Usted está aquí: martes 18 de noviembre de 2008 Política OEA: en AL el Estado tiene carencias para controlar el impacto del dinero sobre el voto

■ México logró revertir los costosos procesos con la reforma electoral, asegura titular del IFE

OEA: en AL el Estado tiene carencias para controlar el impacto del dinero sobre el voto

Alonso Urrutia

El secretario para Asuntos Políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA), Dante Caputo, sostuvo que la democracia en la región es “un instrumento maravilloso que ha sido inventado, reinventado, asesinado y resurgido” para la renovación del poder; un instrumento que enfrenta riesgos de “gravísimas alteraciones”, como el hecho de que “el poder del dinero sustituya o determine el resultado” y no la libre opción ciudadana.

Al participar en la primera Jornada Interamericana Electoral –celebrada en la sede del Instituto Federal Electoral (IFE)–, Caputo señaló que América Latina es la región con concentración de ingresos en el mundo “con un déficit estatal inmenso y campañas políticas que prometen igualdad y mejora de vida, pero no tenemos poder del Estado para tener los impuestos necesarios que permitan redistribuir la riqueza, y poder cobrarles a los que tienen, que deben contribuir”.

En tanto, el consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés, señaló que México había llegado a ser uno de los regímenes electorales más costosos de América Latina, motivo por el cual destacó la importancia de una reforma electoral que permitió reducir el gasto de los procesos.

Valdés añadió que esta modificación habrá de percibirse en años subsecuentes, cuando se empiece a ver realmente la disminución del gasto en este rubro.

Valdés subrayó que la reforma electoral modificó sustancialmente el régimen de partidos en México, y en especial el esquema de hacer política, los plazos de realización de las campañas electorales y el acceso a los medios de comunicación.

A su vez, el presidente del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Francisco Valdés Ugarte, aseveró que América Latina es la región donde tenemos “una ciudadanía de baja intensidad, que no tiene la intensidad suficiente para hacer avanzar en un sentido de resolución de problemas a las instituciones democráticas”.

Valdés Ugarte indicó que esto tiene expresiones de sintomatología política, en el sentido de las decepciones que con frecuencia se tienen por el mal desempeño de quienes fueron democráticamente electos. En el caso de México, esto se agrava por el hecho de que no hay segunda vuelta ni fórmulas de coalición ni de gobierno de gabinete; “el presidente es electo por una minoría absoluta de los votos y el gobierno no refleja la pluralidad y tiende, por esa razón, a exacerbar el conflicto”, expresó.

A su vez, Caputo aseveró que en la región hay un “déficit notorio de estatalidad”, lo cual no significa que se demande un regreso al Estado intervencionista y “elefantiásico”, que ocupa y agobia a todas las iniciativas individuales, sino un Estado que tenga presencia para combatir los problemas del narcotráfico o los homicidios dolosos, que representan el más alto índice a escala mundial.

“¿Qué pasa si en este continente, donde tenemos la tasa de desigualdad más importante del mundo y la concentración de riqueza más relevante, no tenemos un Estado para equilibrar?”, se cuestionó Caputo.

América Latina, añadió, es el continente más desigual y el Estado no tiene el poder para cobrar impuestos, “porque simplemente hay poderes superiores al del Estado; simplemente porque el Estado no es soberano interiormente en nuestras sociedades”.

En este contexto, el representante de OEA señaló que en América Latina no es un fenómeno igual para todos, no es que se dé en abstracto; se da en una región donde hay carencias de Estado para controlar el proceso electoral, el impacto del dinero sobre el voto, para controlar el funcionamiento de los sistemas clientelares.

No es casual, dijo el funcionario, que el término accountability no tenga traducción en español, porque en la región no hay un esquema de rendición de cuentas, “generalmente uno no llama a las cosas que no existen”, y ese es el caso de este concepto en América Latina. Sin embargo, destacó la importancia de tener un sistema democrático que permita garantizar la renovación de los poderes, y lograr estabilidad en la región, a pesar de las deficiencias.

 
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