor por el maíz nativo en Oaxaca.

Resistencia contra la globalización

El proyecto se completa con otra exposición igualmente itinerante: Bolsa del mercado, consistente en arte-objeto.

Anota Marietta Bernstorff, la curadora: “Intentamos, mediante este proyecto, que el público conozca y se enorgullezca del mito y realidad del maíz como origen y fuente de vida.

Con ello se puede generar conciencia en el consumidor al momento de comprar, para que se cuestione si el producto es saludable o no, quién lo produce, si es local, y si el productor no daña o amenaza el ecosistema.

De manera que se trata de preservar y valorar las tradiciones y la diversidad cultural. Mamaz es una forma de resistencia social y artística contra la globalización.

El impacto de esta exposición en la bienal es fuerte. Tanto cubanos como visitantes de otros países se interesan con ahínco en conocer más del maíz.

Por lo pronto, los isleños degustaron la delicia de los tamales oaxaqueños y establecieron parangón y paralelos con la manera cubana de preparar tamales.

En otra de las salas el impacto es más profundo. Allí se muestra un video de Lucero González que documenta un ritual femenino sobre el tema. Fertilidad y cosmos.

También se muestran videos de Julia Barco, Marietta Bernstorff, Luna Marán, Nadja Massün y Ana Santos.

Hay fotografía, montajes, instalaciones, obras en pequeño formato. Entre las artistas integrantes de Mamaz que participan en la Bienal de La Habana destacan también Adriana Calatayud, Irene Dubrovsky, Lorena Silva y Rosa Martha Toledo.

En el apartado Invitados especiales figura Guillermo Gómez Peña, quien presentó un performance al alimón con la cubana Tania Bruguera.

Se presentó igualmente, en el Convento de San Francisco de Asís, el proyecto colectivo Bisagra, que reúne obras de Francisco Toledo, Antonio Turok, Sergio Hernández, Demián Flores y Bruno Varela, entre otros artistas.

En ese contexto se presentó el libro Oaxaca en llamas, que documenta, al igual que el resto de las obras expuestas, el movimiento social ocurrido en Oaxaca en 2006.

Dos variantes polarizadas del arte

En el rubro Artistas Invitados conforman la delegación mexicana Abraham Cruz Villegas, Marcela Díaz, Irene Dubrovsky, Artemio Navarro Aguilar, el grupo Nuevos Ricos e Idaid Rodríguez.

Para elaborar la curaduría general de la décima Bienal de La Habana, bajo el tema central de Integración y resistencia en la era global, un equipo de expertos realizó estudios profundos del entorno.

Uno de los hallazgos más notorios, apunta la curadora cubana Dannys Montes de Oca Moreda, es que en México existen “dos variantes polarizadas de arte: el arte sociológico o de participación y compromiso social, un arte de la calle que redime la experiencia de los grupos en el México de los años 70, como es hoy el arte en Oaxaca, y el arte galerístico de corte light, ambos sin embargo conectados o derivados de situaciones y respuestas contextuales a las aplicaciones y referencias de la ideología neoliberal y global”.