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¿Cree que sea posible definir el proceso creativo? El proceso creativo no deja de ser un misterio. No existe una norma que diga esto es creativo y esto no lo es. Este proceso se encuentra en toda la diversificación del lenguaje. La raíz es la misma, el tronco es el mismo, y las ramas serían la especialización de este lenguaje siempre fundamentado en la vocación, porque la cotidianidad del trabajo determina la creación. Y la vocación no implica nunca sacrificio, sino expresión de uno mismo. La única cosa que he podido escoger en mi vida es ser pintor. La creación sólo puede ser producto de esta vocación que, por otro lado, siempre ha estado en nosotros, en el ser humano. Nos viene de muy lejos. Yo definiría el proceso creativo como una forma de hablar de la verdad. En estos momentos que se han roto tantos dogmas, la base de la creación estaría en la libertad, porque nos vamos desnudando de la técnica. ¿Cuáles considera que sean los elementos de esa técnica? Existe la técnica creativa y la técnica académica. El tecnicismo es un peligro. Se corre el riesgo de ser puro virtuosismo, que puede ser muy rico, pero que acaba siendo frío, vacío. Ahora estamos viviendo un momento de una cierta confusión. Se confunde el trigo con la paja. Al haberse introducido el mercado de manera brutal, se puede llegar a fabricar un pintor y esto es terrible. ¿Dónde radica la confusión: en el arte o en el artista? Creo que hay una gran confusión respecto al espectador, porque el mercado ha modificado la escala de valores del arte. Estamos en un momento donde se cree que todo es válido, y no lo es. El artista es un transmisor, un médium, y necesita la complicidad del espectador. No hay músico si no hay alguien que lo escuche, ni poeta si no hay alguien que lo lea. Evidentemente, me refiero a un espectador que tenga una predisposición hacia la obra de arte, hacia su comprensión. Y para esto también se necesita un cierto bagaje, una cierta formación cultural. En su obra la abstracción y la materia son una forma de expresión que parece que envuelve los elementos formales de sus cuadros, ¿usted cómo la entiende? La abstracción geométrica es quizá la que puede parecer más alejada del contenido, de la carga humana. Corre el peligro de caer en la forma por la forma. Toda la pintura que hoy consideramos pionera parte de un momento en que el arte pensaba que podía modificar la sociedad. Pasó en pintura, en cine, en escultura y en la arquitectura. Recordemos a Maiakovsky o Malevitch. Aquella vanguardia creía que modificaba la sociedad. Pintaban los trenes con imágenes para concienciar a los campesinos que los veían pasar cruzando la estepa rusa. Había una utopía colectiva que creo que se ha terminado y que se debería recuperar. Ahora vivimos la utopía individual . Es muy poética la visión de Severo Sarduy respecto a la materia en la obra de Guinovart. Eso de ser una pintura en la materia, no precisamente en el material, que sería más bien cosa de los informalistas, sino en el uso del espacio. Es que hay gente más lucida que el propio autor. En primer lugar, la materia por la materia es algo estéril, vacío; en todo caso, la materia como medio, como vehículo. Yo no concibo la materia sin espíritu, ni concibo lo espiritual sin la materia. No existe lo espiritual sin lo material. Es curioso cómo Guinovart, tan en la estirpe casi genética de Picasso, tan proteico, tan culto, no brutalmente barroco, en el fondo y en la forma, también está tan cerca de Miró. ¿Y habré de explicarlo? Picasso es un pintor expansivo, mira a muchas partes. Miró, no. Miró crea in mundo muy personal, de imágenes de su firmamento. Picasso es un transformador. De cualquier cosa que veía hacía un Picasso. Miró es un pozo y, como tal pozo, puede sólo digo que puede agotarse. Picasso no es un pozo. Se amamanta de toda la historia del arte. ¿Su sentimiento de la tierra es el mismo que el de Joan Miró? Pienso que esto es difícil de definir. Digamos que mi sentimiento coincide con el suyo en muchos aspectos. Pero es una pregunta que se hace complicada. No se trata de decir: Soy como Miró, en absoluto. En estas cosas existe mucha subjetividad. Yo diría que Miró está sometido, no sé si conscientemente, al concepto del arte moderno y, digamos, a la dinámica de las vanguardias, con una gran influencia sobre el surrealismo, y con esa libertad de Miró por la que hace un surrealismo muy a su manera. Ese espacio mágico que conserva de los niños. Miró nunca mató al niño. Yo, en ese caso, coincido también con una idea de la libertad. ¿Cómo se contempla Guinovart en el panorama actual del arte europeo? Me contemplo y me reconozco fuera de la moda, o mejor dicho, de las modas del arte moderno. Estoy vinculado a una libertad que brota, quizás, muy del fondo de un cierto dadaísmo, y menospreciando la originalidad como voluntad. O, dicho de otra forma, produciéndome como si la originalidad no existiera. |