El poeta recibió un homenaje del INBA con motivo de su cumpleaños número 75
Agradeció los aplausos y vivas con versos; emocionó su Oda a Borola Tacuche de Burrón
Juan Domingo Argüelles, Marco Antonio Campos y Carlos Monsiváis acompañaron al escritor
¡Bravo, poeta!, clamaron los asistentes a la ceremonia que se celebró en la sala Manuel M. Ponce del INBAFoto Marco Peláez
Lunes 16 de febrero de 2009, p. a11
¡Bravo, poeta!
, clamó un público que, amoroso, ovacionó durante varios minutos a Hugo Gutiérrez Vega apenas concluyó la lectura de algunos de sus poemas durante el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rindió ayer con motivo de su cumpleaños número 75.
Cobijado por el cariño de decenas de amigos y lectores que abarrotaron la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (hubo que colocar una pantalla y sillas afuera para quienes ya no cupieron en el lugar), el también periodista y dramaturgo agradeció los aplausos y vivas con versos.
Leyó los que escribió para su abuela, la que hablaba con los pájaros por creer que eran ángeles; los dedicados a una muchacha en el atardecer; al pontífice que no ha podido aliar su voluntad a una ortodoxia, y al paisaje con pájaros azules que anuncia el fin del otoño.
Pero fue su Oda a Borola Tacuche de Burrón la que cautivó a los presentes. Escrita en versículos chipocludos, explicó el vate, dedicó el texto a la Barda Chachis Pachis Palomeque y también a Carlos Monsiváis (ahí presente), en su chorrocientos cumpleaños
: “Forrada, sí, por lo inmisericorde y por los años de la tripa mala/ maestra en el arte de ir tirando, santa señora del descuajaringue/ buscando la fortuna o, por lo menos, un magro desayuno/ tu vida y tu escenario comunal forma la desazón regocijada/ de la diaria miseria y de su desastrosa escapatoria/ (‘aquí nos tocó’ y otras periclitadas transparencias)”.
Gran sencillo descanonizador
Tres amigos entrañables del también director del suplemento dominical La Jornada Semanal lo acompañaron en esta celebración. Primero, Juan Domingo Argüelles, quien propuso canonizar al autor de Peregrinajes (1997): “como el gran sencillo descanonizador de la poesía mexicana y por poseer él mismo muchos de los valores líricos y domésticos que expuso como razones para canonizar a (Jaime) Sabines.
“Canonizémoslo por ser ese poeta que todavía cree en la amistad, puesto que la entrega y la reparte como migas a las palomas, despreocupadamente, con el candor y la confianza de quien no se pregunta demasiado si esas que parecen ser blancas palomas son tan buenas como se ven a primera vista.
Hugo afirma que candorosamente él siempre está dispuesto a deslumbrarse, y que cuando pierda esta capacidad sentirá que está próxima la muerte. Por eso, no piensa en morirse y prefiere que sea la muerte la que piense en él.
Luego, tocó el turno al poeta Marco Antonio Campos, quien recordó cómo su amigo, gran amante del teatro y del cine, se desvanece cada vez que ve una imagen de la actriz italiana Sofía Loren en los años 50 y 60.
“Hugo es uno de los mayores memoriosos que conozco; cuando tengo una duda de teatro se la consulto, cuando lo oigo hablar de cine me impresiona por lo que recuerda de directores, actores, actrices, escenas; le encantan los grandes del cine mudo, Chaplin, Buster Keaton, y el gran cine italiano.
Es cumplidísimo en sus puestos, en la diplomacia o en el periódico, donde escribe esas crónicas especialmente divertidas, cuando hace la parodia de los religionarios panistas que ahora, según información fidedigna, gobiernan el país.
Andar corredores de melancolía
En su intervención, el escritor Carlos Monsiváis habló de cuando conoció en un concurso de oratoria al joven Hugo, entonces dirigente juvenil panista. Lo que no dijo el autor de Días de guardar, comentó después el poeta, es que después fue expulsado del PAN, porque lo tacharon de comunista.
Todo en la poesía del escritor, nacido un 11 de febrero en Lagos de Moreno, Jalisco, es paisaje, añadió Monsiváis: “en sus poemas de largo aliento encuentro que su técnica enunciativa, su manera de leer los poemas, es como caminar por corredores de melancolía y sonoridad; es también el método para hallarse ante la respiración poética que más le importa.
Hugo integra su obra con suavidad, inteligencia e ironía, placer de los alimentos terrestres, devoción por la literatura, ganas de contemplar a cada una de sus amistades como una película de los años 40, tragicomedias por lo común
, concluyó.
En el encuentro estuvo presente la directora del INBA, María Teresa Franco, quien leyó un texto en nombre del presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sergio Vela, ausente por encontrarse, ese domingo, fuera de la ciudad de México
, explicó la funcionaria.