El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) prevé un desequilibrio mayor en las finanzas públicas, lo que impedirá al gobierno federal cumplir con los programas anticíclicos. Señala que el marco macroeconómico con el que se aprobó el Presupuesto para 2009 ha cambiado radicalmente, a lo que se suma la caída de 2 por ciento en el producto interno bruto (PIB), como lo anticipa la Encuesta de Expectativas del Banco de México, un tipo de cambio mayor al presupuestado y un precio del crudo de exportación muy por debajo de lo previsto.

Lo anterior, dijo en su análisis semanal, complica cada vez más la posibilidad de que el gobierno federal pueda hacerse de los recursos suficientes para enfrentar todos los compromisos que ha hecho.

Apuntó que los efectos de esta coyuntura ya se observan en las finanzas públicas del primer mes, cuando los ingresos presupuestales del gobierno cayeron 9.9 por ciento respecto a los obtenidos en igual mes del año pasado, al captarse 15 mil 551.8 millones de pesos menos a lo previsto en el calendario de estimación de ingresos para 2009.

Si bien ya se esperaba que los ingresos petroleros fueran a la baja, como consecuencia del desplome de los precios internacionales del crudo, el que en enero éstos fueran 26 por ciento menores a los del año pasado –que en términos absolutos significó un baja de más de 15 mil millones de pesos–, deja claro que el margen de maniobra de las autoridades para implementar los programas propuestos se reduce de forma importante, aun cuando parte de esa disminución se compense con el pago de las coberturas petroleras. No hay que olvidar que los ingresos petroleros representan cerca de una tercera parte del total de recursos del sector público, indicó el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial.

Sin embargo, apuntó el CEESP, lo más preocupante es la disminución de 4.8 por ciento en los ingresos tributarios, pero en especial la caída de 17.2 por ciento en la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA), que en términos monetarios significó una baja de 6 mil 239 millones de pesos respecto a lo obtenido el año pasado, toda vez que refleja claramente el debilitamiento del consumo en el inicio del año.

De mantenerse este entorno de menores ingresos, aumenta significativamente la posibilidad de que el déficit público al finalizar el año sea mayor al presupuestado, de 1.8 por ciento del PIB, aun sin ampliar el gasto para dar cumplimiento a los programas anticíclicos.

Aunque fuese factible ampliar el déficit para atender la crisis, esto tendría que ir acompañado de un programa que permita recuperar lo más pronto posible la estabilidad de las finanzas públicas, consideró el organismo y recomendó que, dada la coyuntura, el mayor logro durante el presente año sería ejercer el gasto presupuestado por el Congreso, lo que implica una mayor eficiencia en su asignación. Una opción sigue siendo modificar su estacionalidad, agilizando el ejercicio de los recursos, pero para ello se requiere mayor flexibilidad en la Ley de Servidores Públicos, planteó.