■ Vecinos acusan al Ejecutivo de usar recursos públicos para favorecer a sus seguidores
Milpa Alta, delegación en desarrollo donde el progreso “aún no llega”
■ Exigen recursos para que no desaparezcan los campesinos del Distrito Federal
Un lugar en “vías de desarrollo” y donde el “progreso se ha tardado” es la descripción que los habitantes de Milpa Alta hacen de su demarcación. Las carencias son evidencia del retraso, argumentaron, porque faltan caminos, servicios, transporte, centros de salud, seguridad y vigilancia, así como recursos para que sus habitantes puedan vivir de la tierra, como era la tradición, porque dicen: “los campesinos del Distrito Federal están en riesgo de desaparecer”.
En la “tierra del tata”, como los habitantes han identificado a la delegación por su simpatías con el general Lázaro Cárdenas, el gobierno de José Luis Cabrera Padilla ha desestimado las demandas ciudadanas y, en cambio, favorecido a sus seguidores, en tanto que para eliminar las protestas de grupos contrarios, ha integrado a la nómina de la demarcación a algunos de sus representantes. El trabajo de éstos, según los pobladores, “ha sido para sus cuates”.
En Santa Ana Tlacotenco aún se percibe el enojo de los apicultores a quienes se les impidió realizar la feria de la miel, en la que participarían los integrantes de los pueblos de la montaña. Los preparativos se llevaron al cabo y horas antes de la inauguración el delegado pidió “dinero por los puestos” y obstaculizó la apertura.
En Milpa Alta se percibe una aparente tranquilidad, “pero hay mucho descontento”, porque el gobierno sólo ha beneficiado a sus simpatizantes, “ha trabajado para sus incondicionales y no cumplió ni lo prometido”: hacen falta, por ejemplo, caminos que conduzcan a los terrenos del ejido, donde se siembra la manzana. Por otro lado todavía persiste la exigencia de apoyo de los productores de nopal.
La actividad de Cabrera Padilla en fechas recientes, según los vecinos, es pasear por la demarcación con Francisco García Flores, a quien le dicen el Lobo, para darle presencia; ha gastado dinero en pintas y mantas para promocionar programas que nadie conoce; incluso tuvo recursos para repartir su informe de gobierno casa por casa en San Pedro Atocpan, acompañado de un calendario.
La lejanía de la demarcación del centro de la ciudad y la insuficiencia de vías de comunicación y de transporte han generado que los habitantes se consideren como una entidad separada del Distrito Federal, lo que ha dificultado la incorporación de la jurisdicción a la dinámica metropolitana, por lo que preservan sus tradiciones.
Pese a que en la delegación se encuentra una de las principales zonas de recarga de los mantos freáticos, hay poblados que reportan escasez de agua potable, porque no cuentan con red de distribución y mucha gente debe hacer el acarreo del producto en burro, sin que su situación haya sido atendida.
Otro de los reclamos es el crecimiento descontrolado de asentamientos humanos que se reporta en los 12 poblados de la demarcación. La gente se ha asentado en parajes como La Mina, en San Pedro Atocpan; La Mora, en Villa Milpa Alta; Metenco, de San Bartolomé Xicomulco, y en Carralixta, de San Pablo Oztotepec, poblados que suman más de 2 mil familias que no tienen acceso a ningún servicio porque están fuera del casco urbano; pero eso sí: se les ha solicitado el voto.
La inseguridad, que era un tema poco relevante para los milpaltenses, se está convirtiendo en un problema porque ya existen reportes de asaltos y venta de drogas, situación que tampoco ha sido atendida y que tiende a crecer.