Panorama tranquilo del Tri en lo que resta de las eliminatorias
Jugadores extrañan el Azteca
omo dijo Ricardo La Volpe hace cuatro años: México debe llegar caminando al Mundial. El único reto serio que tenía el Tri de Sven-Goran Eriksson en su trayecto hacia Sudáfrica 2010 era Estados Unidos en su casa, y sencillamente no se superó. En lo que resta de la eliminatoria no hay más nubes oscuras, aunque las televisoras, para darle interés artificial que les reditúe mayor rating, otorguen a los rivales cualidades que no tienen.
El miércoles los tricolores no deberán tener problemas para superar a una Honduras que marcha en último lugar. Lo patético del caso es que a estas alturas se sigue luchando contra el fantasma del Jamaicón Villegas; ahora los jugadores no extrañan tanto el calor del hogar o la comida de sus regiones, como aquel singular personaje, sino que fuera del estadio Azteca bajan su rendimiento en forma alarmante.
Es decir, estamos sin salir del mismo problema sicológico desde hace 50 años. La interrogante flotaba hace unos días en la mente de los federativos mexicanos, no entendían el fracaso de la Sub-20 y el secretario Decio de María aseguró que fogueo internacional no faltó, pero fuera del país y ya en competencia los equipos tricolores no dan una. Es turno del equipo mayor para comenzar a enderezar la nave frente a los catrachos.
El lado positivo y hasta chusco de los roces entre Nery Castillo y la prensa amarillista
es que los tricolores se unieron y sacaron un modesto pero importante triunfo ante una Costa Rica que habló de más, se ilusionó con una nueva hazaña, pero futbolísticamente decepcionó. También lo fue la comunión con el público que abarrotó el coloso de Santa Úrsula, siempre fiel e incondicional.
Los futbolistas, poco inclinados al estudio y que gastan más en autos, romances y bienes inmuebles –en ese orden–, son los primeros en creerse el cuento de que con la playera verde cargan el destino y el honor de más de cien millones de personas. Bajo esa lógica, todos sus compatriotas quedan obligados a apoyarlos. ¡Que se quiten esa falsa presión!, el país no depende de algo tan fatuo.
Respecto de la actuación del Tri, hay poco que calificar. Guillermo Ochoa necesita más exámenes, porque la del sábado fue una tarde excesivamente tranquila, incluso para la zaga, al punto de que Ricardo Osorio y Fausto Pinto se dieron tiempo de atacar. Agradable la enjundia de Omar Bravo, quien confirmó un buen entendimiento con Matías Vuoso al frente.
Andrés Guardado se robó el espectáculo; es por mucho el mejor talento mexicano extrafronteras, no en balde se maneja que el Deportivo La Coruña ha recibido ofertas de clubes italianos e ingleses. El juego del zurdo tapatío ha crecido en España, a su corta edad se ha consolidado y también demuestra que es una realidad para la selección.
En tanto, Chivas busca técnico de renombre. Se espera que la semana entrante se dé a conocer al sustituto del dócil e incondicional Efraín Flores, quien retornó sin protestar a las fuerzas básicas rojiblancas. Trabajo muy importante y loable, pero tras aquel triste reproche que lanzó al árbitro Marco Rodríguez quedó claro que su aspiración era mantenerse en el máximo circuito.
Daniel Guzmán también pasó a las filas del desempleo. La directiva de Torreón presumía de un proyecto a largo plazo, que incluía como pieza importante al Travieso, timonel que apenas hace un par de torneos les dio un título. Sin embargo, no resistió más y lo echó. Ambos técnicos se quedarán con las ganas de haber sido partícipes de las fiestas con que Chivas y Santos inaugurarán sus nuevos estadios.
El torneo casero se reanudará el fin de semana con un Puebla convertido en el equipo revelación; el estilo de José Luis Sánchez Solá tiene cautivados a los jugadores camoteros con sus peculiares tácticas de rifar obsequios o sorprenderlos con inesperados premios. La crisis parece trasladarse a Ciudad Juárez, donde La Tribu ha entrado en un túnel oscuro que no presagia nada bueno.