Agenda Rural
Evento: Foro y 12ª Feria del Maíz y Otras Semillas Nativas. Organizan: el Proyecto de Desarrollo Rural Integral Vicente Guerrero, AC y el Programa de Intercambio, Diálogo y Asesoría en Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaría (PIDAASSA). Lugar: Auditorio de la comunidad de Vicente Guerrero del municipio de Españita, Tlaxcala, México. Fecha: sábado 14 de marzo de 2009 a las 10:00 horas. Informes: Pánfilo Hernández o Alicia Sarmiento, 01 (246) 46-701-38; Rogelio Sánchez o Clara Sánchez, 045 (248)130-76-72 [email protected] Evento: Primera Feria de Alimentos. En defensa de la economía, la cultura y la nutrición familiar, por la memoria del obispo monseñor Romero. Organizan: Rectoría de la Resurrección y la Campaña Sin maíz no hay País del Valle de México. Lugar: Iglesia de la Resurrección : Av. Aztecas esquina Ixtlixochitl, col Ajusco, Coyoacán. Fecha: domingo 29 de marzo. De 10:00 a 16:00 horas. Informes: [email protected]
Evento: Festival Chontal por el Renacimiento de la Tierra y el Mar. Organizan: pueblos chontales, ikoots, mixes y zapotecos del Tianguis Indígena. Lugar: Playa Cangrejo, Morro Mazatán, Oaxaca. Fecha: 21 de marzo de 2009. A partir de las 14:00 horas. Informes: [email protected] / 01-971-72-88-747 / Tzinnia Carranza, al celular 951 5006419 / [email protected]
Evento: Foro Derechos Sociales en México y la Ciudad. Organiza : Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria”, Centro Universitario Cultural y Campaña Nacional Sin maíz no hay País. Lugar: sala 22 del Centro Universitario Cultural, Odontología 35, col. Copilco Universidad. Fecha: 17 de marzo 2009. 10:00 a las 14:00 horas. Informes: Lorena Peralta al 56-59-67-97 ext. 227 / [email protected]
Evento: IV Cumbre de los Pueblos. Organizan: diversas organizaciones. Lugar: Trinidad y Tobago. Fecha: Abril 2009. Informes: www.cumbredelospueblos.org / [email protected] / [email protected]
Documento: “El origen y la diversidad del maíz en el continente americano”. Autores: Dr. José Antonio Serratos Hernández, investigador, coordinador, académico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, para Greenpeace México. Editorial: Greenpeace México
El maíz es el cereal de los pueblos y culturas del continente americano. Las más antiguas civilizaciones de América –desde los Olmecas y teotihuacanos en Mesoamérica, hasta los incas y quechuas en la región andina de Sudamérica– estuvieron acompañadas en su desarrollo por esta planta. Esta asociación entre cultura y agricultura del maíz ha motivado a científicos y humanistas a preguntarse: ¿cuál es el origen de este cereal? ¿Cómo fue su evolución, una vez que los diferentes grupos humanos lo adoptaron y cultivaron para su provecho? Estas preguntas los han llevado a explorar el pasado y en la actualidad, junto al desarrollo científico y tecnológico, han podido descifrar varios de los enigmas que rodean la domesticación de este cultivo. Informes: www.greenpeace.org.mx |
|
|
UNA DE CAL
Campesino canadiense gana juicio a Monsanto
La trasnacional busca acuerdos que limitan derechos de demanda y de expresión
FOTO: Enrique Pérez S. / Anec |
Esta es una historia de David contra Goliat, aunque todavía la piedra que golpeó la frente del gigante es muy pequeña.
Hace dos años Percy Schmeiser, un agricultor que cultiva hoy sólo 64 hectáreas en la provincia de Saskatchewan, Canadá, demandó judicialmente a la trasnacional Monsanto que pagara por la “limpieza” de sus campos porque habían sido contaminados con canola transgénica patentada por esa compañía. Polen transgénico de campos vecinos habían llegado por viento o por insectos a las tierras de Percy.
