■ Reporta la industria del vestido las peores ventas en tres décadas
La recesión en EU modifica ya los patrones de consumo
Ampliar la imagen Para ahorrar, ejecutivas estadunidenses dirán adiós a los diseños exclusivos. La imagen corresponde al Victoria’s Secret 2008 Foto: Reuters
Nueva York, 16 de noviembre. El año pasado Kathy Johnson y su esposo viajaron a Londres y París, donde sin pensarlo demasiado ella gastó unos 2 mil dólares en una cartera roja Louis Vuitton y un colgante que hacía juego. Pero este año Johnson, quien junto con su marido dirige una firma de asesoramiento tecnológico en la zona de la bahía de San Francisco, está reciclando viejos vestidos para ahorrar dinero.
“Pienso que tal vez usaré el vestido del año pasado y nadie se dará cuenta, sólo que lo utilizaré con otros accesorios”, afirmó Johnson, quien debe ir a varias fiestas este año. “Trato de que (las compras) tengan más que ver con lo que necesito a diario, en lugar de gastar en algo que sólo usaré una o dos veces”, aseveró.
Es probable que la lógica de Johnson se repita por todo el país esta temporada, mientras los consumidores de Estados Unidos recortan gastos por la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Esas son noticias terribles para las tiendas departamentales, boutiques y fabricantes de indumentaria, quienes tienden a percibir un estímulo cuando algunas mujeres derrochan en prendas para las fiestas corporativas y celebraciones de Año Nuevo.
Las cadenas minoristas de Estados Unidos acaban de reportar los peores resultados en ventas de octubre en más de tres décadas, dando lugar a que el Consejo Internacional de Centros Comerciales recorte sus ya lúgubres pronósticos de ventas para la temporada. Ahora el organismo espera que las ventas de noviembre y diciembre aumenten uno por ciento; el pronóstico anterior era de 1.7 por ciento.
Además, un estudio reciente efectuado por la firma de investigaciones Battalia Winston Amrop halló que una quinta parte de los comercios estadunidense no va a realizar fiestas de finales de año.
Ello podría golpear a tiendas departamentales, como Nordstrom Inc y Macy’s Inc, que ya están luchando con pronunciadas caídas en sus ventas mensuales, así como las tiendas AnnTaylor Stores Corp, Talbots Inc y FAS Inc de Chico, que posee la cadena White House Black Market, además de negocios homónimos.
“Pienso que a los consumidores les va a costar mucho comprar cualquier cosa”, dijo Wendy Liebmann, directora de la consultora WSL Strategic Retail, que sondea las tendencias de consumo.
En lo que a ella respecta, expresó que sentirá la necesidad de festejar durante esta “deprimente” temporada de fiestas.
“Sin embargo, hay un rincón maravilloso en mi ropero que tiene cosas fabulosas y no he usado durante mucho tiempo, así que haré compras en ese lugar”, indicó Liebmann.
Pero si las personas sienten que necesitan algo, hay muchos lugares donde se pueden comprar productos usados, de segunda mano, o de inventarios excedidos”, añadió.
Según su estudio más reciente, aproximadamente 51 por ciento de mujeres ha comprado prendas de segunda mano. Liebmann espera que eso aumente, en la medida en que los tiempos se vuelvan más difíciles y que más gente se dé cuenta de que algunas tiendas venden vestidos de diseñador de temporadas pasadas.