■ Obama, interesado en temas laborales y ambientales del acuerdo, dice
Se revisará el TLCAN sin reabrirlo: Calderón
■ Ofreció el presidente electo frenar el flujo de armas hacia México
■ El Ejecutivo mexicano se despidió ayer de un desparpajado Bush
Ampliar la imagen Los presidentes Felipe Calderón y George W. Bush, en el salón Oval de la Casa Blanca Foto: Ap
Washington, 13 de enero. El presidente Felipe Calderón Hinojosa expresó que coincide con Barack Obama en “revisar” el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) en los temas laborales y ambientales, aunque luego aclaró que no hablaron de promover su “reapertura” ni “renegociación”.
Obama, según Calderón, también le ofreció en su charla del lunes pasado el apoyo para frenar el flujo de armas en la frontera con México. De hecho, comentaron que no se requiere una nueva legislación para ello, porque la de Estados Unidos prohíbe la exportación de armamento a países como el nuestro.
Durante la reunión en la que Calderón se despidió del presidente saliente, George W. Bush, en la Casa Blanca, ambos aprovecharon para hacer una defensa del acuerdo a unas horas de que Obama planteara la necesidad de “mejorar” el TLCAN para fortalecer artículos sobre asuntos laborales y ambientales.
“Como ayer lo señalé con el presidente electo (Obama), estamos dispuestos a construir sobre la base de lo ya logrado en el TLC para poder enfocarnos a mejorar los beneficios del intercambio comercial, a revisar, como siempre hemos estado dispuestos, temas que preocupan no sólo a los americanos (sic), sino a los mexicanos, como son los aspectos laborales y ambientales”, expresó.
En su viaje de regreso a la ciudad de México, al concluir su visita de tres días a esta ciudad, Calderón ofreció una conferencia de prensa en el avión presidencial, donde se le preguntó si una renegociación del TLCAN sería moneda de cambio para un acuerdo migratorio.
“No hablamos del tema de reapertura o renegociación (con Obama). Él conoce muy bien nuestra postura y lo inconveniente que es para ambos países reabrirlo o renegociarlo. Yo creo que hay mucho que avanzar, pero no necesariamenre sobre la base de destruir lo logrado.”
Explicó que, en la charla, Obama enfatizó su preocupación por los temas ambientales y laborales, a lo que el Presidente mexicano respondió que “compartimos las mismas preocupaciones, de eso pienso que no habrá discrepancia”. Comentó que el sucesor de Bush en alguna ocasión habló incluso de introducir acuerdos paralelos al propio tratado.
Previamente, al dar un mensaje conjunto con el presidente saliente de Estados Unidos, aseguró que el acuerdo ha creado “millones de empleos” en Estados Unidos, vinculados al comercio con México, que además se convirtió en el segundo comprador de productos de ese país, incluso por arriba de China.
Y si bien dijo que Obama manifestó interés en impulsar un proyecto de “reforma migratoria integral”, Calderón reconoció que la crisis económica en ambos países agrega a este objetivo un “enorme grado de complejidad”. Indicó que el demócrata le habló con “mucha confianza” de los problemas, obstáculos y dificultades políticas que este tema ha enfrentado en el Congreso y en la opinión pública de Estados Unidos.
Pero explicó que le ofreció su respaldo para abordar el problema migratorio, considerando que se requiere una labor de convencimiento en distintos sectores, y resolverla de acuerdo con los propios compromisos que Obama ha establecido con el electorado de Estados Unidos, en particular con el de origen latino.
Al reseñar el contenido de su conversación, que calificó de exitosa, dijo que no hablaron sobre la construcción del muro en la frontera para impedir el paso de connacionales, pero reiteró su postura de que la migración sólo se puede resolver sobre vías sensatas que regulen ese flujo.
Explicó que propuso al mandatario electo “tener una mejor frontera, mucho más abierta a bienes y servicios y personas, y mucho más cerrada al crimen, drogas, lavado de dinero y armas”. Para ello, dijo que planteó a Obama una lista de cruces que requieren autorización, como el de Santa Teresa, Nuevo México, con Palomas, Chihuahua. Señaló que para la edificación de pasos y aduanas no se necesita dinero adicional, porque hay inversionistas dispuestos a aportarlo.
Para dar un ejemplo del atraso en la materia, explicó que la ultima autorización de un cruce ferroviario entre los dos países se dio en 1910.
Los dos políticos se extendieron las respectivas invitaciones para realizar visitas de Estado o de trabajo cuando sus agendas se los permitan. En el caso de Obama, fue convocado por Calderón a participar este año en México en una reunión trilateral, en la que está incluido Canadá.
Por otra parte, en sus últimos días en la Casa Blanca, George W. Bush todavía le extendió una recomendación a Calderón. Resaltó que los ciudadanos en Estados Unidos están preocupados por la batalla que libra México para combatir la droga, y se mostró confiado en que su colega mexicano “no va a permitir que los narcotraficantes tengan el poder en su patria”.
Por la mañana, un relajado y sonriente Bush recibió a Calderón en el salón Oval. Los acompañaron Condoleezza Rice, secretaria de Estado; John D. Negroponte, subsecretario de Estado, y Tom Shannon, subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental. Por parte de México, el embajador Arturo Sarukhán y los secretarios Agustín Carstens y Patricia Espinosa; el titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, regresó un día antes, una vez agotados los puntos torales de la agenda presidencial.
Después de conversar en privado durante 40 minutos, Bush elogió a quien describió como su amigo y dijo que había sido un “verdadero placer” poder trabajar con él. El michoacano agradeció la amistad y apoyo brindado por el republicano, pero también enfatizó, en inglés y en español, que el crimen organizado y el tráfico de drogas “no es exclusivo de México, es común”.
Con un “thank you, President. Good luck (buena suerte)”, concluyó el mensaje. Bush repeló cuando uno de sus colaboradores dio por concluido el encuentro sin que la traductora explicara al Presidente mexicano el contenido del mensaje en inglés. “Un momento”, gritó Bush, y todos volvieron a su lugar. Superado el episodio, el presidente de Estados Unidos se despidió con un “adiós”, como en los tiempos en que resaltaba su cercanía con México hablando en español con el presidente Vicente Fox.