Previamente tanto Schmeiser como su esposa habían entrado en contacto con la compañía y ésta misma había hecho pruebas para confirmar que efectivamente las tierras estaban contaminadas. “Monsanto no dijo que aceptaban realizar la ‘descontaminación', pero antes de que hicieran la limpieza nos mandaron un formato de liberación de responsabilidades para que lo firmáramos. Tenía dos condiciones inaceptables: que mi esposa, cualquier miembro de mi familia y yo jamás en la vida volveríamos a demandar a Monsanto por contaminación, y que nos comprometíamos a mantener en silencio los términos del acuerdo. Por supuesto rechazamos el convenio”.
La victoria. Fue entonces que Schmeiser decidió contratar las labores de limpieza y envió la cuenta a Monsanto, pero la corporación se rehusó a pagar y dijo que sólo lo haría si el agricultor firmaba el acuerdo de liberación de responsabilidad.
Ya en la corte, en marzo de 2008 el juez ordenó a Monsanto a pagar la descontaminación “y no tuvimos que firmar ningún formato”. El pago fue por 640 dólares canadienses, “y ya puede uno imaginar la pena que le dio a una multinacional de ese tamaño pagar esa cuenta. Muchos de nuestros periódicos en Canadá preguntaron qué está pasando con los empresarios que necesitan ser llevados a juicio para cubrir facturas tan pequeñas”.
El resultado de esta experiencia fue “una gran victoria no sólo para mi familia, sino para todos los agricultores, pues establece un precedente de que Monsanto y cualquier otra compañía tiene que limpiar por la contaminación de transgénicos. Esto es importante pues entramos en el área de las responsabilidades, es decir, tú eres responsable si entras a destruir el trabajo o el campo de alguien más. A Monsanto le gusta llegar a acuerdos antes de que sus conflictos entren a la corte, pero en este caso no se pudo zafar”.
Patentes y derechos. Como se sabe, el conflicto entre estas dos partes viene de antes: en 1998 Monsanto demandó a Schmeiser por “apropiación indebida”, esto es por tener en sus campos semillas transgénicas patentadas por la empresa, sin que hubiera pagado regalías por ellas. La realidad es que para Percy era indeseables tal tecnología, pero le llegó por contaminación genética. El fallo de este juicio fue: “la corte me dijo que no tendría que pagar un solo centavo, pues Monsanto me exigía más o menos un millón de dólares canadienses. Si hubiera perdido el caso, yo no estaría aquí”.
La parte negativa del fallo fue que la corte decidió que Monsanto sí era propietaria de la patente de la canola. “Lo triste es que si ese gen patentado pasa a cualquier otra forma de vida, esa forma de vida pasará a ser de Monsanto también”.
Pero la corte también pidió al Parlamento de Canadá que cree nuevas leyes y reglamentos respecto de quién tiene derecho a patentar una forma de vida, y eso está ahora en proceso de discusión. “Nosotros sabemos ahora que para el futuro de nuestras semillas, de nuestros alimentos, se tiene que proteger los derechos de los agricultores de usar y desarrollar sus propias semillas, y es un derecho que no se debe perder en ningún momento”.
En su enfrentamiento con Monsanto, a lo largo de diez años Percy Schmeiser gastó medio millón de dólares canadienses. “Afortunadamente tuvimos mucha ayuda de mucha gente en todo el mundo y pudimos pagar estos costos. Lo que digo es que ningún agricultor está en condición de enfrentar este tipo de juicios contra multinacionales, y por eso para el caso de México, la recomendación es cerrar absolutamente la puerta al maíz transgénico”, por los efectos negativos ambientales y de salud que implica, pero también por los riesgos judiciales previsibles entre los productores y las trasnacionales de semillas, particularmente Monsanto, que tiene demandados a muchos productores en Estados Unidos por supuesta apropiación ilegal de la tecnología”. (Lourdes Edith Rudiño)
Ecuador
Ley de Soberanía Alimentaria, logros y límites
Francisco Hidalgo Flor
En el Ecuador, la Comisión Legislativa , el actual parlamento en la fase de transición, acaba de aprobar la Ley de Soberanía Alimentaria, que ahora pasa a la Presidencia de la República para que en un plazo de 30 días dé su pronunciamiento.
