ño electoral con el desconcierto de la complacencia por el golpe a los narcotraficantes al otro lado del Bravo, y el elogio del flamante secretario de Justicia de Barack Obama a los combatientes mexicanos de la guerra contra el crimen organizado, al tiempo en que se hacía público el juicio severo del Departamento de Estado: Hillary Clinton dice, dijeron los medios mexicanos, que aquí imperan impunidad y corrupción en todos los ámbitos y en todos los órdenes de gobierno.

A cada vuelta de tuerca, la reiteración de que el nuestro es un Estado en riesgo de ingobernabilidad, que ha perdido control de territorio a manos del crimen organizado. Y el reflejo habitual: reunión del Presidente de la República con agencias de noticias y corresponsales de prensa del norte rico, tan cercano y tan distante como siempre. Felipe Calderón rechazó lo dicho ante comisiones de seguridad en el Capitolio; reivindicó logros y recordó el nexo indisoluble entre tráfico y consumo de estupefacientes. Por un momento reaparecieron imágenes de la alberca americana y el trampolín mexicano que trazó Gustavo Díaz Ordaz, cuando el trasiego de cocaína ensayaba sus rutas al norte con operadores mexicanos como intermediarios. Hoy son dueños de gran parte del mercado los que aquí se iniciaron como gomeros y mariguaneros.

Y el consumo de drogas en México es ya tan grande que los capos nativos se disputan a tiros el mercado nacional y la mayor parte de los muertos del macabro recuento de bajas en esa guerra son, según la Procuraduría General de la República, delincuentes que se matan entre sí. Todo cambia, pero en Lampedusa no todo sigue igual, porque hubo fuerte sismo en el sur de Italia, donde il signore Berlusconi cambia la ley y designa jueces para eludir juicio y condena por los cargos penales que pesan sobre su fascistoide persona. No sé qué habrá dicho el Departamento de Estado sobre Italia, o si las comisiones del Congreso dictaminan viable o fallido un gobierno como el de Berlusconi. Pero Hillary Clinton recordó la doctrina de Foster Dulles durante su visita a China: Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses.

En la América nuestra somos sujetos a la humillante certificación de la gran potencia. Y, elogios aparte, incluyen a México, junto a Pakistán, entre las ruinas que ponen en peligro la frágil estabilidad global. Por lo pronto, Calderón negó que haya territorio mexicano bajo control y mando de la delincuencia, o de la conjunción de narcotráfico y guerrilla, como en Colombia. Para Washington, lo de Uribe es asunto de colaboración estrecha, mientras Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina son calificados como violadores de los derechos humanos. La señora Kirchner protesta desde la Casa Rosada. El gobierno de China, cuyos miles de millones de dólares de reservas están a buen resguardo en bonos de USA, rechaza el cargo sin inquietarse demasiado: la mano invisible tiene en un puño a los dos gigantes. Pero la recesión impone distintas velocidades: veinte millones de empleos ha perdido China desde que estalló la burbuja.

Mala hora para distraernos de la tarea de sobrevivir a la crisis. Venida de fuera, dicen, tal como repiten que la violencia criminal viene del pasado de autoritarismo priísta. La solución de la crisis no vendrá de fuera; llegará cuando concluya el rescate y se instaure una nueva política económica y social. Como la propuesta por Barack Obama. Del presupuesto enviado al Capitolio, dice Robert Reich, que postula un cambio de rumbo con claridad no vista desde el primer presupuesto de Ronald Reagan. En sentido opuesto, desde luego. Pero al interior hemos de resolver lo inmediato si aspiramos a ver la solución por venir. Lo de la criminalidad tolerada o auspiciada por complicidad, mostró vacío de ideas y llenó de miedo al pendenciero que conduce el PAN. Jesús Murillo Karam, secretario general del CEN del PRI, respondió que la incompetencia política produce estupideces como las dichas por Germán Martínez Cázares.

No estaba enojado, tengo cara de enojado, añadiría el hidalguense cuando llovía sobre mojado. Porque al secretario de Gobernación de Felipe Calderón lo metieron al combate imaginario, y el abogado Fernando Gómez Mont trajo a cuento la causa de la causa que es causa de lo causado. Giró la rueda de la fortuna y el desgobierno de Vicente Fox, que es pasado, resultó omiso y remiso de las desatenciones y descuidos que, según la insoportable levedad de Germán el gesticulador, causaron lo causado. Así, en nombre de la unidad del partido en el gobierno y del sólido apoyo del PAN al comandante de la guerra contra el crimen, Santiago Creel, hoy senador panista y apenas ayer secretario de Gobernación de Vicente Fox, desmintió al secretario de Gobernación de Felipe Calderón.

El llano en llamas y los que se ocupan de la cosa pública encienden hogueras de vanidad. Sin Savonarola, para colmo. Fuego venido de fuera o encendido al interior, ya nos llega la lumbre a los aparejos. Suave y amistoso resulta lo dicho al otro lado del Bravo, que la corrupción en México obstruye la lucha antidroga, ante el sonido y la furia de los tiroteos en Ciudad Juárez y Reynosa. En la capital de Chihuahua matan a un escolta del gobernador José Reyes Baeza. Y la desmemoria oscurece más aún el sombrío presente: Nunca antes se vio cosa igual, dicen los enterados. Pero en 2001, ya en el tercer milenio y con el PRI fuera de Los Pinos, en las escalinatas del palacio de gobierno, el entonces gobernador Patricio Martínez recibió un balazo en la cabeza, disparado a bocajarro por una ex agente judicial.

Con esos truenos quién duerme. Reyes Baeza demandó mayor presencia de fuerzas federales y hubo respuesta del Ejecutivo de la Unión: acudieron los secretarios integrantes del Consejo de Seguridad Nacional y llegaron al viejo Paso del Norte miles de soldados, tropas y oficiales que suplieron a la policía municipal y a otras autoridades. Estado de sitio ficticio que pide a gritos la solicitud explícita del Ejecutivo al Congreso para instaurar la suspensión de garantías. Los capos del narco no dan tregua: “Horas después de que el gobierno federal anunció que se reforzará la autoridad militar y policiaca en Chihuahua, al menos 20 personas fueron ejecutadas en la entidad”. (La Jornada, viernes 27 de febrero de 2009.)

Germán Martínez está resuelto a darle la razón a Beatriz Paredes. Cuestión de origen, de raíces sociales. Se diría que el PAN ha decidido ser oposición de la oposición, cobijarse a la sombra del dinosaurio que despertó y todavía estaba ahí. Gustavo Madero, suspirante a la gubernatura de Chihuahua, aprovechó el ruido para demandar al PRI no hacer chantajes y legislar en materia de seguridad. El secretario Fernando Gómez Mont, conducto político del titular del Ejecutivo, ya les había reclamado falta de cooperación para aprobar reformas de seguridad pública y procuración de justicia.

No es hora de proferir insultos, sentenciaría Felipe Calderón. A medio sexenio se convertirá en calabaza el carruaje triunfal que arrastró la multitud alentada por Pío Marcha al grito de: ¡Viva Agustín I!

Así se las ponían a mí general Obregón. Tanto, que Emilio Gamboa les recordó que el Senado y la Cámara aprobaron reformas en la materia y las vetó Vicente Fox.

Después del veto, ¿cuándo es el voto?