Posible alianza socialista-derechista para sacar del poder al Partido Nacionalista Vasco
Los comicios gallegos, prueba para el Partido Popular español después de escándalos de corrupción
Domingo 1º de marzo de 2009, p. 27
Madrid, 28 de febrero. El País Vasco y Galicia, dos comunidades autónomas consideradas por lengua, cultura y tradición naciones
dentro del Estado español, elegirán este domingo sus próximos gobernantes y a los integrantes de los parlamentos regionales, que son a fin de cuentas los que tienen la competencia de nombrar al gobierno.
Cuatro millones de electores –un millón 800 mil vascos y 2 millones 600 mil gallegos– decidirán unos comicios cruciales para los distintos partidos políticos en liza, por distintas razones: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se examina por primera vez tras la irrupción de la crisis financiera; el derechista Partido Popular (PP), inmerso en un escándalo provocado por numerosos casos de corrupción, se somete a una revalidación de su dirigencia, y, finalmente, la formación hegemónica en los últimos 30 años en Euskadi, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), afronta unas elecciones muy reñidas, en las que varias encuestas llegan incluso a situarlo fuera del poder.
Por su trascendencia política, las elecciones en el País Vasco son las que suscitan más interés, no sólo por el histórico conflicto que vive esta región desde hace más de cuatro décadas, sino también por acontecimientos más recientes, como la ruptura de la tregua de Euskadi ta Askatasuna (ETA).
Euskadi, una comunidad histórica
integrada por tres provincias –Vizcaya, Guipúzcoa y Álava– ha estado gobernada desde la transición a la democracia –a finales de la década de los 70– por el PNV, una formación conservadora de ideología nacionalista y que, junto con comunistas, republicanos, anarquistas y abertzales (nacionalistas de izquierda) fue una de las siglas más perseguidas durante la dictadura franquista.
El actual presidente del gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, aspira a su cuarta relección. Su periodo de gobierno se inició en enero de 1999 y ha perdurado hasta ahora, aunque con altibajos en el apoyo popular, por lo que ha tenido que recurrir a alianzas con distintos partidos para formar gobierno regional, como Eusko Alkartasuna y Ezker Batua.
Como lehendakari (presidente), Ibarretxe ha sido testigo y protagonista de dos procesos fallidos de pacificación. El primero fracasó en noviembre de 1999 y el último en diciembre de 2006, cuando ETA atentó en el aeropuerto de Madrid-Barajas y mató a dos migrantes ecuatorianos.
El principal adversario de Ibarretxe es el socialista Patxi López, quien hasta el final de la campaña no aclaró con quien pactaría para gobernar en caso de que su partido gane los comicios.
En ese contexto, el PNV advirtió que en el País Vasco se podría formar una alianza imposible
para el resto del Estado español: PSOE y PP, juntos para derrocar al gobierno nacionalista.
En cualquier caso, todos los candidatos han insistido una vez más que la prioridad de Euskadi en términos políticos es encontrar una vía de solución al histórico conflicto, pero también se reclama desde las filas nacionalistas un marco autonómico de más autogobierno y un régimen legal que garantice la diversidad y los derechos de la ciudadanía, a su juicio sensiblemente mermados por la proscripción de los partidos políticos próximos al ideario de ETA.
Disyuntiva conservadora
Al igual que en el País Vasco, los candidatos de los tres partidos políticos gallegos que concurren a los comicios regionales tienen en la cabeza una cifra, los 38 escaños que otorga la mayoría absoluta. Sólo que en este caso las combinaciones son más sencillas.
En Galicia, donde votan unos 2 millones y medio de ciudadanos, el partido hegemónico desde hace décadas es el PP, el cual, sin embargo, fue despojado del poder hace cuatro años gracias a una alianza entre el PSOE y el Bloque Nacionalista Gallego.
Así las cosas, sólo hay dos posibilidades: o que el PP gane por mayoría absoluta o que la alianza actual de gobierno logre al menos los mismos resultados de las elecciones anteriores y pueda continuar en el poder cuatro años más.
Las encuestas anuncian unos comicios reñidos, en los que los indecisos podrían inclinar la balanza a uno o a otro lado.
Conscientes de esta situación, tanto el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, como el líder del PP, Mariano Rajoy, se han volcado en las campañas de Galicia, ya que para el primero significa una primera evaluación a su gestión de la crisis, mientras que para el segundo supone un voto de confianza para su dirección, que ya ha experimentado dos derrotas consecutivas.