Astillero
■ Desfiguros de temporada
■ Ecología funeraria
■ Panismo feo
■ Veracruz: ojo represivo
Ampliar la imagen CÓNCLAVE. Alejandro Chanona, Manuel Carbonel y Alberto Anaya escuchan a Antonio Martínez, durante una conferencia de integrantes de la coalición Salvemos a México, en el Club de Periodistas Foto: Marco Peláez
Va entrando en calor el año electoral, con los primeros desfiguros a cargo de la banda juvenil especializada en convertir las prerrogativas partidistas en beneficios privados, la del Verde Ecologista que en el colmo de la incongruencia insiste en impulsar la pena de muerte, ahora mediante foros de consulta, cuando su presunta esencia está en la defensa de la vida. El cártel del saqueo presupuestal, encabezado por Jorge Emilio González, empuja la idea del castigo mortal porque cree que así conseguirá más votos (que a su vez se traducirán en más dinero público para el goce del grupito nada ecológico), a lo que se han sumado el PRI y el PAN, el primero porque uno de sus gobernadores, Humberto Moreira, de Coahuila, había hecho que su congreso planteara pioneramente la tesis punitiva extrema, y el segundo porque teme quedar mal con su clientela de mano dura si no se suma a las voces que piden energía a tope para frenar la delincuencia.
Los topes y maromas de la lucha superlibre de este año llegaron al panismo feo del estado de México, donde ha sido expulsado del ring blanquiazul quien en temporadas anteriores era héroe del encordado electoral, Rubén Mendoza Ayala, el ex priísta que tuvo sus mejores momentos bajo el cobijo del PAN y que enfrentó años atrás, apoyado por Manuel Espino y Felipe Calderón, al candidato priísta a gobernador, Enrique Peña Nieto, quien, según las apasionadas denuncias de Mendoza Ayala, era impulsado por el dinosaurismo tricolor con la complicidad facturada de los medios de comunicación y el manejo tramposo de las encuestas de opinión (¡oh, qué casualidad: el mismo esquema que ahora pretende llevar al socio de Arturo Montiel a Los Pinos!). Ahora, en otro giro oscuro de la grilla desatada, el mismo Espino alerta al buen Peña Nieto que se cuide en sus aspiraciones presidenciales del maloso Manlio Fabio, todo inscrito en el gran pleito interno que traen los felipistas y los vicentistas en el nuevo PAN que cada vez se parece más al viejo PRI, con todo y la designación por dedazo de la mayoría de los candidatos a diputados federales.
Astillas
El gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, ha ejercido el poder de manera despótica, utilizando los recursos públicos para maniobras electorales partidistas y haciendo y permitiendo negocios de toda índole, dejando incluso que la plaza estatal sea manejada abiertamente por uno de los principales bandos del narcotráfico nacional que, como sucede en muchas partes del país, establecen “impuestos” a comerciantes, empresarios y ciudadanos en general como pago para no ser víctimas de secuestros o atentados. Ayer, 21 de enero, las rojas armas fidelistas se volvieron a cubrir de gloria represiva, cuando policías municipales, estatales y federales arremetieron, con excesos que debería cuando menos investigar la comisión nacional de derechos humanos, contra medio millar de campesinos que, cansados de la demagogia y la desatención de la burocracia encabezada por Herrera decidieron no inmolarse, como meses atrás lo hizo un dirigente social, sino cerrar las entradas carreteras a Minatitlán. En una entidad dominada por delincuentes de alta peligrosidad, que se mueven impunes por todos lados, la fuerza pública dio trato criminal a quienes protestaban porque la presidenta municipal, Guadalupe Porras David, ni siquiera los recibió (como no lo habría hecho en diez meses, según las quejas) para informarles de lo que se hubiera avanzado en relación con las promesas añejas de hacer puentes y arreglar caminos para que los campesinos puedan sacar sus productos al mercado. El 85 por ciento de los caminos rurales de la región está destrozado, dijeron los dirigentes del movimiento, y hay lugares donde no tienen agua potable, electricidad ni ninguna de las obras prometidas por los gobiernos locales desde 2004. El rojo electoral con que Herrera ha pintado al estado es justamente el color de la represión constante que allí se da contra movimientos sociales y ciudadanos desesperados ante la abulia y la corrupción… Sigfrid Bernal considera que luego del numerito de los besos punibles ha quedado suficientemente claro lo que los panistas, encabezados por su administrador, Germán Martínez, pretenden hacer al “guanajuatizar” al país. Sin embargo, asegura lúdicamente, el experimento anunciado por el presidente municipal Romero Kiss no pudo avanzar porque “no estuvieron listos los aparatos de alta tecnología (de punta, suele decirse) que se utilizarían en la histórica ciudad: el osculímetro, para medir la intensidad de los besos (no confundir con aparatos médicos para asuntos prostáticos), el olimpiómetro, para medir el manoseo olímpico (nada qué ver con el Departamento de Limpia) y el güeyómetro, para determinar la frecuencia y peligrosidad de las palabras usadas por los chavos de secundaria como lenguaje oficial”… Miguel Gutiérrez Rodríguez comenta: “Las expectativas que ha creado Obama en Estados Unidos son transferibles a México. Es increíble, la gente tiene más confianza en nuestro país en que mejoremos, que lo que Calderón pueda ofrecer o prometer. Por otra parte, el contraste de la toma de protesta de Obama con la de Calderón (por la puerta de servicio y a hurtadillas), más la votación, hace una diferencia que da pena ajena”… Julio Carrillo considera que “el PRDchucho es una estratagema del PAN para minar el movimiento social de AMLO, al igual que el entreguismo calderonista y sus maniobras para exacerbar y extender el narco es la estratagema de Estados Unidos para invadir el país y apoderarse del petróleo de México”… Y, mientras la extranjerización disfrazada se consolida en la selección profesional de futbol que ahora es sudamexicana, ¡hasta mañana, con Obama tomando la decisión no de congelar, pero cuando menos de reducir los salarios de los funcionarios de la Casa Blanca, y con Calderón reconociendo, ahora sí, que la situación económica viene del cocol y que ante esas circunstancias, que antes “hasta le emocionaban” porque creía que las iba a vencer a fuerza de pura voluntad, no le queda a su administración sino modestamente hacer “lo que podemos hacer”!