Apenas 3 mil rusos celebran a revolución bolchevique
Moscú, 7 de noviembre. La revolución bolchevique de 1917 ya no figura en el calendario de fiestas oficiales de Rusia, pero cerca de 3 mil personas atendieron la convocatoria del Partido Comunista para celebrar hoy su 91 aniversario, con una marcha por céntricas calles de esta capital que concluyó, sin incidentes, en un mitin en la Plaza del Teatro, frente al famoso Bolshoi.
¿Poca o mucha gente? Depende de cómo se vea. Para ser viernes laboral y después de un puente de tres feriados, por la nueva fiesta nacional, el Día de la Unidad del Pueblo, que ahora se celebra el 4 de noviembre, 3 mil manifestantes parecen demasiados. Comparados con los 50 mil que salieron a la calle hace tres años en este mismo día, son muy pocos.
Detrás de las estadísticas hay una realidad indisputable: para las generaciones mayores, el 7 de noviembre sigue siendo fecha entrañable, aunque muy pocos –por edad o por salud, o por una ya habitual combinación de ambos factores– están en condiciones de manifestarse en la vía pública.
Y los jóvenes rusos, acorde con la política oficial de minimizar el significado de la revolución socialista de 1917, que algunos medios públicos ahora llegan al extremo de llamar “golpe de Estado”, cada vez saben menos y, en consecuencia, muestran indiferencia hacia la época soviética que les tocó vivir a sus abuelos.
Así las cosas, portando dos grandes mantas (“La tierra para los campesinos” y “Las fábricas para los obreros”) los manifestantes, tras salir de la Plaza Pushkin y recorrer la calle Tverskaya llegaron a la Plaza del Teatro, junto al monumento a Carlos Marx.
Ahí, no muy lejos de la Plaza Roja, ahora cerrada para este tipo de celebraciones, los congregados escucharon las palabras del líder comunista, Guennadi Ziuganov, quien, además de lanzar duras críticas al Kremlin, recomendó a los “señores capitalistas volver a leer con detenimiento El Capital de Marx”, una lectura que calificó de indispensable en el contexto de la actual crisis financiera global.
El mitin, como estaba previsto por los organizadores, derivó en concierto, en el cual cantantes y público acabaron entonando canciones de la época soviética.