Gases de efecto invernadero y el cambio climático amenazan la fauna, reporta el organismo
Los gobiernos del mundo podrían darles el tiro de gracia si no asumen compromisos globales en la próxima convención de Naciones Unidas, dice representante de la organización en México
Sábado 14 de marzo de 2009, p. 2
De continuar con políticas tibias
para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, el impacto del cambio climático podría causar la extinción del oso polar en 75 años, del tigre de Bengala en 50 y de 80 por ciento de arrecifes coralinos para mediados de este siglo, alertó el informe de cambio climático y especies, elaborado por el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
Este documento se centra en el estudio de 10 especies emblemáticas de la fauna mundial y que, ya amenazadas por la actividad humana, el calentamiento global del planeta los pone en la frontera de la extinción. Las especies que incluye el reporte en esta categoría son: el oso polar, el tigre de Bengala, los arrecifes de coral, los canguros, las ballenas y los delfines, los pingüinos, las tortugas marinas, los orangutanes, los elefantes africanos y los albatros.
En conferencia de prensa, el director general de esta organización en México, Omar Vidal, aseguró que estas especies además son indicadores
de lo que puede pasar con miles de especies
; sostuvo que el futuro de estos animales dependerá en gran parte de la seriedad de los compromisos que los actores políticos internacionales asuman en la Conferencia de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, que se llevará a cabo el próximo mes de diciembre en Copenhague, Dinamarca.
Si en esa reunión no se toman compromisos importantes en cuanto a reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y permitimos que el planeta eleve su temperatura en más de dos grados centígrados para 2050, las especies mencionadas recibirán su tiro de gracia
, advirtió el activista.
La zona más vulnerable
Al abordar especie por especie, Vidal indicó que los animales más amenazados son los que viven en las zonas polares, en particular el oso y el pingüino, debido al deshielo de los bloques glaciares.
En el caso del oso polar, el informe asegura que el impacto del cambio climático podría hacer que se pierda 42 por ciento de su hábitat y dos terceras partes de su población para mediados del presente siglo, lo que causaría su su extinción en 75 años.
En el caso del tigre de Bengala podría perder más de 70 por ciento de su hábitat en 50 años, lo que haría casi imposible su supervivencia.
La muerte masiva de los corales será algo regular
para 2060, por lo que se advierte que 80 por ciento de los que existen en el mundo podrían extinguirse en muy pocas décadas.
Los canguros podrían perder 80 por ciento de su hábitat e incrementar su vulnerabilidad a depredadores no nativos. El orangután, que de por sí ya está muy amenazado por la desaparición de su hábitat, con el cambio climático podría vivir una situación muy delicada, porque ante un incremento de incendios, su movilidad sería muy lenta y acabaría en llamas
.
El elefante, otra de las especies emblemáticas de nuestra civilización, se espera que para 2080 perdería 20 por ciento de su hábitat, lo cual implicaría, según el documento, una fuerte reducción en las fuentes de alimento y de agua, con lo cual, no sólo provocaría una situación crítica para la supervivencia de sus crías, sino que además esta especie entraría en conflicto con el humano, por el acceso a los recursos hídricos.
Con las tortugas marinas la situación no sería menos grave. Un aumento de temperatura mayor de dos grados centígrados mataría la vida de huevos e influiría en el sexo de las crías, lo que provocaría que sólo se produjeran tortugas hembras, y con ello pondría en peligro su reproducción.
Por lo que Vidal subrayó que, si bien aún se está a tiempo de evitar la catástrofe de la biodiversidad del planeta, no sólo es necesario que los gobiernos del mundo se sumen a un compromiso serio en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, sino que también se debe reducir la presión sobre estas especies causada por las actividades productivas humanas.