Usted está aquí: lunes 12 de enero de 2009 Cultura “Cuando la atención de EU no está en México se puede negociar mejor”

■ La historiadora Susana Chacón revisa la relación bilateral en la Segunda Guerra Mundial

“Cuando la atención de EU no está en México se puede negociar mejor”

■ Mañana presentará su libro, editado por el FCE y el ITESM, en el Centro Cultural Bella Época

Arturo Jiménez

Aunque la llegada del demócrata Barack Obama beneficiará de algún modo las relaciones entre México y Estados Unidos –marcada históricamente por la asimetría, el conflicto y la cooperación–, otros factores serán más importantes en las negociaciones que se realicen con el vecino país, como el cabildeo en el Congreso estadunidense y la fuerza cada vez mayor de las minorías latinas.

De ese modo lo plantea la historiadora Susana Chacón, autora del libro La relación entre México y los Estados Unidos (1940-1955): entre el conflicto y la cooperación, con prólogo de Lorenzo Meyer y editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

Chacón explica por qué escogió esa etapa de estudio: “Es un periodo muy interesante, de la Segunda Guerra Mundial, en el que se permitió un proceso negociador para México que favoreció su desarrollo en los años 50 y 60. Que Estados Unidos necesitara que toda la zona del Pacífico estuviera cubierta para que los países del Eje no pudieran entrar posibilitó a México, y en particular al general Lázaro Cárdenas, negociar un acuerdo militar, a partir del cual se favorecieron otros acuerdos: comercio, braceros, aeronáutica”.

–¿Qué lecciones se pueden obtener de estos acuerdos?

–Varias, porque las tres negociaciones fueron diferentes. Cabe destacar que, a pesar de las asimetrías entre ambos países, hay espacios para negociar y los tenemos que aprovechar. No por contar con un socio muchísimo más grande, quiere decir que siempre vamos a estar en desventaja. Ésa es la principal enseñanza de los tres acuerdos.

Sin embargo, Chacón agrega que hubo momentos en que en los tres acuerdos, sobre todo los de braceros y comercio, ya no convenía a México negociar o continuar con el convenio.

“Por ejemplo, el de braceros (de 1942 a 1964), cuando se hizo la negociación, en plena guerra mundial, Estados Unidos necesitaba mucha mano de obra, y se negoció en los términos mexicanos: dónde iban a estar los centros de contratación, cómo se iban a trasladar, por ejemplo, de Zacatecas, Guerrero o Michoacán a la frontera, y de ahí a los centros de trabajo, por cuánto tiempo y cómo regresarían después a México.

“Pero una vez que terminó la guerra ya no nos necesitaban, y regresaron a muchos trabajadores sin respetar el acuerdo. Hay un periodo que va hasta los años 50, el que analizo que es muy negativo para México. Aunque eso se revirtió otra vez, cuando empezó la guerra de Corea. Hay momentos muy favorables para la negociación de México, pero el mismo acuerdo tiene momentos negativos; hay que saber en qué circunstancia retirarnos o empezar a negociar en otros términos.”

–Asumiendo que continuaría la migración indocumentada.

–Por supuesto. Pero a pesar de ella, ver de qué forma se podría favorecer que se redujera y que los mexicanos que fueran lo hicieran en los mejores términos: de derechos humanos, de salarios, de prestaciones. Ahí hay un ejemplo muy claro de un hecho histórico del cual hay que aprender.

–¿Ha disminuido la capacidad de negociación de las autoridades mexicanas? ¿Se negociaba mejor antes; se defendían de manera más eficiente los intereses nacionales?

–Para analizar eso hay que considerar varias cosas. De 1940 a 2009 ha habido momentos muy favorables y muy negativos, según el tipo de liderazgo, de cómo se plantean los intereses nacionales y quién y cómo juega con ellos. Además están las circunstancias internacionales. Es muy distinto después del 11 de septiembre de 2001, con un acuerdo con el cual nos presionan y se construye un muro, a la Segunda Guerra Mundial, cuando se juega totalmente en favor de México. En la historia de la relación bilateral podemos encontrar una constante: cuando no se tienen los ojos de Estados Unidos en México, podemos negociar mejor. Cuando hay circunstancias internacionales adversas para Estados Unidos son momentos adecuados para la negociación en favor de México, pero se requiere un liderazgo muy claro y una agenda nacional adecuada.

–¿Qué puede esperar México de la gestión de Barak Obama?

–Tenemos que verlo en diferentes niveles. Uno es la negociación con el presidente, con el cambio que plantea, y otro es la constante, en la que realmente negocia México: la negociación con el Congreso estadunidense. Los temas de la agenda están muy establecidos, pero importa mucho cómo jugará el gobierno mexicano con el Congreso.

“Además cuentan las relaciones con los estados y con los grupos de las minorías mexicanas y latinas. Por ejemplo, si consideramos las marchas (latinas) que hubo en Estados Unidos en 2005 y 2006, tenemos un potencial que se aprovecha cada vez más. Tampoco se había aprovechado el acercamiento al Congreso estadunidense por cuestiones de soberanía y de no intervencionismo, pero ya existe el mecanismo para hacer cabildeo ahí: se empezó con Miguel de la Madrid, se utilizó muchísimo con Carlos Salinas y es algo que tenemos que continuar de manera adecuada.”

La relación entre México y los Estados Unidos (1940-1955) se presentará este martes 13 de enero a las 19 horas en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, en el Centro Cultural Bella Época, Condesa.

 
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