Miércoles 25 de febrero de 2009, p. 2
Washington, 24 de febrero. El módulo que transportaba un satélite para detectar las emisiones terrestres de dióxido de carbono, responsable del efecto invernadero, no se separó del cohete que lo impulsaba y cayó este martes cerca de la Antártida, lo que hizo fracasar una misión de 278 millones de dólares.
Antes de esta decepción en la investigación científica sobre el clima, el satélite había sido lanzado con éxito desde la base Vandenberg de la Fuerza Aérea, en California, a la 1:55 horas locales a bordo de un cohete Taurus XL, según imágenes transmitidas por la agencia espacial estadunidense (NASA).
No obstante, tras varios minutos en vuelo, los responsables del lanzamiento declararon una contingencia cuando los propulsores fallaron al separarse
del módulo satelital, señaló la NASA en un comunicado.
El vehículo no tuvo suficiente impulso para alcanzar la órbita y cayó en el océano cerca del continente antártico
, dijo John Brunschwyler, encargado del programa del cohete Taurus –fabricado por Sciences Corp– en conferencia de prensa.
Todos en los integrantes del equipo estamos decepcionados, muy disgustados con los resultados
, añadió.
Es la primera vez que la NASA utiliza un cohete Taurus para poner uno de sus satélites en órbita. Sin embargo, Brunschwyler insistió en que el sistema había tenido un registro casi perfecto de 56 vuelos previos sin que se detectara ningún problema.
El lanzamiento no tuvo complicaciones
, dijo Alan Buis, portavoz del Laboratorio de Propulsión de la NASA, en Pasadena, California. El ascenso estaba bastante avanzado
, a la altura del océano Pacífico, cuando se declaró la contingencia
, puntualizó.
El satélite, bautizado Observatorio Orbital de Carbono (OCO, por sus siglas en inglés) tenía la misión de hacer un mapeo completo de las emisiones terrestres, tanto de origen humano como natural, de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero vinculado al calentamiento global.
Decepción para la comunidad científica
Los datos obtenidos por el satélite OCO ayudarían a los científicos a proyectar con mayor exactitud el incremento de emisiones de CO2 en la atmósfera, para facilitar predicciones más precisas sobre el cambio climático.
Chuck Dovale, director de vuelos de la NASA, informó que se creará un equipo para determinar la causa probable del fracaso, al que calificó como una enorme decepción
para la comunidad científica estadunidense.
Michael Freilich, director de la división científica de la NASA, señaló que no es posible prever cuánto tiempo tomará a la agencia espacial desarrollar un remplazo del OCO, cuya construcción duró ocho años.
Era la primera nave de la NASA dedicada a estudiar el dióxido de carbono, pero no la primera en órbita: el 23 de enero Japón lanzó un satélite destinado a la detección de emisiones de gases de efecto invernadero.
La misión japonesa ayudará a los científicos a medir la densidad del CO2 y del metano de casi toda la superficie terrestre.