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Ganaderos Trinacionales: Lourdes Edith Rudiño Billings, Estados Unidos . Con el concepto de “comercio justo” a cambio de “libre comercio”, productores pecuarios de México, Canadá y Estados Unidos coincidieron en impulsar nuevas formas de intercambio en América del Norte que frenen y desmantelen el poder de los monopolios de la carne y establezcan equidad en normas de sanidad, calidad y etiquetado en la región, a fin de permitir la sobrevivencia de los productores y una mejoría en la oferta al consumidor. El 12 y 13 de febrero se reunieron en la ciudad de Billings, en el norteño estado de Montana, organizaciones pecuarias, sociales, de abogados y de consumidores como la Confederación de Porcicultores Mexicanos y el Frente Democrático de Chihuahua, de México; la National Farmers Union de Canadá (NFU), y el Farmers Legal Action, R-CALF USA y Western Organization of Resources Councils (WORC), de Estados Unidos (EU). Su conclusión contundente fue que es necesario renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), porque los 15 años de vigencia han generado sí mayores exportaciones, particularmente de EU y Canadá, pero en manos de pocas empresas que dominan en esos países todas las fases de la cadena productiva y comercial, y los ganaderos sobrevivientes padecen precios bajos y tratos desleales de parte de los corporativos. Convinieron hacer cabildeo con los tomadores de decisiones en los tres países, y avanzar con más reuniones para captar adeptos, aprovechando el arribo de Barack Obama a la Presidencia estadounidense; él ha expresado públicamente su preocupación por remover la capacidad de manipulación de precios. En la reunión, Darrin Qualman y Fred Tait, representantes de la NFU, señalaron que el libre comercio ha generado una destrucción masiva de la agricultura y la ganadería en su país, pues a partir de 1989 se observa una disminución significativa de productores, al tiempo que la actividad se concentra en pocas grandes empresas. Los ingresos de los productores de res se han estancado o incluso han bajado, pues en 1989 cambió la estructura de precios debido precisamente al oligopolio. Los precios pagados por los empacadores a los ganaderos cayó a la mitad o menos respecto del periodo 1942-89 (entonces el promedio fue de 167 dólares por libra contra 89 dólares en 2008). Gilles Tockton, de WORC, y Bill Bullard, de R-Calf USA coincidieron con los canadienses en el diagnóstico. Tockton dijo que desde 1975 los empacadores de cerdo y res entraron a un periodo de rápida concentración e integración vertical, con nuevas plantas modernas en áreas rurales cerca de los ranchos de engorda. Y ejercen lo que se denomina “oferta cautiva”, que implica el poder monopólico de la oferta en las engordas y los rastros; mueven grandes cantidades de animales de tal forma que hacen caer los precios del ganado de los productores independientes. Alta concentración. Según Bill Bullard, tan sólo cuatro empacadores propietarios de sacrificios manejan 88 por ciento de todo el ganado bovino de EU (Tyson, Excel, JBS y National Beef Packing), esto es 34.3 millones de cabezas en 2007, incluyendo entre un millón y dos millones de importaciones. Esta alta concentración afecta los ingresos y capacidad competitiva de los 967 mil productores de ganado de EU. “Lo que hacen los cuatro empacadores líderes es poseer y alimentar sus propios animales, y establecen además tratos con ganaderos independientes sin definir precios por los animales antes de removerlos del mercado; como consecuencia, la competencia está disminuida y esos empresarios están en condición de comprar ganado por debajo del costo de producción y vender la carne a los consumidores a altos precios. Están explotando a los productores y a los consumidores, y pueden hacerlo porque el gobierno no ha reforzado sus leyes antimonopolio. Pero ahora confiamos en que Obama promueva cambios”. Comentó que la situación ha propiciado que el número de ganaderos bovinos en EU haya caído de 1.6 millones en 1998 a 967 mil en 2007 y muchos de ellos operan con escasas utilidades. Bullard expresó temor por las intenciones de la brasileña JBS –hoy la tercera empacadora más grande de EU– de adquirir al cuarto empacador, National Beef Packing y al quinto, Simithfield Foods, así como al más grande rancho de engorda del país (Five Rivers). Si concretara esto, JBS se convertiría en el mayor empacador mundial y el más grande engordador de EU. El año pasado JBS compró engordas en Texas, Kansas, Idaho y Colorado, y manejó al mismo tiempo 800 mil cabezas de ganado. Gilles Stockton, hizo un llamado: “presidente Obama, renegocie el TLCAN ahora (...) No debe permitirse a JBS comprar más infraestructura de empaque. Detenga esas compras ahora”.
