El mundo del table dance llegó este sábado al Palacio de Minería en la persona de una de sus protagonistas, pero esta vez no hubo tubo ni privados, ni clientes amables o impertinentes, ni cuentas que entregar, sino la voz cálida de la escritora y periodista Gabriela Granados, quien compartió el lado más humano de su experiencia durante un año como bailarina en diversos antros de México.

En un Salón de Actos lleno, sobre todo por jóvenes, Granados contó de nuevo cómo la crisis financiera personal la llevó a la decisión de meterse a teibolera para pagar sus deudas, y cómo eso la llevó a conocer desde adentro los trasfondos de ese mundo, vedado para la mayoría, y finalmente la llevó a escribir Susana: memorias del table dance (Grijalbo).

En la presentación de su trabajo de investigación, que se ha convertido en éxito editorial, Granados supo de la importancia de ver a su público y lectores en directo, sin la mediación de la radio, la televisión o la prensa escrita.

A Granados le interesó sobre todo destacar el contenido humano de su experiencia de investigación. Fueron muchos cuestionamientos con los que se topó durante ese año.

“Al hacer periodismo encubierto se tiene acceso a mucha información, mucho más que  cuando uno llega y se presenta como periodista. Pero el periodismo encubierto es también muy delicado, porque se puede tener acceso a información muy comprometedora para ciertas personas, o peligrosa de manejar.

Entonces, lo que guía mi ética periodística es lo humano, más que la denuncia y que cualquier otra cosa. La brújula de mi trabajo es el fondo humano: cómo se vive, qué motivaciones hay, qué emociones, qué relaciones, qué dificultades. A final de cuentas el corazón es lo que me mueve.

Al término de la presentación, Granados compartió que le impresiona de manera positiva el buen recibimiento de su libro, porque me demuestra que la sociedad no es un monolito moralista en estos tiempos de fundamentalismo.

Dijo que hay mucha gente honestamente interesada en otra cosa que el puro juicio moral. Yo traté de escribir de esa manera, sin señalar, sin condenar, sin escandalizarme, pero tampoco ensalzar, sino como lo viví: desde el corazón.

La forma en que la sociedad mexicana recibe esa perspectiva del libro, agregó, le impresiona gratamente. Dentro de todo, como que sí hemos crecido en la receptividad ante diferentes problemáticas sociales.

Uno de los presentadores, el periodista Carlos Loret de Mola, recordó que conoció a Gabriela Granados en el taller del periodista alemán Günter Wallraff; destacó que trabajos periodísticos como Susana: memorias del table dance hacen falta en México, donde predomina el abuso de las reacciones y las declaraciones por encima de la investigación.