A 25 años de la muerte del escritor Julio Cortázar su obra sigue vigente, porque permite al lector penetrar en otras dimensiones, al ser uno de los primeros autores modernos en explorar el tema del desdoblamiento y revelar una vida distinta, señaló el escritor Ignacio Solares durante el homenaje al narrador argentino, que se realizó este domingo en el Palacio de Bellas Artes.

Los escritores Hernán Lara Zavala, Mario González Suárez, Emmanuel Carballo y Eduardo Casar también participaron en el homenaje, denominado Las armas secretas de Julio Cortázar, en el que destacaron por qué la literatura fue un juego de palabras para el cronopio mayor.

Ante decenas de personas que llenaron la sala Manuel M. Ponce del recinto cultural, Solares explicó que Rayuela es una historia plagada de sucesos; lo importante es que revela una realidad distinta de la que sigue al escenario de sucesos, lo que obliga al lector a compartir la verdadera vida, la genuina vida que está escondida bajo aquélla en la que vivimos de manera consciente.

Destacó que la fantasía es el lujo del hombre que se sabe otro: en el caso de Cortázar el tema es la otredad obsesiva. Un tema único que sus ficciones van desarrollando en altos retrocesos desde su perspectiva y métodos distintos, ese denominador común que hace que sus cuentos y novelas puedan leerse como fragmentos de un vasto disperso, pero al mismo tiempo como un riguroso proyecto creado, como un sueño, con un contenido manifiesto y otro latente.

Al finalizar la participación de Solares, Eduardo Casar leyó un fragmento de Rayuela, mientras en una pantalla se proyectaban imágenes de Cortázar de sus viajes y amigos.

Hernán Lara Zavala señaló que los cuentos de Cortázar se caracterizan por la inclusión de una realidad en otra; el paso de lo real a lo fantástico se produce con frecuencia y violenta la identidad de los protagonistas. Hay muchos cuentos en los que Cortázar aborda el tema del doble para adentrarnos en un misterioso mundo de ficción.

Recordó que el autor de Historias de cronopios y de famas fue uno de los primeros escritores modernos en explorar el viejo tema del desdoblamiento.

Lara Zavala agregó que Cortázar “juega con las palabras para transportarnos de una realidad a otra, de lo cotidiano a lo insólito. Muchas veces, sus personajes tienen algo que nos perturba, que nos invade, nos doblega, incluso nos marca, nos hace conscientes de nuestra estatura humana y nos permite identificar nuestros temores y dudas.

“Existía –subrayó Lara Zavala– la leyenda de que Julio Cortázar era inmortal. No fue así; pero creo que a 25 años de su muerte conserva hoy día la frescura, juventud y vitalidad de esa flor amarilla que recogió en su cuento para delicia de nosotros.”

Mario González Suárez recordó que su generación fue educada en el realismo de la Revolución Mexicana, así que Cortázar fue todo un hallazgo al que no fue fácil acceder y comprender por la diversidad de su obra.

Explicó que la literatura fantástica no tiene que ver con asuntos sobrenaturales, y destacó la capacidad de Cortázar para penetrar en más de una dimensión a la vez y percibir al mismo tiempo diversos planos de la realidad.

La muerte como defecto

Durante el homenaje al gran cronopio, Eduardo Casar también leyó Instrucciones para subir una escalera, que arrancó sonrisas de quienes asistieron al Palacio de Bellas Artes para recordar al escritor que nació en la embajada de Argentina en Bruselas, Bélgica, el 26 de agosto de 1914.

El crítico literario Emmanuel Carballo consideró que la gran virtud del autor fue su capacidad de innovar en su escritura y de ensayar nuevos procedimientos.

Agregó: Su defecto más grande fue haber muerto y no durar otros 20 años para darnos más de su literatura; quizá su paso por la política nos robó libros que pudieron ser importantes.

En su discurso, Carballo señaló que la edición de Casa tomada va de la literatura a la arquitectura, porque la historia incluye el plano de una casa que consta de sitios habitables, como el zaguán, la puerta cancel, el dormitorio de Irene, el del narrador, los pasillos, la cocina, el baño, la puerta de roble, la biblioteca, el comedor, la sala y un dormitorio vacío.

“Casa tomada se presenta como un juego inteligente, como una terrible broma infantil. Cortázar juega a desbordar lo absurdo mediante el uso de procedimientos lógicos y presenta un hecho más cerca del sueño que de la vigilia. Con rigor y exactitud demuestra lo indemostrable y desliga al lector del mundo de las apariencias para meterlo en el de los símbolos; da por cierta una objetividad falsa. La mentira da a luz la verdad. Casa tomada es uno de sus textos más significativos y esclarecedores, ni más ni menos.”