■ A un año de las inundaciones causadas por un deslave, 560 familias siguen en albergues
Damnificados de Chiapas aún esperan casas e indemnización
■ Cavan CFE y la Conagua dos túneles de 14 metros de diámetro para prevenir otra contingencia
■ Las autoridades no han terminado de calcular los daños en tierras para pagar a los afectados
Ampliar la imagen Así quedó hace un año el poblado de Juan de Grijalva, en el municipio de Ostuacán, Chiapas, tras haber sido arrasado por un alud causado por el desgajamiento de un cerro Foto: Francisco Olvera
Ampliar la imagen Cientos de damnificados permanecen en albergues llamados “campamentos familiares”, en espera de que las autoridades los indemnicen por las pérdidas de sus campos de cultivo y pastoreo, y les entreguen nuevas viviendas Foto: René Araujo
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 3 de noviembre. A un año de que el cerro Juan de Grijalva se desgajó y destruyó el poblado del mismo nombre, 560 familias aún viven en albergues y miles más no han sido indemnizadas por el anegamiento de sus casas y terrenos a causa de las inundaciones que dejó el desbordamiento ocurrido en la cuenca del Grijalva.
El 4 de noviembre de 2007 el cerro se desmoronó sobre el río Grijalva, el segundo más caudaloso de México, lo que obstruyó el flujo del agua entre las presas Malpaso y Peñitas, a un costado del poblado Juan de Grijalva, municipio de Ostuacán.
El alud generó en el río dos olas gigantes que arrastraron el poblado, habitado por unas 300 familias. Se calcula que 25 personas murieron, pero sólo se recuperaron los cadáveres de 19.
El taponamiento del río Grijalva obstruyó el paso del agua de la presa Malpaso a la Peñitas; así, a lo largo de los 52 kilómetros que van del tapón a Malpaso, embalse ubicado río arriba, el agua subió de nivel y se formó un dique que dejó bajo el agua aproximadamente 260 viviendas y 33 kilómetros cuadrados de tierras, de acuerdo con un informe de la Subsecretaría de Protección Civil del gobierno de Chiapas.
A un año del desastre, el subsecretario de Protección Civil estatal, Luis Manuel García Moreno, sostuvo que, además de la desaparición de la comunidad Juan de Grijalva, 11 poblados del municipio de Ostuacán y 22 de Tecpatán resultaron afectados en forma indirecta por las inundaciones.
En los municipios mencionados, 260 casas quedaron bajo el agua. Es decir, 560 personas perdieron viviendas y terrenos, y hoy se construyen dos ciudades rurales. Mientras, los damnificados permanecen en albergues llamados “campamentos familiares”.
Las autoridades argumentan que no han pagado indemnizaciones a quienes perdieron tierras ejidales, comunales y propiedades privadas porque no han terminado el “proceso de evaluación” para calcular los daños.
Luis Manuel García explicó que, de acuerdo con estudios realizados por geólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México, se concluyó que el fenómeno natural se debió a las lluvias que provocó el frente frío número 4 de 2007, y que saturaron de humedad algunas regiones, entre ellas Ostuacán.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) realizaron durante meses trabajos para abrir un canal en la zona del tapón, obras que, según versiones no oficiales, han costado alrededor de mil 500 millones de pesos.
Hoy, en lo que fue Juan de Grijalva sólo se ve a trabajadores de la CFE y de la Conagua que cavan dos túneles de 14 metros de diámetro cada uno, a fin de que, en caso de una nueva crecida, el agua tenga por dónde fluir, lo que disminuiría el peligro para quienes viven cerca de lo que ahora se conoce como canal Juan de Grijalva.