150 años con Charles Darwin
Hoy se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin, científico inglés célebre por ser el autor de la teoría de la evolución de las especies del mundo vivo por medio del mecanismo de la selección natural. Ciento cincuenta años han pasado desde que propusiera esta teoría, hoy día universalmente aceptada en el medio científico.
En todo el mundo se preparan gran cantidad de actividades para celebrar el acontecimiento. No es para menos. La teoría darwinista de la evolución es una de las más importantes en la historia de la ciencia. La revolución que produjo en la concepción del mundo se suma a las producidas por Copérnico, Galileo, Newton, Marx, Freud y Einstein. La concepción feudal de un mundo estático y fijo ha recibido, de todos estos personajes, serios reveses desde el siglo XVII, y de ellos el darwinista es uno de los principales.
La teoría darwinista de la evolución es revolucionaria porque lleva a sus últimas consecuencias una explicación materialista y dinámica del mundo, argumentando que nada en el mundo vivo se encuentra en un mismo estado permanentemente, lo cual era admitido sin reservas por todos los naturalistas hasta finales del siglo XVIII. Si bien Darwin no fue el primer evolucionista (corresponde ese lugar a Jean Baptiste de Lamarck, quien en 1809 propuso su teoría evolutiva basada en los principios de uso y desuso y herencia de caracteres adquiridos), sí fue el que propuso el mecanismo más coherente para explicar la evolución. Con su explicación, Darwin abrió la puerta para incesantes y fecundas investigaciones que no sólo no han cesado hasta la actualidad, sino que se multiplican una y otra vez.
A partir de su método de investigación, aportó conocimientos nuevos y verdaderos, el primero de los cuales fue la demostración de la existencia de un proceso de cambio constante, de evolución en el mundo vivo. Pero además propuso un mecanismo: la selección natural, que, si bien no ha estado exenta de polémicas, como en toda teoría científica seria, ha mostrado enorme capacidad de resolución de problemas, produciendo numerosas líneas de investigación nuevas, que se unen con éxito a las existentes previamente, desde hace mucho inexplicables sin una concepción evolucionista: ecología, biogeografía, genética, biología molecular, embriología, paleontología, taxonomía, fisiología, anatomía comparada, entre muchas más. Ello llevó a afirmar al genetista Theodosius Dobzhansky, uno de los evolucionistas más destacados del siglo XX: “Nada en la biología tiene sentido si no es a la luz de la evolución”.
Hoy, los conocimientos evolucionistas se producen a velocidades frecuentemente difíciles de seguir. La cantidad de libros, artículos, congresos, conferencias, debates, actividades docentes y de difusión que esta teoría produce anualmente no tiene parangón con la de otras teorías científicas. Tan es así que en la jerga de los evolucionistas se habla de la Darwin industry, para dar cuenta de la enorme producción que en torno de esa teoría tiene lugar.
La teoría de Darwin ha sido aplicada a gran cantidad de campos del conocimiento humano: economía política, sociología, sicología, antropología, lingüística, filosofía (en particular la ética, la epistemología, la ontología y la estética). Incluso la literatura y el cine se han visto influenciados por el darwinismo. Si bien no podemos afirmar que en todas estas ramas el darwinismo haya triunfado o esté exento de polémicas y oposiciones, incluso desde el evolucionismo mismo, sí podemos aseverar que sólo esta teoría y la de Marx han gozado de esta aplicación casi universal.
¿Es perfecta la teoría de Darwin? No. La exigencia de perfección a la labor en la ciencia sólo la pueden hacer quienes ignoran lo que la ciencia es. Quizás la principal de las deficiencias de Darwin es haberse identificado tanto con los modelos de la economía política, fundamentalmente con las teorías de Malthus y de Adam Smith. A partir de allí se han generado una serie de elementos ideológicos que en muchas ocasiones la han limitado en su explicación del mundo, e incluso han intentado justificar puntos de vista racistas, misóginos y homófobos, pero tales deficiencias no son ni con mucho insuperables y dentro del evolucionismo contemporáneo se han desarrollado varias concepciones innovadoras que, basadas en la dialéctica, la teoría de sistemas o el holismo, intentan, con frecuente éxito, superar esas fallas.
Por encima de todo, debemos celebrar los 150 años de esta teoría porque ha logrado mejorar la condición humana enormemente. La condición humana siempre será mejor mientras busca saberes y verdades que cuando vive en medio de mentiras, falsedades, fetiches e ignorancia. Aunque esto sea incomprensible para derechistas de toda laya. ¡A tu salud, Darwin!
* Investigador de la UNAM