17 de marzo de 2009     Número 18

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


FOTO: Enrique Pérez S. / Anec

Estrategias de Supervivencia

Óscar A. Chacón

El creciente desempleo que afecta a la sociedad estadounidense en su conjunto y cuya tasa oficial alcanzó 7.6 por ciento en enero, de acuerdo con el Buró de Estadísticas Laborales, afecta de manera más intensa, con una tasa de 9.7 por ciento a fines de ese mismo mes, a la población de origen latinoamericano.

Es importante aclarar que la tasa oficial de desempleo es una medida imprecisa del grado real del fenómeno, ya que sólo mide el número de personas que están activamente buscando empleo y se basa en el número de casos de seguro de desempleo o cesantía involuntaria abiertos. No toma en cuenta a los trabajadores inmigrantes indocumentados, quienes debido a su condición no pueden solicitar seguro de desempleo, ni tampoco considera a las personas que han agotado los beneficios de dicho seguro.

Observadores aseguran que la tasa general real de desempleo en Estados Unidos es de 12 por ciento. Esto sugeriría que la tasa real del segmento de origen latinoamericano seguramente andaba cerca de 14 por ciento a finales de enero. Algunos de los sectores del mercado laboral que más se han encogido en los seis-nueve meses recientes, como el de la construcción, son espacios en los cuales cientos de miles de trabajadores mexicanos, y en general latinoamericanos, se han empleado en las dos décadas pasadas.

¿Hay regreso o no? Estas cifras y estimaciones ilustran que miles y miles de trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, particularmente los de origen mexicano, han visto un deterioro en su situación laboral en sólo un año. Ello ha generado mucha especulación en torno al posible retorno masivo de migrantes a sus lugares de origen. No hay datos duros; sin embargo, las historias anecdóticas que se escuchan a lo largo y ancho de la Unión Americana sugieren que al menos por ahora los migrantes han optado por otras medidas para bregar con la crisis, antes de considerar seriamente la posibilidad de un retorno.

En primer lugar, el deterioro laboral de muchos migrantes no necesariamente significa haberse quedado sin empleo. En muchos casos quiere decir que de haber tenido hasta dos empleos, ahora sólo se conserva uno. En otros casos, que han tenido que cambiar su área de desempeño, por ejemplo, alguien que perdió su empleo en la industria de la construcción, ahora tiene uno en un restaurante, ya que el migrante es muy flexible en cuanto a su campo de ocupación. En ambos casos, cambios de este tipo han afectado los ingresos semanales y/o mensuales.

Si se toma en cuenta la dedicación al trabajo que tienen los migrantes, y el hecho de que con frecuencia devengan salarios inferiores a las que se pagarían a no migrantes, particularmente sin son de raza blanca o negra, los migrantes no son necesariamente un grupo en la primera línea de personas a despedir cuando un patrón determinado está considerando maneras de reducir sus costos de operación.

Estrategias ante la crisis. En todo caso, el deterioro laboral ha derivado en reducción de los gastos de funcionamiento de las personas y/o familias migrantes, en una vida más austera en Estados Unidos. Algunas de las medidas que están tomando son: (a) compartir vivienda con familiares y amigos, lo cual además de reducir el gasto en arrendamiento mensual, genera ahorro en servicios como gas propano y electricidad; (b) eliminación de gastos superfluos, como comidas en restaurantes, teléfono móvil y otros gastos de entretenimiento; (c) una revisión cuidadosa de los gastos semanales en el supermercado, para eliminar de la dieta todo lo que sea prescindible, y (d) reducción de gastos de ropa, calzado y otras áreas de compras no urgentes.

La realidad es que la idea de regresar, especialmente para los migrantes sin papeles, es una decisión sumamente delicada. Además de sopesar cuidadosamente la condición social y económica a la cual se tendría que regresar, la esperanza de que pueda haber un cambio en la política de inmigración de Estados Unidos que les beneficie hace que muchas personas migrantes indocumentadas resistan fuertemente la idea de regresar al país de origen como la primera acción a tomar en respuesta a la crisis.

La ausencia de una condición de vida que ofrezca verdaderas oportunidades de seguridad personal, bienestar y progreso para la mayoría de personas en México o en el resto de América Latina, es decir la falta de condiciones óptimas de desarrollo económico y social, pesa mucho a la hora de considerar la idea de regresar. La pregunta que muchos se hacen es: ¿A qué voy a regresarme a México? Mientras no haya respuestas positivas, concretas y responsables a esta pregunta, no sólo será improbable que migrantes mexicanos quieran voluntariamente regresar, sino que muchas más personas seguirán viendo en la migración la única manera de alcanzar una mejor condición de vida para ellos y sus familias, aun en el marco de una crisis económica global.

