Sin una nueva reforma electoral que revierta los graves retrocesos en materia de democracia interna de los partidos, así como en las reglas de participación en la contienda electoral, en particular al desaparecer las coaliciones partidistas, se habrá institucionalizado la inequidad y el autoritarismo en el sistema de partidos, afirmaron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialistas en el análisis electoral.

En el foro Elecciones Intermedias 2009, convocado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de esa casa de estudios y por la Fundación Rafael Preciado, Federico Berrueto, director general del Gabinete de Comunicación Estratégica, afirmó que la violencia que se vive en el país también será un factor decisivo en la contienda electoral de julio próximo. La opción que tendrá el electorado, sin duda, dijo, será irse con el partido político que le ofrezca mayor confianza, por lo que podemos hablar de un voto conservador, dado el factor de fuerza y los resultados del PAN-gobierno

Agregó que las elecciones intermedias que se realizarán en 2009 se convocan con las reglas de una muy mala reforma electoral, como la que se aprobó en 2007, en la que se establece un terreno totalmente irregular para la disputa electoral.

Destacó que está en juego mucho más que la elección de representantes en la Cámara de Diputados, pues los partidos contenderán en 2012 por la Presidencia de la República, en las condiciones que se impongan en este proceso, en particular en el acceso a prerrogativas, así como en los tiempos oficiales de radio y televisión, ya que tenemos una ley que premia a los partidos más visibles, pero es mucho más duras con aquellos que aún no lo son.

Por su parte, Agustín Basave, catedrático de la FCPS, señaló que ante la creciente ola de violencia que azota al país, se enfrentan por lo menos dos riesgos evidentes en materia electoral: “un mayor abstencionismo, y lo que sería aún más grave, una mayor penetración del narcotráfico en los procesos electorales, pues es muy preocupante que haya indicios de un control de la delincuencia organizada del tejido social, y que sean los narcos los que ahora ofrezcan empleo, salud e incluso seguridad”. Enfatizó que sería muy peligroso que se confirme una tendencia en la que se percibe una utilización de la miseria por parte del crimen organizado, y que “de pronto sean los narcos los que ofrezcan empleo, porque entonces veríamos un deterioro del tejido social, ante un Estado que no ve más allá del combate a este flagelo”.