■ Se inauguró de manera oficial el homenaje nacional por los 80 años del escritor

Quisiera que los jóvenes me dieran lecciones, dijo Fuentes

■ Festejaron la universalidad del autor de Aura y su papel en el debate interno y mundial

■ “La literatura crea, refleja, imagina, juzga, une o separa”, expresó el narrador

Ericka Montaño Garfias y Matilde Pérez

Literatura, política, amistad, democracia, censura, pasado y futuro. Temas que el escritor Carlos Fuentes evocó en el discurso que ofreció ayer en el Castillo de Chapultepec, durante una ceremonia en la que el presidente Felipe Calderón inauguró de manera oficial el homenaje nacional al autor de la novela La región más transparente, por su cumpleaños número 80, ocurrido el pasado 11 de noviembre.

Para enfatizar que “la mejor manera de celebrar a Fuentes es leyéndolo”, el Presidente dedicó el mes de noviembre al escritor y anunció una serie de actividades en su honor, como la edición especial de El espejo enterrado, y una edición rústica que será repartida entre los estudiantes de tercero de secundaria de todo el país, además de tertulias, convocatorias para periódicos murales, y cartas que escribirán los niños al narrador, además de que habrá cine-debates y exposiciones, entre otros.

Maestro del testimonio interior

Alrededor de 300 invitados participaron en la ceremonia. En la mesa de honor Calderón, Fuentes, los premios Nobel de Literatura Nadine Gordimer y Gabriel García Márquez, el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Juan Ramón de la Fuente y los ex presidentes Ricardo Lagos y Felipe González, de Chile y España, respectivamente.

Todos, excepto Gabo –quien, como es costumbre, evitó los discursos–, dedicaron sus palabras de festejo a la universalidad de Fuentes, a su papel relevante no sólo en la literatura, sino también en el debate nacional e internacional, y al papel que ha jugado al reflejar en su obra la realidad y la imaginación del ser mexicano.

Fuentes, a su vez, recordó el intento de censura contra su libro Aura, durante el gobierno de Vicente Fox, que promovió el entonces titular de la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal.

Aura, expresó su autor, no atenta contra la libertad de prensa, pero quizá “podía perturbar la moral de las buenas conciencias”. Muchos, dijo el escritor, se manifestaron contra este conato de prohibición y uno de ellos fue Calderón, quien se desempeñaba como legislador.

El homenajeado llamó además a aprovechar la oportunidad de reflexión “sobre lo que nos une como mexicanos sin desdeñar lo que nos diferencia como ciudadanos” que ofrece la conmemoración, en 2010, de tres aniversarios: el bicentenario de la Independencia, el centenario de la revolución y el centenario de la actual universidad.

Entonces agradeció uno por uno a los invitados a su mesa: a Nadine Gordimer por ayudarlo a encontrar “la verdad”, gracias a sus libros acerca de la realidad que se vivía en Sudáfrica. Gordimer, al inicio de la ceremonia, lo llamó “el gran maestro del testimonio interior”.

Fuentes recordó su pasó por Chile, cuando era adolescente, donde comprendió que “la política y la palabra no eran enemigas”. Tras la dictadura el entonces presidente, Ricardo Lagos, “se encargó de construir el futuro. Crecimiento con libertad. No basta el crecimiento. Por sí sólo no asegura mayor igualdad, hacen falta también políticas públicas, políticas laborales y distributivas para disminuir la pobreza. No se trata de empobrecer a los ricos, sino de enriquecer a los pobres. Se requiere un esfuerzo constante para asegurar que el desarrollo económico tome en cuenta los objetivos sociales”.

De Felipe González resaltó su papel en el fortalecimiento de España. “No estatizó la economía para no sofocar las ventajas (de su ingreso a la Unión Europea); pero fortaleció al Estado para impedir las desventajas. Acertada receta para lo que ocurre hoy”.

Laberintos oscuros

A Juan Ramón de la Fuente lo reconoció como científico y humanista. “No lo puedo separar –dijo– del rector, el educador, el fiel ciudadano “que reclama una cultura política fuerte a la altura de la esperanza de país que teníamos los estudiantes universitarios en 1950 y que amenaza con perderse en los oscuros laberintos del narcotráfico, del crimen organizado y la impunidad.”

El ex rector, a su vez, dijo minutos antes que Carlos Fuentes es un escritor universal gracias a su curiosidad intelectual, sus logros estéticos y su preocupación social.

Su reconocimiento a Gabriel García Márquez pasó por una disertación sobre la literatura, la de los viejos y los nuevos escritores.

“La literatura crea, refleja, imagina, juzga, une o separa. En todo caso una vieja tradición indica que los viejos damos lecciones a los jóvenes. Yo quisiera más bien que los jóvenes me dieran lecciones a mí; ellos van a ver un mundo que yo ya no veré, ellos nos traen las noticias del porvenir. Nosotros los mayores aseguramos, sin embargo, que no se olviden las novedades del pasado.”

Hoy, gracias a autores como Gabo –añadió– “la realidad puede asumirse a sí misma y la literatura también. El novelista no sustituye al político, pero el político tampoco sustituye al novelista”.