Director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latino Americanas y Caribeñas (NALACC) www.nalacc.org

650 mil Mexicanos ven Cerrar Válvula de Escape

Lourdes Edith Rudiño

Entre 2000 y 2006 unos 600 mil connacionales emigraron anualmente a Estados Unidos (EU) y en 2007 lo hicieron otros 650 mil, la mayoría con la intención de quedarse en aquel país de forma definitiva y no regresar a México más que por sus familiares, porque –como lo advirtió en noviembre la Federación del Sur de Zacatecas, que integra a más de 60 clubes de migrantes– “aquí no hay garantías de empleo, bienestar y ni siquiera de integridad física” dada la violencia galopante.

Pero hoy surge una gran pregunta: ¿adónde van a ir o qué va a pasar con los migrantes potenciales? Por la grave crisis económica y financiera que sufre, la Unión Americana no está en condición de absorber esos 650 mil mexicanos por año, y en México no se están generando empleos –en 2007 sólo se crearon 150 mil nuevos puestos de trabajo–, comentó Rodolfo García Zamora, académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).

Señaló que el modelo económico aperturista que se aplica en México desde diciembre de 1982 –y que privilegia los servicios al gran capital y desatiende sus obligaciones de bienestar y progreso de la población– tuvo como válvula de escape una creciente emigración hacia EU, que se agudizó siempre en los años de crisis (1982, 1994) de tal forma que los diez estados del centro y occidente de la República presentan hoy un 56 por ciento de despoblamiento, y en el caso particular de Zacatecas, que es el caso extremo, un 75 por ciento. En esta entidad ha influido de manera definitiva la ausencia de rentabilidad de su principal cultivo agrícola, el frijol.

Éxodo por miedo. La emigración ha ocurrido no obstante el endurecimiento de la frontera norte desde hace 20 años y ahora mismo en las comunidades la gente sigue “votando con los pies”: buscan emigrar aprovechando sus redes sociales y familiares trasnacionales, y ya no sólo por los conflictos de desempleo y económicos, también por el miedo, el pánico y la violencia. “Hace tres años era desconocido que hubiera esas migraciones por miedo desde Zacatecas, Durango, Jalisco, Michoacán, Guanajuato... y ahora hay un éxodo de cientos de familias que han sido objeto de secuestro, extorsiones, robos y asesinatos”.

Entrevistado en el marco del seminario “La crisis económica en Estados Unidos y México. Implicaciones para los migrantes”, organizado por Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo, García Zamora dijo que en la UAZ hicieron un estudio en noviembre y diciembre pasados sobre 29 comunidades de Zacatecas para observar los fenómenos de la migración en medio de la crisis económica. Los resultados más importantes fueron: a) Hay una caída en las remesas a una tasa de más del doble respecto de la caída nacional; b) las remesas llegan más espaciadas, debido, dicen los familiares a que hay menos trabajo en EU y los migrantes ya no tienen dos trabajos, y en algunos casos se quedaron desempleados; c) los emigrados no piensan regresar mientras puedan sobrevivir en EU. El retorno será la última opción pues ven que sería imposible regresar después a ese país en las condiciones actuales.

Urgen empleos. El entrevistado, docente del doctorado de Estudio del Desarrollo de la UAZ, consideró urgente una reorientación del modelo económico de México y como primer paso aplicar una “economía de guerra” para generar empleos, por lo menos 1.2 millones anuales –lo cual debería ocurrir incluso por coherencia, pues Felipe Calderón se promovió en campaña como “presidente del empleo”—; de otra manera ocurrirá una desintegración económica, social y política del país. “El empleo debió ser la prioridad cuando el Congreso aprobó el presupuesto federal”.

Recordó que, según varios analistas, este año la crisis económica en México podría arrastrar a 10 millones de mexicanos a la pobreza, con lo cual sumarán 65 millones en esa condición.

Hasta hoy el Ejecutivo y el Congreso se han mostrado autistas; “tal parece que están esperando estallidos sociales para que tengan que asumir la gravedad de la crisis social, económica, política, de legitimidad y de confianza; parece que quisieran llevar al país al extremo de la colombianización y la pobreza para darse cuenta de que no pueden seguir gobernando de espaldas a la realidad y al bienestar del pueblo. Y eso explica los temores no sólo del Congreso de EU, sino también de los órganos de seguridad y del propio ejército del país.

“(...) Hay un gran cinismo de la clase política mexicana. Están preparando el proceso electoral de 2009 como si no hubiera crisis, y la estimación de que van a derrochar cerca de 18 mil millones de pesos en las elecciones demuestra una actitud criminal, porque con 50 por ciento de eso podrían generarse fondos regionales de desarrollo y fondos emergentes de empleo. Con abstencionismo en las votaciones, la sociedad va a sancionar la incompetencia y mezquindad de la clase política que padecemos”.

Caída del PIB. Sobre Zacatecas particularmente comentó que las remesas que llegaron al estado en los ocho años recientes rebasaron los 600 millones de dólares anuales; en el momento en que caen, se da una recesión; es previsible una caída de 1.5 puntos en el Producto Interno Bruto estatal. “Al margen del presupuesto federal, las remesas son nuestra principal fuente de ingresos propios, la segunda es la agricultura, que está en crisis, con el frijol sin precio. Vemos una tendencia hacia el estancamiento crónico de Zacatecas”.