La educación de calidad es un derecho de todos los niños, pero no es justo que sólo quienes poseen dinero disfruten de mejor educación, manifiesta José Guadalupe Moreno de Alba, uno de los lingüistas más relevantes de México y director de la Academia Mexicana de la Lengua.

Al respecto, reconoce que la enseñanza ha sido un fracaso en términos comprobados porque las calificaciones internacionales no colocan al país en los primeros sitios en lectura y escritura.

Creo que la educación oficial debería ser de la misma calidad que la privada. Esta diferencia educativa le hace daño al país. Las condiciones económicas de otras naciones favorecen una mejor educación y al haber una buena enseñanza la lectura y escritura mejoran.

El galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008 en la categoría de lingüística y literatura coordinó el libro La enseñanza del español en México, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, que ofrece soluciones para mejorar el aprendizaje.

Con un grupo de investigadores, profesores, pedagogos, lingüistas, filólogos y estudiantes de maestría y doctorado, Moreno de Alba analizó cómo se enseña en las escuelas de diversas partes del país de diferentes niveles para conocer los programas de estudio de los niños y luego descubrir por qué otros países tienen éxito en el aprendizaje de la lectura y los mexicanos no.

En entrevista con La Jornada, explica que “el volumen que saldrá este año ofrece algunas soluciones. Siempre pedí al grupo que trabajó conmigo que nuestras propuestas no fueran absurdas, en el sentido de que para corregir no se les va pagar el triple a los profesores, es decir, lo que tratamos –con todas las limitaciones del sistema educativo actual– es de mejorar la enseñanza en lengua española”.

Por dignificar a los docentes

Según Moreno de Alba, si los niños comprenden lo que leen y saben lo que se quiere transmitir aprenderán mejor la historia, la biología, la geografía y hasta las matemáticas, porque el vehículo que transmite los conocimientos es la lengua escrita en los libros.

Hay que convencer a los padres, a los niños y a los maestros de que enseñar a leer y escribir no es algo mecánico, sino algo fundamental para la cultura en general, advierte.

La pianista María Teresa Rodríguez, ayer, al recibir el galardón en el rubro de bellas artesFoto José Carlo González

Con base en la investigación de los especialistas, Finlandia y Corea del Norte siempre están a la cabeza en la enseñanza de la lectura a los niños. En los dos casos notamos que las condiciones económicas son muy diferentes a la de nuestro país; vimos que los grupos en cada aula son muy pequeños y esto ayuda mucho. También observamos que los maestros, sobre todo los de educación elemental, son personas con una profesión muy acreditada, aclara Moreno de Alba.

La figura del profesor es muy respetada y pagada correctamente. Los maestros están bien preparados y trabajan de manera placentera. En nuestro país me da la impresión de que no hemos aprendido a respetar a los profesores, asignarles un buen lugar en la sociedad; quizá también a ellos como gremio les ha faltado convencer de la nobleza de su trabajo, agrega el lingüista.

Aseguró que México todavía no tiene un método adecuado para enseñar la lectura de comprensión porque se sigue experimentando con diversos programas y no se da tiempo para conocer cuál sistema educativo funciona.

Moreno de Alba es autor de libros como Minucias del lenguaje, Diferencias léxicas entre España y América, La pronunciación del español de México y La prefijación del español mexicano.

Moreno de Alba recordó que al ingresar a la carrera de lengua y literatura española en la UNAM descubrió que el estudio de la lingüística, de la gramática, de la fonología y la sintaxis te-nía un carácter más científico y técnico, así que decidió realizar una maestría y doctorado en la especialidad de lingüística, donde conoció a su maestro don Juan Miguel Lope Blanch, quien obtuvo también el premio nacional.

Moreno de Alba expresó que con el empleo del correo electrónico y el uso de los mensajes telefónicos cifrados o abreviados volvió a practicarse la comunicación escrita, debido a que los jóvenes eran incapaces de escribir cartas. Sin embargo, precisó que los niños y los adolescentes deben aprender que existe otra manera de escribir: la que aparece en los libros.