■ ISAAA: en 12 años la adopción de la biotecnología aumentó en 88 por ciento
Pueden coexistir transgénicos y cultivos tradicionales, revela informe de agrupación
■ La Sagarpa, sin valor para normar esas siembras, dicen productores mexicanos
En la agricultura es posible la coexistencia de cultivos genéticamente modificados y tradicionales, lo cual se ha comprobado en España y Brasil, por ejemplo, señaló el director de Agro Bio, Fabrice Salamanca, en la presentación del Reporte anual sobre adopción de cultivos biotecnológicos en el mundo, del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés).
Al informar que en el mundo 13.3 millones de agricultores se dedican a la producción y comercialización de cultivos genéticamente modificados, cuya siembra asciende a 125 millones de toneladas, apuntó que 25 países han adoptado la biotecnología agrícola y en 55 ya se regula el consumo de esa producción.
Destacó que en 12 años la adopción de la biotecnología aumentó en 88 por ciento; “hoy, los organismos genéticamente modificados (OGM) cumplen con la equivalencia sustancial, por lo que no hay necesidad de etiquetarlos”; sin embargo, añadió, se estima que en una década los países del mundo tendrán un etiquetado equivalente por el cual los consumidores tendrán la información del contenido de los alimentos y con ello se romperán los mitos que sobre los OGM.
Al mencionar que México ocupa el lugar 13 entre los 25 países con mayor superficie de cultivos transgénicos, Salamanca comentó que ante la reducción de los inventarios de alimentos en el mundo, el reto es producir forrajes y fibra, además de incrementar la productividad por hectárea; de no hacerlo, en pocos años se corre el riesgo de que se incremente la superficie destinada a la agricultura, pero a costa de la existencia de bosques y selvas.
En México, mencionó, se ha frenado la adopción de la siembra de maíz genéticamente modificado bajo el argumento de la conservación de la biodiversidad; además se ha dicho que la biotecnología es cara y que sólo pueden acceder a ella los productores con ingresos elevados. La información de cultivos genéticamente modificados en el mundo indica que 90 por ciento de los agricultores que la utilizan son pequeños, lo cual demuestra que gobierno e iniciativa privada sí pueden diseñar paquetes para que los productores adopten esa tecnología, aseguró.
Por su parte, Rubén Chávez Villagrán, presidente del Consejo Agropecuario de Chihuahua, comentó que “por falta de valor” del secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Alberto Cárdenas Jiménez, no se ha avanzado en normar el cultivo de maíz transgénico. Esa debilidad también ha colocado en una situación irreconciliable a los productores de Chihuahua que están en favor y en contra de dichos cultivos.
Explicó que la presencia de maíz transgénico en tierras de cultivo ubicadas en el municipio de Cuauhtémoc es porque las bolsas de semillas híbridas importadas de Estados Unidos contienen hasta 5 por ciento de “presencia adventicia” –piedras, semillas transgénicas, por ejemplo–, ya que así lo permite la ley de dicho país. México depende en 90 por ciento de la importación de granos procedentes, en mayor volumen, de Estados Unidos.