La primera partida será de 10 millones de euros: Defensa
Miércoles 25 de marzo de 2009, p. 34
París, 24 de marzo. Francia anunció hoy un plan de indemnización para las personas cuya salud se vio afectada por las pruebas nucleares realizadas en Argelia y Polinesia francesa entre 1960 y 1996, para quienes se prevé una primera partida de 10 millones de euros (13 millones de dólares) y con lo cual reconoce por primera vez la relación entre las explosiones y las enfermedades desarrolladas por soldados y civiles.
Trece años después del fin de los ensayos en el Pacífico y la ratificación por Francia del tratado de prohibición de los ensayos, era hora de que nuestro país estuviera en paz consigo mismo
, declaró el ministro de Defensa, Hervé Morin, en una conferencia de prensa.
Las indemnizaciones serán para varios centenares
de los 150 mil trabajadores civiles y militares que participaron en un total de 210 pruebas entre 1960 y 1996 en el Sahara, antes de la independencia de Argelia en 1962, y luego en Polinesia francesa entre 1966 a 1996, señaló Morin. Se prevé una partida de 10 millones de euros (13 millones de dólares) para el primer año.
Algunos veteranos que trabajaron en las pruebas en Argelia y en los atolones de Polinesia francesa en el Pacífico relataron que se les ordenó tumbarse y taparse los ojos durante las explosiones. Además, contaron, que sólo llevaban pantalones cortos y camisetas, lo que les ocasionó graves daños a la salud.
Francia se negó durante años a reconocer oficialmente la realización de las pruebas atómicas, que terminaron en 1996.
Las 18 enfermedades que serán reconocidas son las mismas que las de la lista establecida por la Organización de Naciones Unidas para el estudio de los efectos de las radiaciones ionizantes, entre ellas leucemia, cáncer de mama y de tiroides, pero podrá ser ampliada a medida que evolucionen los conocimientos médicos.
Michel Verger, un veterano que hoy dirige la asociación de víctimas de las pruebas y trabajó en los dos primeros ensayos en Argelia –donde fue detonada una bomba más fuerte que la lanzada en Hiroshima–, declaró que estamos satisfechos, sobre todo por el reconocimiento de lo que causó estas enfermedades, que hasta ahora nunca se había puesto por escrito
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