El texto aprobado tiene aspectos importantes que recuperan demandas campesinas, como los temas de tierra, comercialización y crédito, pero también limitaciones en el enfrentamiento al modelo agroempresarial, como los asuntos de semillas, agroquímicos o las condiciones laborales; se posterga para las leyes secundarias los articulados de mayor impacto económico y político.
La tensión más fuerte giró alrededor de la continuidad o no del texto de la ley, respecto de los contenidos de la nueva Constitución. La Constitución de 2008 coloca el tema de soberanía alimentaria en dos capítulos: por un lado, cuando señala los derechos de la población y la perspectiva del bien vivir o sumak kawsay, y por otro lado, cuando determina los elementos de un régimen de desarrollo social y solidario.
Las disposiciones transitorias de la Constitución establecieron el plazo de 120 días para la expedición de una serie de leyes consideradas fundamentales para dar cuerpo a la nueva situación jurídica, y entre ellas marcó la de soberanía alimentaria.
El principal peligro era que la nueva ley, en lugar de consolidar y ampliar los preceptos constitucionales sobre soberanía alimentaria, los limitara, acotara, o incluso cambiara de sentido.
De hecho, el primer borrador que empezó a circular en los pasillos del Ejecutivo, el proyecto del 17 de noviembre, claramente expresaba una línea agroempresarial y de subordinación de las agriculturas campesinas. Pero dicha pretensión abortó.
Varios factores lo permitieron: el desgaste del gobierno en la ley minera por el rechazo indígena, las resistencias dentro del propio Ejecutivo, la oposición de las organizaciones campesinas aliadas al gobierno y la inminencia del proceso electoral.
Pros y contras. Esto dio paso a un segundo borrador, ahora surgido desde la bancada parlamentaria del partido de gobierno (Alianza País), bajo el formato de una ley muy general y breve denominada Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria, que recoge ciertas reivindicaciones campesinas, pero también hace concesiones al modelo de producción imperante.
Recupera el tema de tierra dentro de la soberanía alimentaria; afirma los temas de función social y ambiental de la tierra, y manda a establecer límites máximos sobre la tenencia, abriendo la puerta a procesos limitados de redistribución. Determina roles del Estado de protección a los pequeños y medianos productores en la comercialización y afirma un seguro agrícola. Constituye la Conferencia Nacional de Soberanía Alimentaria y un Consejo con presencia mayoritaria de las organizaciones populares rurales.
No enfrenta el debate respecto del modelo productivo implantado en las últimas décadas de monocultivo, uso intensivo de agroquímicos y dependencia en semillas; deja intocados los monopolios trasnacionales, y es laxa respecto del control de transgénicos y biotecnología. Eso sí, determina límites claros a la expansión de los agrocombustibles.
Finalmente, establece el plazo de un año para aprobar las siguientes leyes: I) regulación de la banca pública; II) de tierras, territorios y comunas; III) agro-biodiversidad y semillas; IV) desarrollo agrario; V) agroindustria y empleo agrícola, y VI) sanidad animal y vegetal.
Las organizaciones campesinas e indígenas, las instituciones comprometidas con la democratización de las relaciones sociales y productivas en el campo, tienen en el Ecuador dos instrumentos valiosos: en primer lugar la Constitución del 2008 y luego, con limitaciones, la Ley de Soberanía Alimentaria. Ahora la tarea fundamental es construir propuestas comunes y capacidad de presión en torno a las seis leyes secundarias.
|
|
|