Porcicultura Mexicana, Perdedora en el Tratado
Lourdes Edith Rudiño Billings, Estados Unidos . Para la porcicultura mexicana, la competencia en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido desleal desde que entró en vigor, más bien desde antes de que se firmara, porque diferencias estructurales entre los países socios, detectadas y señaladas entonces por los productores, fueron ignoradas por el gobierno federal. Así lo consignó Alejandro Ramírez González, director de Estudios Económicos de la Confederación de Porcicultores Mexicanos (CPM). Tales diferencias son de tipo legal, financiero, económico y de normas de calidad y prevalecen a la fecha. “Mientras en Estados Unidos (EU) la tasa crediticia que pagan los productores es de menos de uno por ciento, nosotros pagamos 17 por ciento; asimismo, a ellos les cuestan los granos 40 dólares por tonelada menos que en México; mientras nuestro país concibe al TLCAN como un tratado incluso sobre la Constitución , en EU se considera sólo un acuerdo, y a diferencia de EU, cuyas leyes agrícolas son multianuales, de siete años, en México cada año se definen presupuestos y las políticas son cambiantes, lo cual genera incertidumbre”. Asimismo, hay normas de calidad y otras que tienen que ver con el reetiquetado, no permitido en EU, pero sí para exportar, que propicia el envío masivo a México de carne en una doble franja, una formal y otra informal, en su mayoría a granel, en grandes combos, en parte con productos de poca calidad, y el resultado es que el TLCAN ha propiciado un comercio de un solo sentido. Los porcicultores mexicanos no pueden exportar a Estados Unidos –no obstante que la calidad de su producto está más que afamada en el mercado más exigente del mundo, el japonés– y en cambio estamos importando cada vez más de nuestro vecino del norte, y el consumo interno está cubierto en alrededor de 50 por ciento por compras hechas en el exterior, sobre todo EU. Precisó: entre 1995 y 2008 las importaciones realizadas por nuestro país de productos porcinos desde todos los orígenes se elevaron de 30 mil a 420 mil toneladas, esto es en mil 300 por ciento, y en particular las de piernas de cerdo, que crecieron en tres mil 380 por ciento, al pasar de ocho mil a 279 mil toneladas. Tales importaciones, provenientes de EU en su gran mayoría, generan costos sociales muy grandes (las 420 mil toneladas registradas en 2008 equivalen al desplazamiento de cinco millones 600 mil cerdos, 350 mil vientres, y 38 mil 400 empleos directos y 153 mil 600 indirectos). Ello, además de que en México se da cabida a productos inaceptables para el consumo humano en EU, como pastas y trozos de ave para la elaboración de embutidos. Para esta agrupación de porcicultores, la experiencia legal, de solicitudes de investigación antidumping ante la Secretaría de Economía, y de búsqueda de salvaguardas bajo el Acuerdo de Agricultura de la Organización Mundial de Comercio, han sido tan desgastantes, “que hemos llegado al punto de que realmente se necesita la renegociación del TLCAN. Tal vez cambiemos el término, por modificar, adecuar el TLCAN, pero en esencia necesitamos cambiar las reglas que tenemos actualmente”. Un factor que genera conflicto comercial para los porcicultores mexicanos es la diferente estructura de mercado de México respecto de Estados Unidos, que también contribuye al desbalance comercial. En EU la producción de cerdo recupera su costo principalmente con la venta del lomo y el tocino, que representan el 65 por ciento del valor del animal; en cambio en México esos cortes cubren sólo 39 por ciento del valor. Así, los empacadores estadounidenses están en condición de exportar a México piernas, espaldillas, cabeza de lomo y otros a precios ínfimos, y con ello desplazan del mercado producción nacional. El problema en leche. Víctor Quintana, asesor del Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDCCh), comentó por su parte la situación de la rama lechera. México, dijo, es el primer importador de leche en polvo en el mundo y ésta –subsidiada y procedente principalmente de EU– llega a competir con un precio de 3.05 pesos por litro (ya rehidratada), mientras que el costo de producción en el país es de 5.20 por litro. Consideró necesario renegociar el TLCAN para establecer que la leche importada sólo sea autorizada en las temporadas cuando en México hay déficit de este alimento, de otra forma unos 200 mil productores caerán en bancarrota. Señaló que la solución para los pequeños productores de leche en México sería vender a la paraestatal Liconsa, pero ésta tiene limitaciones y no puede comprar a todos los ganaderos, por ello no hay alternativa a la renegociación del TLCAN. |