Multitud congregada en El Alto, Bolivia, durante la promulgación de la nueva Constitución, 7 de febrero de 2009. Foto: Heriberto Rodríguez

 

“Toditos los aquí presentes somos guerrilleros”

Georgina Merino, El Alto, Bolivia, 7 de febrero. Amanece con negros nubarrones que amenazan con una tormenta terrible. Aun así, los contigentes siguen llegando a El Alto a participar en la firma de la nueva Constitución política de Bolivia. Son más fuertes y contundentes los puños alzados que irrumpen como relámpagos en el cielo como si quisieran acariciar al Illimani, que observa altivo la decisión de su pueblo por un mundo mejor e incluyente. Atrás queda la situación que vive el país con las denuncias de corrupción de Santos Ramírez, presidente de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), cooptado por la CIA, y que lo involucra en un contrato con la empresa Catler Unservice para construir una planta separadora de líquidos por 86.3 millones de dólares.

El lugar parece un hervidero de delegados y comunidades indígenas del altiplano y de las zonas bajas de Bolivia. Es un día de fiesta.

El presidente Evo Morales firma la Constitución, y en su discurso ante los miles de campesinos y trabajadores afirma: “Esta nueva Constitución boliviana garantiza la igualdad de oportunidades para la gente del campo y de la ciudad, garantiza fundamentalmente la unidad, la igualdad y la dignidad de todo el pueblo boliviano, y si hablamos de la dignidad yo quiero decirles que sólo la sabiduría de nuestros pueblos, de nuestras fuerzas sociales, ha permitido identificar, resistir y derrotar a los agentes externos, derrotar al imperialismo norteamericano”.

Entre los contigentes que marchan en formaciones compactas está una mujer aymará que viene de Ingabe, cerca de la cordillera que colinda con Perú. Desborda alegría y agita el estandarte de su organización: “en este día tan especial, me siento alegre, feliz, estamos presentando la nueva Constitución política que nosotros necesitamos porque nunca ha existido. A veces tengo ganas de llorar, porque queremos mucho a nuestro presidente Evo Morales Ayma, que está haciendo por lo menos algo por el país, algo para Bolivia, algo para las personas postergadas, que hemos sido olvidadas. Porque él está viendo a todas las comunidades rincón por rincón, nos está reportando como ningún gobierno. Eso es lo que queremos y, como nunca, queremos a este gobierno”.

Ya quedaron atrás los días aciagos que vivieron cuando se enfrentaron a las balas para derrocar al lacayo neoliberal Goni Sánchez de Losada, después de que masacrara a 65 personas e hiriera a cientos más. Las luchas heroicas de los pobladores de El Alto impidieron que se siguiera saqueando al país y forzaron al Goni a salir huyendo a los Estados Unidos.

Un anciano indígena que camina junto a otros mallkus (autoridades tradicionales) de su comunidad, señala a todos los presentes y, con la seguridad que le da su edad, espeta: “Ésta es la guerrilla boliviana, toditos los aquí presentes somos guerrilleros”.

Un joven grita muy emocionado que esta nueva Constitución “va a cambiar muchas cosas, muchas estructuras”.

–¿Quién cambia, el presidente o el pueblo?

Y responde: “El pueblo, pues el presidente es momentáneo, es pasajero, es una coyuntura por la que estamos pasando, vienen otros más, no es el único, vienen más del mismo pueblo”.

Un artesano de La Paz, de 40 años, se muestra “realmente feliz porque hoy es un día muy especial, porque se ha promulgado la Constitución, es algo que hemos esperado bastante tiempo. Por eso estamos muy felices que un presidente haya promulgado la nueva Constitución y está refundando un nuevo país hacia todo el mundo. Funda­mentalmente es la incorporación de los pueblos originarios, hemos vivido en exclusión durante todos los tiempos anteriores en la república de Bolivia y esta nueva Constitución contempla la participación íntegra de los pueblos originarios, eso es lo lindo, por eso estamos contentos nosotros. Yo soy aymara y me siento muy feliz”.

–¿Y los que no son indígenas?

“También es para ellos. Esta nueva Constitución está para los aymaras, los quechuas, los guaraníes y para todos los que viven en este país y al mismo tiempo, es para el boliviano, para la clase media y todos los bolivianos, eso es lo lindo de esta Constitución. Como artesano tengo que saber lo que está pasando a nivel político y social, eso es mi obligación”.

Benedicta, de 55 años, y ex dirigente de la Unión Nacional de Mujeres Bartolina Sisa, originaria de Surinoco en Oruro, avanza con su wiphala en la mano. La siguen otras mujeres de su comunidad. Radiantes con sus trajes típicos y portando sus sombreros, se detienen para platicar: “Nos ha costado sangre, tantas luchas hemos hecho, tantas marchas, cada año, nos ha costado lograr esta nueva Constitución política del Estado, es la propuesta de nosotros de cómo vivimos y cómo queremos vivir.

–¿ Y quién hizo la Constitución?

“El pueblo, pues es de nosotros, de las organizaciones, del pueblo boliviano, rural y urbano, es de todos las bolivianas y  los bolivianos. Nosotros hemos nacido a la nueva Constitución política. Estamos muy felices, porque están nuestras propuestas de cómo queremos estar porque antes nosotros hemos sido explotados, porque más atrás totalmente ha habido discriminación para nosotros. Para nosotros no ha habido justicia. En 2003 hubo matanzas aquí y no hubo justicia. Para nosotros es un dolor la muerte de niños, jóvenes y de mucha gente. Y todos ellos dieron su vida por recuperar nuestros hidrocarburos, nuestras riquezas que no estaban nacionalizadas pues estaban en manos de los neoliberales, porque nos han manejado, nos han gobernado los neoliberales y nos han tratado como inquilinos, nos han vendado el ojo y puesto candado a nuestra boca. Ahora somos dueños porque recuperarlo nos ha costado sangre. Nos hemos unido el pueblo boliviano y hemos vencido. Y a nivel latinoamericano estamos venciendo”.

Entre la multitud viene Leonida Zurita Vargas, senadora suplente, dirigente cocalera de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa. Se explaya con soltura: “Para nosotros esta fiesta grande donde se refunda la patria, donde todos juntos, hoy más que nunca, somos incluidas: viejos, viejas, jóvenes, señoritas, toda la juventud y niñez, es una alegría donde se hace una patria grande con la participación del pueblo boliviano. A pesar que algunos grupos ya son cadáveres políticos que se han organizado, se han unido para contrarrestar al pueblo, pero el pueblo dijo sí a la nueva Constitución. Nunca más seremos discriminadas, por eso hoy día donde estemos, hermanos y hermanas, donde se encuentren, se va aplicar la nueva Constitución, hay que defenderla porque no es de uno, hoy es del pueblo boliviano, donde participa, elige y decide. Donde hermanos y hermanas han dado la vida, los sueños de Tupac Katari y Bartolina Sisa ahora se cumplen. Donde han perdido la vida los de Chaparé, aquí en la ciudad de El Alto, por el tema del gas y en otros departamentos con la guerra del agua, hoy los servicios básicos son un derecho para toda la población boliviana. Para nosotros más que nunca, aquí lo tenemos, en corazón, que este sacrificio de nuestros hermanos que los asesinaron, hoy tenemos la nueva Constitución que nos defiende en nuestros derechos”.

 

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