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Desestima el ex presidente cubano rumores de una presunta discrepancia en la cúpula

Avala Fidel Castro remplazos de Raúl; los destituidos son indignos

Sus ambiciones de poder llenaron de ilusiones al enemigo externo, acusa el ex gobernante

Alude en sus críticas a Carlos Lage y Pérez Roque, antes considerados cercanos colaboradores

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Esteban Lazo, vicepresidente cubano (a la izquierda), Bruno Rodríguez Parrilla, nuevo ministro del Exterior (de lentes), y Rodrigo Malmierca Díaz, designado ministro de Comercio Exterior e Inversión ExtranjeraFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de marzo de 2009, p. 29

La Habana, 3 de marzo. Fidel Castro dijo hoy que fue consultado para los cambios de gobierno del lunes y sorpresivamente acusó a dos de los destituidos, sin nombrarlos, de haber alimentado ambiciones debidas a la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, que los condujeron a un papel indigno, ante lo que el enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos.

El ex mandatario, de 82 años, difundió el martes un artículo, el primero que publica en 16 días, con el que introdujo un elemento inesperado, aunque aún confuso, en la situación creada por el relevo masivo de funcionarios.

Su acusación está dirigida aparentemente contra Carlos Lage Dávila, quien fue depuesto como secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (gabinete compacto) y contra Felipe Pérez Roque, hasta ayer ministro de Relaciones Exteriores. Sus nombres acapararon titulares en las reseñas de prensa de los remplazos y Castro se refirió a los dos mencionados por los cables como más afectados.

En el comunicado oficial que anunció el sacudimiento del gobierno no aparecían los cargos que lanzó Castro quizá contra dos de sus más cercanos colaboradores durante dos décadas. El texto tampoco sugería algún conflicto de moral pública y, por el contrario, todos los destituidos recibieron el tratamiento de compañero, un concepto clave en el código político cubano, que excluye alguna falta de ese orden.

En los sitios web oficiales Lage aparecía hoy como integrante del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y vicepresidente del Consejo de Estado y Pérez Roque como miembro de este último organismo.

Reporteros gráficos de la prensa extranjera que cubrían esta tarde la visita del presidente dominicano Leonel Fernández, vieron a Lage caminando por un pasillo del Palacio de la Revolución, al parecer con su sustituto en el Consejo de Ministros, el general de brigada José Amado Ricardo Guerra y otros funcionarios.

Pero no hubo placas ni tomas de video porque todo el equipo estaba en ese momento en la rutinaria revisión de seguridad.

La nota oficial del lunes citaba un discurso del presidente Raúl Castro, reclamando institucionalidad en la función pública, y sugiriendo así un reproche disciplinario, pero no había forma de asociar alguno de los relevos con una acusación como la que lanzó el martes el ex mandatario.

En cualquier caso, ni las alusiones elípticas del texto oficial ni las acusaciones que hizo Fidel Castro pueden identificarse, ante la falta de informes precisos sobre lo que puede estar ocurriendo en la cúpula gobernante cubana.

Sin información oficial, los medios cubanos guardan silencio. Los dos diarios nacionales publicaron el martes el comunicado del Consejo de Estado y fotos de los nuevos funcionarios, sin una línea de más. El texto fue leído íntegramente en los noticieros, pero el principal programa televisivo de comentarios miraba hacia otro lado, ocupándose el lunes y el martes de temas internacionales.

Otras caídas

En abril del año pasado, ya en el gobierno de Raúl, fue cesado el ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez. Fidel escribió que fue consultado, evitó referirse a las críticas al sistema de enseñanza que la población volcó en foros abiertos en 2007 y se lanzó contra el defenestrado, a quien culpó de estar agotado, de haber perdido energía y conciencia revolucionaria, de haberse atribuido méritos personales y de viajar al exterior con frecuencia.

Gómez había permanecido 18 años en un cargo que era observado muy de cerca por el propio Castro.

En 2002 fue expulsado deshonrosamente del PCC Roberto Robaina, acusado de prácticas deshonestas durante su gestión como ministro de Relaciones Exteriores (1993-1999), según una versión oficial difundida en un video de circulación limitada. La cinta reseñó inculpaciones administrativas y políticas, pero no hubo cargos judiciales.

Igual que Lage y Pérez Roque, Robaina fue líder universitario y de la Juventud Comunista y un cercano colaborador de Fidel Castro.

En 1992 fue destituido del Buró Político del PCC Carlos Aldana, quien encabezaba entonces el poderoso aparato de información y propaganda y las relaciones internacionales de la organización. Se le acusó de manejos administrativos irregulares, pero tampoco se le fincaron cargos.

En el pasado reciente el caso más grave de destitución fue el que llevó al fusilamiento en 1989 a cuatro altos oficiales, entre ellos el general de división Arnaldo Ochoa, ex jefe de la misión militar cubana en Angola, bajo cargos de corrupción y narcotráfico. En otras causas cayeron en la época el ministro de Transporte y vicepresidente del gobierno, Diocles Torralba, acusado de malversación, y el del Interior, José Abrantes, acusado de malos manejos y de negligencia al no informar de irregularidades en su despacho.

Nunca los propuse

En su columna Reflexiones de este martes, Fidel Castro dijo que fue consultado del cambio en el gobierno, aunque no había obligación al respecto, ya que renuncié hace rato a las prerrogativas del poder y desestimó la hipótesis de que se trate de un remplazo de funcionarios afines a él por otros más cercanos a Raúl.

El comunicado oficial había indicado que la decisión fue adoptada en una reunión del Consejo de Estado, celebrada el lunes, a propuesta de su presidente (Raúl Castro), previa consulta con el Buró Político del Comité Central del PCC.

Fidel aún es el primer secretario del PCC y, por tanto, miembro del Buró Político. Además, el parlamento autorizó expresamente el año pasado a Raúl a consultar con su hermano mayor las decisiones más trascendentes.

Sin embargo, la nota oficial del lunes omitió señalar explícitamente la consulta personal a Fidel, a diferencia de otras ocasiones, en las que Raúl hizo constar esa diligencia.

El ex mandatario también rechazó que las designaciones efectuadas durante su ejercicio del poder fueran de su responsabilidad: La mayoría de los que fueron remplazados nunca los propuse yo. Casi sin excepción llegaron a sus cargos propuestos por otros compañeros de la dirección del Partido o del Estado. No me dediqué nunca a ese oficio. Jamás subestimé la inteligencia humana, ni la vanidad de los hombres.

A continuación Fidel Castro se refirió agriamente a dos de sus antiguos subordinados: No se ha cometido injusticia alguna con determinados cuadros. Ninguno de los dos mencionados por los cables como más afectados, pronunció una palabra para expresar inconformidad alguna. No era en absoluto ausencia de valor personal. La razón era otra. La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos.