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Oscuridad al Inicio del Túnel Organizaciones campesinas, de agricultores, de industriales agroalimentarios y de funcionarios del agro estatales coinciden en que la crisis financiera y económica coloca a México en una condición altamente vulnerable en el sensible renglón del abasto de alimentos, dados los volátiles precios internacionales de los productos agrícolas y la alta dependencia del exterior que en 2008 significó un déficit en la balanza comercial agroalimentaria de cuatro mil millones de dólares con importaciones récord por 23 mil millones de dólares. También están de acuerdo en que el campo representa un elemento de oportunidad para enfrentar la crisis, pues genera empleo –necesario ante el freno que experimentarán quienes quieren migrar a Estados Unidos– y tiene potencial para elevar la producción nacional, siempre y cuando haya estímulo vía políticas públicas. (LER) AMSDA Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario Los secretarios de Desarrollo Agropecuario destacan algunos efectos que México sufrirá por efecto de la crisis financiera de Estados Unidos. “Es predecible, dice, la reducción del flujo de remesas, la disminución del turismo hacia México, un impacto en el flujo de las exportaciones hacia Estados Unidos. Habrá impactos por la caída del empleo rural en Estados Unidos y un menor crecimiento económico”. Igual que las demás agrupaciones, la AMSDA está preocupada por la dependencia alimentaria. Señala que en 2005 la producción nacional de granos y oleaginosas sumó 29 millones 959 mil toneladas y el consumo fue de 47 millones 661 mil (lo cual implicó un 37 por ciento de dependencia del exterior), y para 2010 la producción estimada será de 30 millones 512 mil toneladas, contra un consumo de 51 millones 465 mil (41 por ciento de dependencia), además de que para 2020 el grado de dependencia será de un estimado de 47 por ciento. A ello se agregan los conflictos de los productores para realizar su actividad. Los costos se han encarecido: entre abril de 2007 y el mismo mes de 2008 el precio del fertilizante creció en 65 por ciento, el de combustibles en 43, semillas 30, alimento para ganado 27, maquinaria siete por ciento y químicos cuatro por ciento. La AMSDA propone generar una “alianza para el desarrollo rural sustentable”, que implicaría fortalecer el mercado interno y disminuir la dependencia alimentaria, así como generar fondos para el desarrollo regional. También, en el marco de la crisis, la AMSDA propone evaluar los programas e instrumentos actuales que inciden en el campo para determinar si su efecto es alto, medio o bajo y legislar sobre la temporalidad de los programas, además de identificar con precisión a quienes van dirigidos y sus ciclos de ejecución, y vincular los programas con el financiamiento, para hacer más eficiente el gasto público. CNC Confederación Nacional Campesina La Confederación Nacional Campesina ha La CNC considera que los campesinos y pequeños productores son “gran parte de la solución para México en medio de la crisis financiera” por su aportación a la soberanía y seguridad alimentaria. Aunque también –advirtió ante la prensa Cruz López, presidente de la CNC– los campesinos son un factor de resistencia e ingobernabilidad ante gobiernos que no sean sensibles a la pobreza, migración y falta de empleos. Por medio de sus legisladores, como Heladio Ramírez en el Senado, la CNC está promoviendo la sustitución de importaciones por producción nacional, como en el caso de la leche, donde ha hecho un exhorto a la paraestatal Liconsa para que adquiera “por lo menos el 70 por ciento de la producción nacional” a fin de atender la demanda de los ganaderos de un pago de 5.50 pesos el litro, y que la actividad sea remunerativa y no caigan de quiebra más de 200 mil productores, lo cual resultaría dramático en los actuales momentos de pérdida de empleos en el país. CNA Consejo Nacional Agropecuario Al CNA le preocupa el efecto de los precios internacionales de los alimentos –que alcanzaron picos en junio de 2008, afectados por el uso de granos para objetivos diferentes a la alimentación, por problemas climáticos y por un mayor consumo en países como China e India– en la balanza comercial agroalimentaria, que pasó de dos mil 150 millones de dólares a más de cuatro mil millones en 2007 y 2008. Y expresa inquietud particularmente porque México depende del exterior en 70 por ciento del millón 200 mil toneladas que consumimos al año de arroz, en 58 por ciento de los siete millones de toneladas de consumo de trigo, en 40 por ciento de los 8.3 millones de sorgo, en casi 25 por ciento de los 31.3 millones de maíz y en 15 por ciento de la leche que consume México. La inquietud estriba en que los países excedentarios enfocan sus principales baterías al abasto interno, y nuestro principal oferente, Estados Unidos, tiende a una reducción en su oferta exportable, como en el caso del maíz, que bajará en 21 por ciento entre 2007-08 y 2008-09 (de 69.9 a 55 millones de toneladas) al tiempo que los inventarios de ese país también caen. Para el CNA, la caída en las remesas (de 10 por ciento en 2008, a dos mil 500 millones de dólares) propiciado por la crisis financiera en Estados Unidos es un factor crítico para la economía rural, pues los campesinos de pequeña escala dependen hasta en 20 por ciento de ellas para su ingreso familiar. Afirma que tanto en la crisis global alimentaria como en la financieraeconómica, el campo tiene un “papel fundamental: requerimos generar producción de alimentos y también empleo y actividad económica”. Fortalecer el empleo en el medio rural es un reto prioritario, pues la actividad agropecuaria impacta significativamente en dos tercios de los estados de la República. En Zacatecas, por ejemplo, el agro representa 25 por ciento del PIB y en Sinaloa más del 20, y algo similar ocurre en el empleo; la participación del agro en el mercado laboral de estados como Zacatecas, Guerrero, Oaxaca y Chiapas supera el 30 por ciento. En el caso extremo de Zacatecas llega casi a 40 por ciento. |