RehacerEU, convocatoria de Obama
nte una multitud emocionada, el nuevo presidente dio por terminado en los hechos el mandato de George W. Bush, afirmando que terminó el tiempo de proteger intereses mezquinos y negando tajantemente que la única alternativa para defender a Estados Unidos de Norteamérica obligue necesariamente a decidir entre la seguridad de su país y los ideales de su gobierno.
Nuestra economía se encuentra debilitada, a consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestros errores colectivos
, dijo en clara referencia al presidente Bush, y agregó: comenzaremos a dejarle responsablemente Irak a su gente y a forjar la paz en Afganistán
. De esta manera el presidente Obama comienza una nueva era de paz, trabajo y reconstrucción del país que recibe inmerso en la peor crisis de su historia, y que se ha proyectado a su vez hacia todo el mundo, México, como es natural, en primer lugar, lo que plantea con urgencia atención, unidad nacional e internacional, dado el carácter y la dimensión de esta crisis. Difícilmente se encuentra en la memoria histórica una situación semejante en todos sus complejos aspectos.
Uno de éstos, que marca la profundidad de la crisis, es que el actual presidente sucede a Bush, cuya impopularidad ya era explícita en todos sus actos de gobierno, lo que señalaba la urgencia no solamente de cambio de mando en la Casa Blanca, sino también de política. Era necesario para Estados Unidos marcar una visión universal diferente y presentar al pueblo estadunidense alternativas en cuestiones urgentes y vitales para su vida cotidiana que seguía deteriorándose, así como en lo que toca a su presencia militar derivada de la invasión a Irak y Afganistán.
Barack Obama hizo un llamado a rehacer Estados Unidos. Nada menos. Y lo hizo minutos después de tomar posesión quien acababa de convertirse en el presidente número 44, a los 47 años de edad, lleno de juventud y bríos para enfrentar la difícil situación que dejaba un presidente ya sin fuerza para tomar decisiones, que de suyo fueron siempre, desde el primer momento, impopulares dentro de Estados Unidos, e inadmisibles en el ámbito internacional.
En la mente más conservadora de los estadunidenses y en los círculos diplomáticos se pensaba en Abu Ghraib como en Guantánamo, territorio donde se violaba todo principio con ausencia total en el seguimiento de los más elementales códigos y convenios de guerra hacia los presos que llegaban de otras partes del mundo para ser torturados, juzgados y sentenciados unilateralmente, sin que tuvieran el mínimo derecho de la acción jurídica internacional, que pudiera dejar siquiera un vestigio de defensa, como se dio, incluso formalmente, nada menos que al propio Saddam Hussein.
Entre otras decisiones que revierten las impuestas por Bush, el pasado 9 de marzo Obama anunció la cancelación de los límites en financiamiento federal para la investigación de los embriones de células madre como parte de diversas acciones que habrán de marcar los campos de la ciencia y de la política, según acaba de difundir la Casa Blanca. No es ésta ninguna sorpresa, ya que desde su candidatura lo anunció, contrariando la política de su antecesor. La firma de Barack Obama en el decreto que elimina la prohibición para realizar proyectos de investigación con células troncales humanas de origen embrionario es de gran, importancia porque ayuda a despejar la gran controversia de la intersección entre el campo propio de la ciencia y el de las creencias morales y personales, y la relación de ambas con las acciones de gobierno (The New York Times, 7/03/09, Stout y Harris).
Los embriones de células madre pueden remplazar los órganos desgastados del cuerpo humano, así como las células que no funcionen; por tanto, muy probablemente con estas investigaciones se podrán desarrollar tratamientos para la diabetes, para enfermedades del corazón, el mal de Parkinson, e inclusive para tratar lesiones vitales, como puede ser el daño en la columna vertebral.
En el acto mencionado el presidente involucró también al Congreso. El alcance científico del desarrollo de las células madre también se aplicará a las fundaciones sobre la investigación de la diabetes juvenil, lo que ha despertado interés entre la comunidad científica estadunidens e internacional, marcando el inicio de una era de científicos que toman decisiones científicas
.
Según parece, el presidente Obama revisará otros asuntos, como los referentes al cambio climático, educación sexual, anticonceptivos
En entrevista concedida al diario El País (sección Negocios, 5/01/09), Barak Obama dijo: necesitamos tomar medidas audaces para evitar lo peor
, admitiendo sentirse abrumado por los retos que nos aguardan, y rechazando los excesos de confianza.
Obama apuesta por medidas audaces para evitar lo peor
, habiendo planteado como medida inicial de estímulos económicos alrededor de 775 mil millones de dólares, de los cuales sus asesores repiten que el peligro es quedarse cortos en la financiación de esos estímulos. Ellos señalan que sería conveniente llegar a 1.2 billones de dólares como han recomendado algunos economistas, porque, explican, necesitamos un plan de recuperación importante para ayudar a poner en marcha de nuevo a la economía, que a corto plazo va a costar mucho dinero, pero siempre será mucho menos que el que nos supondría dejar que la economía prosiguiera en la espiral de deterioro que ha emprendido
.
En lo que se refiere al plan de rescate aseguró que todo el dinero ha de gastarse en crear empleo y estabilizar la economía
, afirmando con ello que en materia de energía necesitamos fuentes alternativas, eficiencia e independencia energética
, en todo caso, Paul Krugman asegura que el fracaso de la política monetaria en esta crisis demuestra que Keynes lo entendió rápidamente y que el pensamiento que iniciamos está detrás de los planes de Obama para rescatar la economía.
El profesor de Economía de Princeton y Nobel de Economía 2008 aseguró también que ésta es nuestra hora de la verdad, al tiempo que se pregunta si haremos realmente lo necesario para evitar la segunda gran depresión.