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■ Franja de Gaza: los perseguidos de ayer son los persecutores de hoy
Ampliar la imagen Miles de manifestantes salieron a las calles de Montreal ayer domingo para exigir al gobierno de Canadá que presione a Israel para que detenga la ofensiva militar contra Gaza Foto: Ap
Casi siete décadas después, el gueto de Varsovia puede encontrarse 2 mil 500 kilómetros al este de esta ciudad europea. Hoy, con toda su crueldad, se ubica en la Franja de Gaza, cuya destrucción es llevada a cabo por el gobierno del mismo pueblo que en 1943 fue exterminado por los nazis en la capital polaca.
Con escalofriante similitud, el gobierno israelí tiene las mismas pretensiones que Hitler en 1943, sólo que ahora el objetivo es el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Bloqueo, muros, alambradas, condiciones infrahumanas, hambre y enfermedades encierran a ese pequeño territorio, tal cual procedieron las huestes invasoras contra los judíos polacos en aquel entonces. Por cierto, a los hitlerianos también les dio por destruir sinagogas.
Los escasos 360 kilómetros cuadrados de la Franja de Gaza (equivalentes al 1.6 por ciento del territorio de Israel), y su millón 500 mil habitantes (4 mil 166 por kilómetro cuadrado, 13 veces más que en la nación de su agresor) son los objetivos militares del desproporcionado gobierno israelí (con un gasto militar equivalente a 7.3 por ciento de su producto interno bruto, lo que lo convierte en la quinta potencia militar del mundo), que de dicho territorio ha hecho una gran prisión. Sin embargo, parece que no funcionó su estrategia de enclaustramiento, hambre y enfermedades, por lo que ahora, a sangre y fuego, recurre al “asalto final”, como lo hicieran los hitlerianos en aquellos primeros meses 1943 en Varsovia, en un gueto previamente rodeado de un muro de casi 20 kilómetros de largo, con más de tres metros de altura.
Lamentablemente, lo que sucede en la Franja de Gaza no es novedad, no es noticia fresca. El exterminio “silencioso” del pueblo palestino lleva décadas, pero ningún gobierno, ningún organismo internacional ha trascendido del discurso, como sucedió durante el holocausto. Y como ayer los habitantes del Gueto de Varsovia, hoy los del Gueto de Gaza intentan sobrevivir. Cada día que pasa, la situación empeora, pero para tener un punto de referencia sobre el ambiente que priva en aquel agredido territorio, vale mencionar un informe que menos de un año atrás (marzo de 2008) divulgaron ocho ONG (Amnistía Internacional, Asistencia Médica Internacional, Agencia Católica para el Desarrollo Exterior, Ayuda Cristiana, Médicos del Mundo, Oxfam, Salvar a los Niños y Trocaire). Se trata de La Franja de Gaza: una implosión humanitaria, del que obtuvimos los siguientes elementos:
Los palestinos en la Franja de Gaza viven la peor crisis humanitaria desde la guerra de 1967 debido a las restricciones impuestas por Israel desde que el movimiento islamista Hamas tomó el poder en el territorio… El millón y medio de palestinos que viven en dicha franja se encuentra en la más grave situación humanitaria de las últimas cuatro décadas, como consecuencia de las severas restricciones israelíes al movimiento de mercancías y de personas. Las ONG denuncian que “como resultado del bloqueo y del colapso de la economía, hay poco dinero para comprar alimentos y pocos alimentos que comprar. Los precios de la comida suben, y harina, leche y arroz escasean. A la vez que la crisis humanitaria se agrava, el número de convoyes humanitarios cae en picada”.
Actualmente, la mitad de los palestinos de Gaza están desempleados. La producción industrial se ha reducido en 95 por ciento y con toda dificultad sólo quedan abiertas 200 de las 4 mil fábricas que existían. Escasea el agua potable, debido tanto a la carestía de recursos hídricos de la zona como a la sobreexplotación de la que hicieron uso los colonos, y falta la electricidad, como consecuencia del bombardeo de la única central eléctrica por las Fuerzas de Defensa Israelíes en 2006. El 80 por ciento de los habitantes depende de la ayuda internacional; 62 por ciento de sus salarios se destina exclusivamente a la adquisición de alimentos de primera necesidad (37 por ciento en 2004). “El bloqueo ha desmantelado completamente la economía y empobrecido a la población de Gaza. Las políticas israelíes afectan a la población civil de manera indiscriminada y constituyen un castigo colectivo contra hombres, mujeres y niños. Las medidas adoptadas son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional humanitario”. Estiman las ONG que más de 80 por ciento de la población de Gaza depende de la ayuda humanitaria. El 70 por ciento de las familias en aquel territorio subsiste con 1.2 dólares por día, es decir, en condiciones de pobreza extrema.
La situación en Gaza, subrayan, “es artificial, completamente evitable, y con la voluntad política necesaria puede revertirse… el millón y medio de palestinos residentes en Gaza han visto un prolongado patrón de deterioro derivado de décadas de ocupación y de las sanciones contra Hamas… la severidad de la situación se ha incrementado exponencialmente debido a la imposición de un bloqueo por parte del gobierno israelí en respuesta al indiscriminado disparo de cohetes contra Israel por parte de milicianos palestinos desde Gaza. Israel y los palestinos deben acordar la reapertura de los pasos fronterizos y ambas partes deben detener los ataques”.
En septiembre de 2000, alrededor de 24 mil palestinos cruzaban a diario el paso fronterizo de Gaza para trabajar en Israel. Hoy, esa cifra es cero. El desempleo en Gaza es cercano a 40 por ciento, y crece. En los meses previos al bloqueo, unos 250 camiones con suministros entraban cotidianamente en Gaza por Sufa (sur de Israel, frontera con Egipto); ahora sólo un máximo de 45 camiones, aunque la mayoría de los días esta cifra no se alcanza. El 95 por ciento de las operaciones industriales de Gaza se han suspendido por la prohibición de importar materia bruta y por el bloqueo de las exportaciones.
Cada día se vierten al mar entre 40 y 50 millones de litros de aguas residuales. A consecuencia de las restricciones de combustible, los hospitales sufren cortes de suministro eléctrico de 8 a 12 horas al día. Hay escasez de entre 60 y 70 por ciento del combustible necesario para los generadores eléctricos de los hospitales. Al 18.5 por ciento de los pacientes que requerían tratamiento de urgencia en hospitales fuera de Gaza se les negó el permiso para salir de la Franja. La proporción de pacientes que recibían permiso para salir de Gaza con el fin de obtener atención médica se redujo de 89.3 por ciento en enero de 2007 a 64.3 por ciento en diciembre de 2007, un recorte sin precedentes. El 35 por ciento del PIB de la franja de Gaza proviene de los salarios conseguidos en Israel (cuatro de cada 10 empleos); 75 mil de los cerca de 110 mil trabajadores del sector industrial han perdido su empleo.
Diez meses después del referido informe, la situación en el Gueto de Gaza es infinitamente peor.
Las rebanadas del pastel:
Nadie aprende. La historia se repite, sólo que los perseguidos y agredidos de ayer, son los persecutores y agresores de hoy.