Moscú, 27 de marzo. El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, dijo este viernes que de no tomarse medidas urgentes la crisis económica mundial podría conducir a una crisis política.

Estoy preocupado de que si no manejamos adecuada y rápidamente el asunto, este podría conducir en forma alarmante a una inestabilidad política, dijo el secretario general de la ONU a diplomáticos en Moscú a menos de una semana de concurrir a la cumbre de líderes del G20 en Londres.

Bam se refirió al impacto de la crisis económica en Rusia y los países de Europa del Este. Otros países ya enfrentaron disturbios alimentarios el año pasado, apuntó. Si las cosas siguen así o más difíciles, el malestar social aumentará. Recalcó que existen riesgos de que la situación degenere en “una crisis política global.

Voy a expresarme enérgicamente en Londres para que se tomen medidas destinadas a frenar una potencial catástrofe del desarrollo humano, dijo.

Por otra parte, un panel de economistas del organismo internacional, liderado por el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, propuso hoy crear una nueva reserva global de divisas para remplazar el sistema con base en el dólar estadunidense, usado durante décadas por los bancos internacionales.

La propuesta se produce después del controvertido llamado del presidente del Banco Central Chino, Zhou Xiaochuan, para crear una nueva reserva mundial de divisas con objeto de remplazar al dólar estadunidense debido a la peor crisis financiera desde la Gran Depresión de los años 30.

Stiglitz dijo que hay un creciente consenso entre los miembros de la ONU de que el sistema financiero basado en el dólar es problemático. Sin embargo, advirtió que la idea de una nueva reserva global sigue siendo un concepto que está a debate entre los 22 panelistas.

Los países en desarrollo le están prestando a Estados Unidos billones de dólares a tasas de interés casi cero cuando ellos mismos tienen grandes necesidades, dijo Stiglitz. Es un indicador de la naturaleza del problema. Es una transferencia neta, en cierto sentido, a Estados Unidos, una especie de ayuda extranjera.

China y muchos otros países en desarrollo culpan de la crisis a Estados Unidos por manejar mal los préstamos hipotecarios y las inversiones en ellos.