■ Recorre con su homóloga Michelle Bachelet la muestra Frida y Diego, vidas compartidas
Destaca Calderón importancia de Rivera y Kahlo para el acercamiento con Chile
■ La obra de los pintores mexicanos, expresión del sentido de la asociación estratégica bilateral
Santiago de Chile, 21 de noviembre. Como en las casas Rosada y Azul que compartieron en Altavista, un pasillo conduce de un lado al imaginario de Diego Rivera y del otro al de Frida Kahlo en el Centro Cultural Palacio de la Moneda.
Ubicado debajo de la Plaza de la Ciudadanía, este moderno recinto, concebido para las fiestas del bicentenario de la independencia reúne por primera vez en Chile las obras de dos de los artistas más representativos de la plástica mexicana en la muestra Frida y Diego, vidas compartidas.
Durante un lapso breve, los presidentes de Chile, Michelle Bachelet, y de México, Felipe Calderón, recorrieron la exposición alejados de la prensa y acompañados sólo por sus colaboradores, luego de lo cual resaltaron que “es una muestra del acercamiento” entre los dos países por medio de estos dos iconos culturales, como los describió el mandatario mexicano.
En la inauguración, Calderón resaltó que Diego y Frida forman parte de una generación en las postrimerías de la Revolución Mexicana, que en terrenos artísticos, “yo diría que México todavía estaba en un terreno confuso, un poco afrancesado el arte en los tiempos del porfiriato”.
Y Diego y Frida –definió– son la expresión nítida de lo que muchos llaman la búsqueda de lo mexicano. “De pronto, se dice, se asoman a esa realidad, a ese mundo cambiante, y la respuesta es que en México existían los mexicanos y lo mexicano”.
“Explicación docta”
Aunque recomendó visitar la muestra, porque allá las explicaciones van a ser “mucho más doctas”, contó que Diego y Frida eran “una pareja muy sui géneris, marcada por el amor, la desazón, la pasión y también por una historia común muy profunda. Los dos son militantes, los dos son miembros del Partido Comunista y tienen una militancia aguerrida, férrea, que además la transmiten en su obra”.
En una revisión de las distintas etapas de la obra de Rivera reflejadas en esta exposición, Calderón destacó el compromiso “verdaderamente revolucionario” del pintor, el cual –dijo– “se vuelca, precisamente, a una obra histórica y muy sólida”.
De Frida, relató que su pintura es mucho más interiorista, más personal, hecha a partir de su dolor; pero lamentó que por mucho tiempo no fue perfectamente valorada.
Lo atribuyó a que su obra fue “más reservada; es un poco, e incluso puede ser hasta preocupante, que exacerbaba ciertos ánimos; quizá escandalizaba a otros”, pero hoy es mucho más valorada.
Bachelet celebró esta muestra inédita que va a lograr que miles de chilenos se encuentren con la obra de dos singulares mexicanos, cuya herencia pertenece al conjunto de la América mestiza, diversa, sufriente y vigorosa, como lo expresan sus pinturas.
Es –dijo– una expresión cabal del sentido profundo que tiene la asociación estratégica entre Chile y México, “país que ha conquistado el alma y el corazón” de esta nación andina con su música, su creación, su enorme conciencia de la herencia prehispánica y su voluntad de futuro.
“Frida y Diego nos legaron una obra por momentos atormentadora, pero también risueña y esperanzadora, porque la belleza siempre nos habla de esperanza, de un mundo en el que esa belleza sea posible, pero no sólo para algunos, sino para todas y todos; donde el arte sea un patrimonio común y la justicia una realidad de todos los días”, refirió.
Se pueden encontrar ahí más de 100 obras de las diversas épocas artísticas de Frida y Diego, albergadas en colecciones privadas y públicas, especialmente el Museo Dolores Olmedo.
Entre ellas destacan los autorretratos de Frida Kahlo, sus escenas populares, numerosos dibujos y el famoso Camión, a través del cual describe las diversas clases de la sociedad mexicana, haciendo referencia al accidente de tránsito sufrido por la artista en 1925.
De Diego Rivera se puede apreciar su producción de influencia cubista, con obras como El arquitecto y las de fuerte contenido social.
La exposición se complementa con una colección de 30 fotografías que reflejan la vida, contactos y actividades que llevaron a cabo Frida y Diego, además de una selección de la colección privada de piezas prehispánicas y una muestra de objetos de arte popular del Museo Estudio Diego Rivera y colecciones particulares.