Sociedad y Justicia
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Se aliaron narcos de México e Italia: Saviano

“El gobierno mexicano actuó demasiado tarde contra los cárteles y no podrá enfrentarlos solo” advierte el escritor

 
Periódico La Jornada
Martes 31 de marzo de 2009, p. 40

México e Italia son el futuro de la droga, y mientras este problema no se resuelva en el primer país no podrá haber solución en el segundo, sentencia el escritor italiano Roberto Saviano, autor del libro Gomorra, en el cual da cuenta de la forma en la que opera la mafia napolitana, la Camorra, organización que lo tiene amenazado de muerte.

En una videoconferencia con medios mexicanos, Saviano habla de las ligas entre narcotraficantes de ambos países y advierte: el gobierno mexicano actuó demasiado tarde y solo no podrá frenar el narcotráfico porque, de acuerdo con versiones de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) y la Organización de las Naciones Unidas, existen pruebas de que (los narcotraficantes) en México y África construyeron estructuras más grandes y estables que las de las instituciones.

Gomorra ha vendido en México más 20 mil ejemplares y en el mundo unos 2 millones; ya fue llevado a la pantalla bajo la dirección de Matteo Garrone y recibió múltiples premios europeos. La cinta fue seleccionada por Italia para competir en los Óscares, aunque quedó fuera de la selección final.

Tras el éxito del libro, Saviano vive oculto, sin domicilio fijo, protegido por cinco guardaespaldas y viajando siempre en vehículos blindados. Su situación ha generado la simpatía de escritores de todo el mundo, entre ellos varios premios Nobel, quienes exigieron al Estado italiano “acciones efectivas para protegerlo y vencer a la Camorra”.

En verdad, dice el escritor y periodista, “el problema del narcotráfico y de los cárteles italianos no podrá ser resuelto si no se soluciona primero en México. Siempre se ha pensado que Colombia es el número uno (en el tráfico de drogas) y no se dan cuenta de que México ha evolucionado mucho en este negocio”.

Lo que ahora hacen los narcotraficantes colombianos para competir con México es que entregan la droga a domicilio, lo que antes no pasaba, explica el escritor desde la sede de la editorial Random House-Mondadori en Roma. México, añade, “es la demostración de que el narcotráfico tiene un poder tal que puede generar un capital similar al producto interno bruto de un país e incluso tener un ejército superior al de un Estado. Sin embargo, el problema de los cárteles mexicanos no es sólo del país, sino del mundo. Lo mismo va para las mafias italianas: no son un problema de esa nación, también son un problema del mundo. En África a la cocaína se le llama petróleo blanco y eso nos habla de la cantidad de dinero que se mueve en torno suyo”.

El narcotráfico en nuestro país es el tema de uno de los libros en los que está trabajando –el otro tiene que ver con su afición al box, y es acerca de Óscar de la Hoya–, y subraya que uno de los lazos más fuertes que existe entre italianos y mexicanos se da entre la Ndragheta (la mafia calabresa) y el cártel del Golfo. Incluso existe otro más, porque los mafiosos están importando a Malverde como santo patrono, lo que muestra también un intercambio cultural.

La Ndrangheta “ha contribuido a que México se haya convertido en el número uno en el tráfico de drogas. La fuerza de los cárteles mexicanos en su relación con Italia es que desde su país llega la droga a Estados Unidos y África; de África pasa a Europa y este movimiento es manejado por los cárteles italianos. Lo que hacen las mafias italianas es que compran a México lo que produce y distribuye”.

Saviano (Nápoles, 1979) señala la dificultad de ofrecer un consejo al gobierno mexicano, aunque agrega: por los análisis de los observadores internacionales más importantes, tengo la impresión de que México ha iniciado demasiado tarde el ataque al narcotráfico y no podrá hacerlo solo, o contando nada más con la ayuda de la DEA. El narcotráfico tiene que ser enfrentado de manera internacional, como sucede con el terrorismo islámico.

Las advertencias se hicieron hace años y una provino del subcomandante Marcos, quien presagió que el narcotráfico llegaría a tener mucho poder. Los avisos ya estaban, pero no se actuó con tiempo suficiente, refirió Saviano, cuyo nuevo libro Lo contrario de la muerte, estará en las librerías mexicanas en unas semanas.

El gobierno mexicano “tiene una responsabilidad gigantesca, pero el poder de los cárteles va más allá de lo que se puede hacer con Estados Unidos, porque llega a todo el mundo.

Existen países que llegan a aceptar este aspecto criminal como algo normal, e inclusive son importantes para la economía de esas naciones.

Que un narcotraficante como Joaquín El Chapo Guzmán llegue a la lista de Forbes no sorprende a este periodista napolitano. Todo nos lleva a pensar que el futuro de estas burguesías criminales es florido. Tengo la certeza de que los capos de la organización italiana entran en la categoría de burguesía criminal, porque tienen perfiles empresariales: son médicos, empresarios, algunos hasta sicoanalistas y licenciados. Tienen cierto nivel de instrucción universitaria. No sé si en México ocurra lo mismo, pero la tendencia general es que la gente que maneja este negocio ya no es gente que viene de la calle.

En varias ocasiones Saviano ha comentado que, pese a lo que vive, no se arrepiente de haber publicado el libro. Habla de la posibilidad de abandonar Italia, pero no para tener una vida normal eso es imposible; pero estoy seguro que con el tiempo estas organizaciones me darán una tregua, cuando ya no esté a su alcance; a lo mejor México no es la mejor opción.

Convertido en símbolo de la lucha por la libertad de expresión y contra la mafia, Saviano reconoce: eso pesa un poco porque soy escritor, no juez antimafia. Siento mucha responsabilidad por contar (estas historias) y ayudar a los que son perseguidos por la mafia. No le temo a la muerte, pero sí a vivir de esta forma. No creo que lo peor sea la muerte, sino vivir como estoy viviendo. Me han cortado la libertad, me quitaron mi vida anterior al libro, la destruyeron; mi familia ha tenido presiones muy fuertes. En este sentido tal vez ya ganaron, pero cada vez que hablo y alguien me escucha, siento que ellos pierden.