Aún no hay una cifra exacta pero se calcula que el fraude rebasa los 50 mil mdd
Lunes 16 de febrero de 2009, p. 27
Sulaimaniyah, 15 de febrero. En lo que podría ser el fraude más grande en la historia de Estados Unidos, autoridades federales comenzaron a investigar a militares de alto nivel que estuvieron en Irak en el periodo 2003-2005 para determinar el grado de participación en la malversación de 125 mil millones de dólares destinados a la reconstrucción de Irak, después del derrocamiento del presidente Saddam Hussein.
Las pesquisas están a cargo de una oficina especial de Investigación sobre la Reconstrucción de Irak –en la que participa el Departamento de Justicia y el Comando de Investigación Penal del ejército, entre otras entidades federales– y aunque no hay una idea exacta de la cantidad defraudada sobre los 125 mil millones de dólares, se calcula que podría rebasar los 50 mil millones.
Con base en informes entregados en tribunales y en entrevistas con funcionarios del gobierno estadunidense, el diario The New York Times dio a conocer en su edición de este domingo que las actividades de la oficina especial tienen a por lo menos dos oficiales bajo la lupa.
El primero es el coronel de las fuerzas terrestres, Anthony Bell –retirado después de cumplir su misión en el país invadido en marzo de 2003–, que comenzó con las acciones de reconstrucción tras la ocupación, y el teniente coronel de la fuerza aérea, Ronald Hirtle, que se hizo cargo de algunas contrataciones oficiales en Bagdad durante 2004.
Los dos han declarado que nada tienen qué ocultar sobre su trabajo en Irak, pero lo que llama la atención en el país asiático es que a pesar de las grandes sumas de dinero enviado a Bagdad desde 2003, no hay maquinaria de construcción a la vista en la capital iraquí, salvo por una grúa que sirve para construir la embajada estadunidense, y por algunos equipos viejos y abandonados en el sitio donde el presidente Saddam Hussein ordenó la construcción de una mezquita.
Dirigentes iraquíes que se han referido al tema de la corrupción con dinero extranjero se han declarado convencidos de que la malversación de fondos habría sido imposible sin el conocimiento y la participación de militares estadunidenses, que estuvieron durante meses a cargo del Ministerio de Defensa –y del gobierno en general– después de la invasión.
Dale Stoffle, un hombre de negocios que fue asesinado en Irak en 2004 y que se dedicaba a la venta de armas y contratos relacionados con las fuerzas armadas, dio testimonios antes de su ejecución, de que los oficiales militares que trabajan en la llamada Zona Verde de Bagdad –área de seguridad para el gobierno estadunidense y embajadas extranjeras– recibieron sobornos enviados por empresas privadas, que se valieron incluso de cajas de pizza para hacerles llegar la dinero.
Otra forma de corrupción de oficiales estadunidenses ha sido la de designar a funcionarios iraquíes que respondan directamente a sus intereses. Un ejemplo es el de un polaco-iraquí que tenía 27 años de vivir fuera del país y que tras su regreso a Bagdad fue encargado de la compra de armamento para el Ministerio de Defensa. Antes se dedicaba a vender pizzas en las afueras de Bonn.