El Ejército Mexicano confirmó la detención de Ernesto López Oceguera –lugarteniente de Teodoro García Simental, El Teo, y ex operador del cártel de los hermanos Arellano Félix, que ahora trabaja para el de Sinaloa–, quien declaró haber disuelto cadáveres en ácido junto a Santiago López Meza, El Chago o El Pozolero.

Durante la celebración del Día del Ejército, el comandante de la segunda Zona Militar, con sede en Mexicali, Baja California, Alfonso Duarte Mújica, informó que López Oceguera fue capturado el domingo durante un operativo de la Policía Federal Preventiva.

Junto a López Oceguera fue detenido Fernando Arturo Frasquillo Marín. Ambos declararon pertenecer a la célula criminal de El Teo, cabecilla del cártel de Sinaloa en territorio bajacaliforniano. Al ser aprehendido, a finales del mes pasado, El Pozolero confesó haber disuelto en ácido 300 cadáveres, por instrucciones de García Simental.

Más ejecuciones en Chihuahua

En tanto, pese al Operativo Conjunto Chihuahua, en el que participan cientos de militares, policías federales y de otras corporaciones, continúan las ejecuciones en la entidad. Esta vez fueron 11.

Mientras, personal de la procuraduría de Chihuahua detuvo en la capital a Jorge Salvador Villa Cruz, quien reconoció su participación en la masacre de 13 personas en el poblado de Creel, municipio de Bocoyna, el 16 de agosto de 2008.

En Durango fueron localizados los cuerpos de cinco personas ejecutadas.

En Guerrero, la policía investigadora ministerial reportó cuatro homicidios vinculados con el crimen organizado.

Por otra parte, en el muelle fiscal de Mazatlán, Sinaloa, se decomisaron 21 kilogramos de cocaína, informó personal de la Procuraduría General de la República.

El procurador de Michoacán, Miguel García Hurtado, informó que fue detenido el director de seguridad pública de Paracho, Enrique Valencia, y los policías Guillermo Flores, Darío Villarreal y Sergio Narciso, presuntos participantes en el secuestro de cuatro jóvenes el pasado 13 de febrero.

Antonio Heras, Rubén Villalpando, Sergio Ocampo, Ernesto Martínez, Irene Sánchez y la corresponsalía en Durango