■ La literatura nada tiene que ver con los galardones, matizó el autor catalán
Distinguen a Juan Marsé con el Premio Cervantes 2008
■ “Escribo para evocar algunas experiencias que no he tenido y como búsqueda de una determinada belleza”, dijo
■ Entre sus obras figura Si te dicen que caí, publicada en México por Novaro
Ampliar la imagen Juan Marsé, ayer, durante una conferencia de prensa que ofreció en Barcelona, tras conocerse la noticia de que fue galardonado con “el Nobel de las letras españolas” Foto: Reuters
Madrid, 27 de noviembre. Juan Marsé, el niño frágil de la posguerra, el escritor que se formó a sí mismo entre el huerto de los abuelos, el taller de joyería en el que trabajaba como obrero y un tostadero clandestino de café, fue reconocido hoy con el Premio Cervantes 2008.
El galardón, considerado el “Nobel de las letras españolas”, eligió en esta ocasión a un novelista y cuentista nacido en Barcelona en 1933, que tiene al menos dos hechos biográficos que lo unen a México: la publicación en 1973 de su libro Si te dicen que caí, prohibido por la “maquinaria infernal de la censura” de la dictadura fascista de Francisco Franco (1939-1976) y, más recientemente, la concesión del Premio Juan Rulfo, en 1997.
A sus 75 años y durante una revisión rutinaria con su cardiólogo, Juan Marsé recibió la noticia: después de figurar en la terna en al menos cuatro años consecutivos, había sido elegido como el nuevo premio Cervantes, tras vencer en las votaciones finales a escritores como Ana María Matute, Mario Benedetti y José Manuel Caballero Bonald.
Con su premio también se reconoce a una generación de escritores, la llamada “generación del 50”, que crecieron bajo el yugo de la dictadura franquista y el paisaje en sepia de la posguerra, lo que en su caso se convirtió en una aventura literaria sin retorno.
Búsqueda de un mundo alternativo
Desde Barcelona, Juan Marsé agradeció el reconocimiento, pero de inmediato matizó que “la literatura nada tiene que ver con los premios”, como gesto de distanciamiento de las alharacas y los reflectores de los que siempre ha huido, prefiriendo la soledad de su escritorio y la placidez de los paseos vespertinos por su barrio.
Autor de 17 novelas y decenas de cuentos, Marsé explicó las razones de su aventura literaria: “Escribo para evocar algunas experiencias que no he tenido y que me hubiera gustado tener y, naturalmente, como búsqueda de una determinada belleza. También para recuperar un tiempo perdido en un mundo que a veces no te acaba de convencer y que te empuja a buscar uno alternativo”. El premio se lo dedicó a Paulette Goddard, quien fue compañera de Charles Chaplin.
El propio Marsé se ha caracterizado por recrear episodios de su turbulenta biografía con el también complicado periodo que le tocó presenciar durante su niñez, juventud y parte de su madurez: la posguerra y la dictadura. Por eso en sus libros lo mismo plasma con ironía las “preocupaciones” de la burguesía catalana de la época, personificadas en el Pijoaparte (algo así como el Fresaparte), que cuenta con cierta crudeza sus recuerdos de hambre y desazón. Como cuando rememora aquellos días en los que su jornada diaria era más o menos así: por la mañana, muy temprano, se iba a un taller de joyería a pulir piedras preciosas por un sueldo mísero, por la tarde ayudaba a sus abuelos en el huerto, y de noche, para que su familia sobreviviera a la carestía de la posguerra, trabajaba en un tostadero clandestino de café. Pero se convirtió en escritor porque logró intercalar estas actividades con lecturas de novelas de aventuras de Stevenson, pero también con películas como Fu-Manchú, Tarzán y El Coyote.
Hijo de un taxista
El primer nombre de Juan Marsé fue Juan Faneca Roca. Su vida cambió cuando era casi recién nacido; su madre murió al mes y medio de dar a luz por una complicación posparto y su padre, “un taxista” –tal y como aparece en sus libros–, decidió darlo en adopción a una pareja de padres desconsolados que recogió en un hospital y que habían perdido a su hijo durante el parto.
Sus padres adoptivos, quienes fueron a la postres sus “padres” a secas, eran activos defensores de los valores de izquierda, del nacionalismo catalán y de las virtudes de la II República, pero también del valor de la cultura y la literatura.
Marsé recibió esta formación por su cuenta, ya que ni siquiera logró terminar la escuela primaria, ahuyentado por su experiencia en el Colegio del Divino Maestro, regentado por un único profesor y director, “un fagín ultrafranquista y ultracatólico”.
Entre sus libros más importantes destacan sus primeras novelas, Encerrados con un solo juguete, de 1960, y Esta cara de la luna (1962), además de Últimas tardes con Teresa (1965) y La oscura historia de la prima Montse (1970).
En cuanto a su novela Si te dicen que caí (1973), la publicó en México la Editorial Novaro y ganó el primer Premio Internacional México.
Otros libros de Marsé son Las mujeres de Juanito Marés, Rabos de lagartija y La gran desilusión.
El Premio Cervantes, dotado con 125 mil euros, será entregado el 23 de abril de 2009 en la Universidad de Alcalá de Henares, cuando Juan Marsé pasará a formar parte de la selecta lista de autores galardonados, entre los que figuran Juan Gelman, Sergio Pitol, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato.