El pintor valenciano, naturalizado mexicano, Vicente Gandía, murió ayer a los 74 años en su casa de Cuernavaca, Morelos.

Durante más de medio siglo encabezó una vigorosa vertiente plástica. Llegó a México en 1951 e ingresó a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pocos años después determinó consagrar su vida a la pintura.

Cuando recibió un homenaje por su medio siglo de trabajo dijo en una entrevista a La Jornada: “La pintura se hace en serio; no veo otra manera de pintar un cuadro si no es encerrarse en un cuarto y pasar allí cuatro o cinco horas. Defiendo mis horas de trabajo como una fiera. Lo que tengo que hacer es enfrentarme cada día con la tela. Vivo al día, a ver cómo la libro hoy y ya. No sé qué va a pasar con mi pintura. Va a haber un cambio. No sé por dónde, pero lo presiento. Uno no está desarrollado nunca. Lo único que intento más que ser pintor es ser persona, que eso es una cosa tremenda y dificilísima.

Fui muy inquieto y muy curioso. Pasé por la cerámica, los tapices, la joyería, los vitrales, muchas cosas. Tengo energía para tantas horas de trabajo. ¿A dónde las voy a meter? Pues todo a la pintura.

Gandía mostró su obra en distintos países. Más de 40 exposiciones individuales. Muchas de sus pinturas permanecen en las colecciones permanentes de museos de la relevancia del de Arte Moderno de Nueva York y Barcelona. La UNAM posee también algunos de sus cuadros como parte de su patrimonio más importante.