Bajo la Lupa
■ El “México calderonista”, ¿como Irak o Pakistán?
Ampliar la imagen Momento de la reunión entre Barack Obama, presidente electo de Estados Unidos, y el Ejecutivo mexicano, Felipe Calderón, anteayer en Washington Foto: Ap
En vísperas de su primera entrevista con Obama, Calderón recibió la ducha escocesa, en el clásico estilo disuasivo de Estados Unidos, de parte de dos prominentes entidades militares que vaticinan el inminente colapso de su malhadada gestión, a la que comparan con Irak y/o Pakistán.
Calderón se equivocó al haber apoyado al candidato presidencial perdedor John McCain debido a tres factores: 1) los lazos financieros entre el PAN y el Partido Republicano; 2) las presiones de Baby Bush, y 3) la pésima asesoría del embajador castañedista Arturo Sarukhán Casamitjana.
El general Barry McCaffrey, zar antidrogas con Clinton y hoy profesor adjunto en West Point, lanzó una advertencia dramática el 29 de diciembre pasado: “Estados Unidos debe venir rápida y totalmente (sic) en ayuda de su vecino del sur que lucha ahora contra el narcoterrorismo” cuando “México se encuentra al borde del abismo” y “se puede convertir en un narcoestado en la próxima década (sic)”.
Diana Washington Valdez comenta que de regreso a Estados Unidos, de un foro internacional de especialistas en inteligencia y seguridad celebrado en México del 5 al 7 de diciembre, el general McCaffrey comparó la situación de México con Irak (¡súper-sic!) y advirtió sobre el éxodo de “millones” (sic) de mexicanos que cruzarían la frontera en caso de empeoramiento de la seguridad, como consecuencia del “fracaso del sistema político mexicano en reducir la ilegalidad y la violencia” (El Paso Times, 8/1/09).
Los mexicanos escaparían así la “miseria doméstica de violencia, la política económica fallida, la pobreza, el hambre, el desempleo y la insensata crueldad e injusticia de un Estado criminal” (¡súper-sic!).
¿Pues no que ya nos había “blindado” económicamente Carstens, que México había elegido al “presidente del empleo” y que los neoliberales De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox habían resuelto la miseria y la hambruna? ¡Cómo nos han desinformado los multimedia domésticos durante 27 años!
Ahora ya fuimos alertados: para conocer la realidad mexicana debemos buscar las declaraciones de los militares de Estados Unidos.
En caso del éxodo mexicano, ¿van a derribar el ignominioso muro bushiano avalado por los panistas Fox y Calderón?
En su lúgubre memorando dirigido a la academia castrense –al coronel Michael Meese, profesor y jefe del Departamento de Ciencias Sociales (sic) de West Point–, McCaffrey abunda sobre la implacable corrupción que ha alcanzado hasta la embajada de Estados Unidos. A juicio de Diana Washington Valdez, el memorando dibuja “un escenario reminiscente” del libro, de hace más de 10 años, La próxima guerra, del ex secretario del Pentágono Caspar Weinberger, que describe la intervención militar de Estados Unidos “después del colapso del régimen mexicano” debido a la narcocracia. Por cierto, dicho libro ha sido ampliamente citado por Bajo la Lupa como alerta a la enésima invasión de Estados Unidos más que como “ayuda samaritana”. En tal escenario ominoso, ¿quién controlará los hidrocarburos de México?
McCaffrey parece avalar la “estrategia articulada por el procurador Eduardo Medina Mora para romper los cuatro principales cárteles de la droga y reducirlos a 50 pequeñas entidades con el fin de disminuir su poder de fuego y sus inmensos recursos financieros”. ¡Ahora sí que vamos a entrar al narcomenudeo!
En paralelo, Bernd Debusmann, comentarista de la agencia británica Reuters (7/1/09), expone un reciente estudio del Comando de Fuerzas Conjuntas de Estados Unidos (JFC, por sus siglas en inglés) que compara a México con Pakistán: ambos susceptibles de conocer un “colapso súbito”.
Una de las tareas del JFC consiste en “proveer una perspectiva anual para prevenir al ejército de Estados Unidos ser atrapado con la guardia baja debido a desarrollos inesperados”. JFC se ha dado usualmente a la tarea de sopesar los “peores escenarios”, pero el “colapso súbito”, fenómeno poco estudiado”, llega de sorpresa”, como sucedió con la desintegración de Yugoslavia en 1990.
Bernd Debusmann cita a Thomas Fingar, retirado analista en jefe del espionaje de Estados Unidos, quien considera que “Pakistán, armado nuclearmente, constituye uno de los lugares más desafiantes del planeta”, lo que, por cierto, ya había sido adelantado por el geoestratega ruso Evgeny Primakov. ¿A poco México, sin armas nucleares, representa un peligro equivalente a la balcanización de Pakistán?
Debusmann delínea que “JFC controla casi todas las fuerzas convencionales en el territorio continental estadunidense”, que incluye los 3 mil kilómetros de frontera entre Estados Unidos y México, donde proliferan los cárteles de la droga, y que son tan ominosos como la balcanización de Pakistán con todo y su dotación de armas nucleares. Como que suena muy hiperbólico e hiperbárico.
Bernd Debusmann había publicado antes un artículo de corte apocalíptico sobre las masivas decapitaciones y ejecuciones en México (18/12/09) y la acentuación del “uso por los cárteles mexicanos de armas provenientes del contrabando desde Estados Unidos”.
El diagnóstico de México como “Estado fracasado” de parte de JFC rememora las imprecaciones de Stratfor: “el gobierno, sus políticos (sic), policía, y la infraestructura judicial se encuentran bajo la presión y el asalto sostenidos de las mafias criminales y los cárteles de la droga”.
Según JFC, la forma en que se desenvuelva el conflicto interno entre los cárteles “en los próximos años” tendrá un “impacto en la estabilidad del gobierno mexicano”.
JFC parece preparar la enésima intervención vecinal bajo la “ayuda humanitaria” del Pentágono: “cualquier descenso de México al caos demandaría una respuesta estadunidense basada solamente (sic) en serias implicaciones para la seguridad del hogar” (nota: el eufemismo de la bushiana “guerra del terror”).
Nadie lo dice, pero el auge bidireccional del tráfico de drogas y armas ha sido producto del TLCAN instaurado por la dupla Bush-Salinas (retroalimentado por la desnacionalización bancaria de Zedillo, el ASPAN de Fox y el Plan Mérida de Calderón), que de cierta manera estimuló el negocio privado (para no decir íntimo) en la frontera, donde han realizado su agosto conocidas empresas “por encima de toda sospecha”, bajo el resguardo de la sacrosanta “seguridad”.
Pese al muro bushiano, ¿por qué existe tanta facilidad bidireccional en la frontera, en especial después del 11/9, en la venta privada de armas y drogas? ¿A cuánto ascenderá el negocio de las armerías texanas, tan relajadas en el abastecimiento de armas pesadas a los cárteles? ¿No se podrá decretar un embargo total en la venta de armas privadas a México de parte de Estados Unidos?
De Defensa (10/1/09), centro estratégico militar europeo, vincula en forma interesante la balcanización en México con “ciertas evoluciones de la situación interna en Estados Unidos”. Mejor aquí le paramos.