La memoria es el tema de la exposición más reciente de Víctor Guadalajara (DF, 1965). Por ello muchas de las obras, en especial los cuadros, están divididos en muchos fragmentos.

Memoria, que hoy concluye en la galería Aldama Fine Art (Palacio de Versalles 100 L-B, Lomas Reforma), comprende 32 obras entre pintura, gráfica, objeto y una escultura, ya que la idea es presentar las disciplinas que trabaja el artista, aunque faltó la cerámica.

Esta serie, expresa Víctor Guadalajara, partió de un libro que hice en gráfica con un amigo neurofisiólogo dedicado a estudiar la memoria en los animales. Me gustó mucho la idea de tratar de pintar pensando en la memoria, pues sin ésta nada hay. Entonces, traté de hacer una imagen de imágenes, como flashazos de las cosas.

–¿Usted trata de recuperar la memoria?

–Más que recuperar, a veces no se acuerda uno de lo que quiere. Es como evidenciar o hacer muy claro que somos memoria. Nuestras ideas, nuestros conceptos, inclusive la evolución misma es memoria.

“Nuestros recuerdos, sensaciones y toda esa memoria es visual. Pienso que para recordar tienes que ver una imagen.

“La idea es tratar de ver imágenes de mi memoria, también pueden ser de mis vivencias. Es un poco abstracto, entonces es mío. Pienso que si hay objetos metidos de repente en las piezas o hay historias –en algunos cuadros pedazos de mar o de piedras, cosas que son recuerdos–, están construidos a partir de muchas imágenes para armar una sola.”

Volumen y materia

–¿Realiza algún ejercicio para hurgar dentro de la memoria?

–Dibujo mucho y los grabados –tengo muchos años haciéndolos– son como una especie de proceso de la pintura. Trabajo sobre el papel, veo los resultados que hay en la gráfica y muchas veces me ayudan a resolver mis cuadros.

–¿Hace algún tipo de ejercicio mental?

–No en particular. Escribo a veces un poco, pero es más inmediato el asunto. Tengo una idea y la trato de empezar a trabajar. Es como más gráfico, más plástico. Empiezo a trabajar con mi idea en papel, primero. Tengo muy claro qué deseo hacer, pero cómo centrar los motivos, el fin, es sobre el proceso.

La obra de Víctor Guadalajara se caracteriza por ser construida. Aunque también se considera abstracta, el entrevistado asegura no estar peleado con la figura.

Con trayectoria de más de 20 años, su trabajo también se distingue por los volúmenes y mucha materia. La exposición es “una especie de reinvento de lo que hacía antes que eran estas piezas como infladas, con una estructura detrás e irregulares.

“Ahora hay volumen, pero son planos. Los cuadros que más me interesan de Memoria están construidos sobre un plano. Lo que pasa es que son muchos planos, pero las cosas no están cóncavas o convexas, sino planas. Incluyo un poco de xilografía, sin perder ese sello de mi trabajo: la construcción y la cosa de armar. Es un paso adelante de lo que había hecho, que era como forrar con tela las cosas y pintarlas. Consigo el mismo resultado con otra forma de trabajar.”

Una constante de su paleta es su gusto por los colores tierra: los ocres, los rojos, los óxidos y el negro humo.

Ahora, sin embargo, hay piezas que tienen mucho color, que me imagino habla de mi estado de ánimo, de que estoy contento con lo que hago, que estoy en una buena época de mi vida con el trabajo.