■ Edith González conversa con La Jornada sobre su nueva telenovela en Colombia
Doña Bárbara, vigente: “no hemos dejado atrás el siglo XX”
■ El personaje, basado en la obra homónima de Rómulo Gallegos, “el mayor reto de mi carrera”
■ Destaca que en el país sudamericano “se está haciendo trabajo con corazón, coraje y entusiasmo”
Ampliar la imagen Al personaje le dimos un giro; en el libro ella nunca sonríe, pero sí lo hace en la adaptación, afirma la actriz Foto: Yazmín Ortega Cortés
Con sus penetrantes ojos verdes oceánicos, la actriz mexicana Edith González, protagonista de la telenovela colombiana Doña Bárbara, dice en entrevista con La Jornada: “Este papel representa el mayor reto de mi carrera: aprender a hacerlo todo y bien. No porque no se pueda repetir, sino porque las condiciones no están dadas para repetir. Para mí ha sido un aprendizaje muy grande: lazar animales, usar armas, andar a caballo, lanzar el cuchillo... es la primera vez que he tomado un personaje por las riendas.
“Concretamente, lo que me ha dejado esta novela es comprender que no hemos rebasado la época en que se sitúa la pieza literaria; que Latinoamérica se encuentra exactamente igual que a principio del siglo pasado y México, más que nunca, cosa que me duele.”
Doña Bárbara, basada en la obra homónima de Rómulo Gallegos, comenzó a trasmitirse el pasado lunes por Galavisión a las 22:30 horas. Acompañan a Edith González, Christian Meier, Génesis Rodríguez, Catherine Siachoque, Paulo Quevedo y Maritza Rodríguez. La producción es tripartita: Telemundo, RTI Colombia y Sony.
México ahora mira hacia el sur
Edith informa: “Fui enviada a Colombia para protagonizar esta telenovela; hace unos años me ofrecieron actuar en Pasión de gavilanes, que aquí se llamó Fuego en la sangre, pero por más que lo pedí, la televisora no me dejó ir; ahora que se pudo hacer Doña Bárbara, y como ya nos traíamos ganas, le entré. Esto también habla de un intercambio sano entre nuestros países cuando México, que siempre ha mirado para arriba, se está dando cuenta de que se están realizando cosas buenas en el sur. Me gusta lo que está haciendo la televisión en Colombia. Son arriesgados desde los títulos originales como Café con aroma de mujer, Bety la fea, Sin tetas no hay paraíso, Te voy a enseñar a querer... son grandes títulos que enganchan.”
Inconforme, agrega: “En Colombia están haciendo televisión con mucho corazón, coraje y entusiasmo. Lo he mencionado antes como crítica bien intencionada: las tres recientes telenovelas de Televisa en horario estelar han sido adaptaciones de trabajos colombianos. La 20th Century Fox está abriendo estudios allá. Meryl Streep estuvo tres meses filmando, y los grandes estudios de Hollywood están produciendo muchas series y películas”.
La rubia agrega que como actriz y mujer “amo a Doña Bárbara. Le dimos un giro al personaje, que es duro, cruel y amargo, características que también están en la telenovela; pero en el libro ella nunca sonríe. Entonces decidimos que tratándose de una mujer violada por cinco hombres y que presenció el asesinato de su padre y su novio, que en ciertos momentos aflore su infancia robada, que entonces también ría y que sea coqueta y hasta pispireta... porque imagínate que en 130 capítulos no sonriera: aburriría al público. Doña Bárbara es un gran personaje entrañable, porque es una mujer que sale sola en el llano, en condiciones adversas, donde los machos más bragados echan para atrás, pues la hacen una mujer admirable, y al interpretarla sólo me queda amarla, protegerla y que la gente la quiera como yo.”
Una de las satisfacciones que le ha dado este personaje informa Edith, es que “en Estados Unidos, donde ya se está trasmitiendo Doña Bárbara, la revista People me nombró actriz del año; lo que quiere decir que el personaje que hacemos –porque está hecha por escritores, directores, técnicos y elenco– tiene algo bien hecho. Como actriz, era difícil tomar este reto siendo mexicana, y porque María Félix es identificada como La Doña. Creo que tenemos una telenovela que se puede quedar en la memoria del público.”
Para bien y para mal
Después de endulzar su capuchino, Edith menciona el acercamiento que tuvo con la pieza literaria: “Leí una versión resumida de la novela de Rómulo Gallegos. Este texto es lectura obligada para los estudiantes de secundaria de Venezuela y Colombia, y tienen una adaptación para ellos. También vi la película. En la telenovela yo voy haciendo todas las barbaridades de Doña Bárbara, a diferencia de lo que propone Rómulo Gallegos: la civilización contra la barbarie, la víscera contra la inteligencia”.
Después de terminar su café, como colofón, Edith da su visión de México estando en Colombia: “Cuando ocurrieron los bombazos del 15 de septiembre en Morelia, los comentarios que me hicieron eran ‘ojalá y nos equivoquemos, pero ojalá y no les pase lo que a nosotros; así comenzamos: el narco inició matándose entre ellos y luego agredieron a la sociedad civil.’ Aunque llevo cuatro meses en Colombia, me he dado cuenta de que tiene muchas similitudes con México, para bien y para mal”, concluye.