Pfizer precisa artículo
En relación a la nota publicada el 21 de octubre pasado en la sección Ciencias, escrita por el articulista Javier Flores, bajo el encabezado Drogas: presiones inaceptables, es nuestra responsabilidad como representantes de Viagra precisar la afirmación que se hace en dicho artículo, y solicitar una aclaración en la misma publicación.
Viagra es un medicamento que comenzó a comercializarse en México desde 1998, después de su autorización por la Secretaría de Salud como el primer tratamiento oral para la disfunción eréctil. De acuerdo con evidencia científica recaudada en diversos estudios, se ha comprobado que dicho medicamento no causa ningún tipo de adicción.
Viagra es un inhibidor de la fosfodiesterasa 5, que actúa a nivel vascular y permite la dilatación de las arterias para llevar mayor flujo sanguíneo al pene. El medicamento no tiene interacción alguna con el sistema nervioso central, por lo que no puede cuasar ningún tipo de adicción. Pfizer es la compañía de investigación farmacéutica número uno en el mundo, con presencia en más de 150 países. Nuestro objetivo es descubrir y desarrollar productos innovadores de valor agregado que mejoran la calidad de vida de la gente alrededor del mundo.
Roberto Sada, gerente de comunicación y relaciones públicas. Pfizer, NoLA
Respuesta de Javier Flores
Sobre la aclaración que hace el señor Roberto Sada, representante de Pfizer, me permito señalar que el sildenafil sí actúa sobre el sistema nervioso central y lo hace al menos de dos maneras. Modifica la circulación sanguínea a nivel cerebral; tan es así, que existen reportes de hemorragia intracerebral en humanos consecutiva al uso de Viagra (por ejemplo: Buxton y cols. Br. J Neurosurg. 15(4): 347-9, 2001; y Alpsan y cols. J. Neurol. 255(6): 932-3, 2008). Además se han documentado en modelos animales los efectos del sildenafil a nivel central sobre la actividad simpática (por ejemplo: Fazan y cols. J. Appl. Physiol. 104(6): 1683-9, 2008), lo que convierte a esta sustancia en herramienta de gran utilidad en el estudio de las funciones del sistema nervioso autónomo.
Igual que con sustancias ilícitas, el sildenafil y otros inhibidores de la fosfodiesterasa 5 se han convertido en drogas utilizadas con fines recreativos, y existen reportes de abuso en personas sanas (para una revisión: Smith y Romanelli. J. Am. Pharm. Assoc. 45(1): 63-72, 2003).
Las sustancias adictivas tienen como característica la de producir dependencia física y/o sicológica. En el caso del sildenafil, las personas con disfunción eréctil dependen del uso de esta sustancia para mantener sus funciones sexuales y reproductivas.
Finalmente, quiero aclarar que no estoy en contra del uso de Viagra, ni de las adicciones, a las que considero parte de la naturaleza humana que requieren ser comprendidas de forma racional, como queda claro en el artículo al que hace referencia el señor Sada.
Javier Flores