■ Elogios de la dirigencia de Cuba a su personalidad; cautela ante el alcance de sus acciones
“Parece un buen hombre”, afirma Raúl Castro sobre el presidente de Estados Unidos
La Habana, 21 de enero. “Parece un buen hombre”, dijo este miércoles el presidente Raúl Castro sobre Barack Obama. “Le deseo suerte”.
El mandatario acompañaba esta mañana a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en un recorrido por la Escuela Latinoamericana de Medicina, cuando respondió en esa forma escueta a una pregunta de la prensa.
La visitante, quien se entrevistó con Fidel Castro, dijo más tarde que el ex mandatario le confió que había “seguido con mucha atención” la ceremonia de toma de posesión en la Casa Blanca.
“Me dijo que (Obama) no solamente tenía una muy buena historia como dirigente político, sino que, además, era un hombre que se veía absolutamente sincero”, contó Fernández a los periodistas.
Ambos comentarios están en el mismo tono de cautela que ha mantenido la dirigencia cubana frente al nuevo jefe de la Casa Blanca, con elogios a la personalidad de Obama, pero reservas sobre el alcance de sus acciones.
El diario oficial Granma registró el miércoles la asunción del nuevo presidente estadunidense con una corta llamada en su portada y una nota interior, limitada a los datos de la ceremonia y sólo un párrafo dedicado al discurso.
El periódico y los noticieros de radio y televisión hablaron del relevo sin emplear los habituales calificativos contra el gobierno de Washington y sus líderes.
El otro diario nacional, Juventud Rebelde, sólo dedicó a Obama un párrafo en un comentario, pero en un gesto desacostumbrado difundió en su sitio digital el texto íntegro del discurso.
En una entrevista con la televisión, el 31 de diciembre, Raúl Castro había ratificado su disposición a discutir con Obama el diferendo entre los dos países en pie de igualdad y sin condiciones.
Dijo entonces que Obama ha levantado “esperanzas excesivas”, lo consideró honesto y sincero, pero subrayó que el mandatario no puede por sí solo “cambiar los destinos de un país”.
Raúl Castro fue más duro y explícito sobre los gobiernos de Estados Unidos en general, cuando el pasado primero de enero recomendó a los futuros dirigentes de la isla que no cedan a “los cantos de sirena del enemigo”, porque “nunca dejará de ser agresivo, dominante y traicionero”.
Aunque el conflicto entre Washington y La Habana se ha endurecido a lo largo de 50 años, esta vez hay ingredientes que sugieren posibilidades de cambios en la política estadunidense, quizá limitados, graduales y lentos, pero que pueden distinguirse claramente de la línea seguida por gobiernos anteriores y que están suscitando pronunciamientos públicos de sectores académicos y empresariales.
Durante su campaña electoral, Obama prometió liberar completamente las remesas y los viajes a la isla de los cubanos que viven en Estados Unidos, así como emprender una “diplomacia directa” para avanzar “en la causa de la libertad para el pueblo cubano”.
Las restricciones a las remesas (a 100 dólares por mes) y a los viajes (uno cada tres años) fueron establecidas por George W. Bush en 2004, y Obama las tomó como símbolo de una política errada.
Pero además de ese cambio es posible aguardar otros en la política estadunidense hacia la isla, según anticipó la nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, al responder a preguntas del presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Richard Lugar.
Clinton informó a Lugar que el nuevo gobierno no tiene un plazo para anunciar una nueva política hacia la isla y que el cambio no incluirá por ahora el levantamiento del bloqueo económico.
Sin embargo, indicó que el gobierno revisará con el Congreso la política de excepción que permite a compañías estadunidenses vender productos agrícolas a Cuba.
Entre otras iniciativas de cambio, una coalición de 12 grupos empresariales de Estados Unidos pidió en una carta abierta a Obama, en diciembre pasado, que permita los viajes de los ciudadanos de ese país a la isla y amplíe los actuales rubros de comercio, por ejemplo a la maquinaria agrícola y materiales de construcción.
Clinton también dijo a Lugar que consideraba “importante cooperar” con Cuba en acciones antinarcóticos, materia en la que los dos países trabajan caso por caso.