A la mitad del foro
■ Los muertos que vos matáis...
Ampliar la imagen “Volvieron los muertos del largo plazo predicho por Keynes”. En la imagen, parte de la ofrenda monumental instalada en el Zócalo Foto: Yazmín Ortega Cortés
Pan de muertos en los anaqueles semanas antes de montar los altares con ofrendas para los difuntos y se aparece el fantasma de la represión a fuer de criminalizar la movilización popular. Pero los del caos anarquizante arriman fuego a la pólvora: en vísperas de Día de Muertos bloquean los caminos a Mixquic.
En el otoño de nuestro descontento no habrá desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre. Ánimo deportivo y desánimo de la desmemoria. Fiestas del bicentenario y del centenario a la deriva, mientras los hijos de la llorona preguntan por qué se conmemora 1810 y no 1821, por qué 1910 y no el vuelco finisecular que sacó al PRI de Los Pinos y culminó la labor de zapa del doctorcito Zedillo. Será porque Felipe Calderón redescubrió la veta camaleónica que devolvió la efigie de Victoriano Huerta a la galería de fotos de secretarios de Gobernación en la casona de Bucareli. Y mucho antes de que enviara ahí a Juan Camilo Mouriño en busca del delfinato perdido. Patrocinio González Garrido, sobrino nieto de Tomás Garrido Canabal, puso ahí al chacal Huerta, en aras de una infernal precisión protocolaria.
Hay fantasmas chocarreros. Y solemnes, como el Convidado de piedra, personaje estelar del Tenorio de Zorrilla, escrito para halagar a Santa Anna, al Quince Uñas, al “guerrero inmortal de Zempoala” que canta una olvidada estrofa del Himno que debemos a Nunó y a Bocanegra. Para hacer el papel del Comendador hace falta mucho más presencia, fuerza y carácter que el del alto vacío, Vicente Fox, cuya incontinencia verbal se hizo presente para minimizar el logro de la reforma de Pemex y amenazar con el uso de recursos del erario y la tribuna del poder para que gane el PAN en 2009. Y para “partirle el queso” a López Obrador y los suyos. Lo pudo hacer en su sexenio, pero le temblaron las largas piernas.
Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud, dice el Tenorio. Los del PRI se alzan con el santo y la limosna en todas las encuestas. Y volvieron los muertos del largo plazo predicho por Keynes. Se desplomó el mercado libre de regulación, el de la codicia transmutada en virtud por los neoconservadores y fundamentalistas empeñados en reducir a nada el Estado y coronar su torre de Babel con el becerro de oro. Los muertos salieron de sus tumbas. Y George W. Bush, el de la teocracia americana, hijo de George Herbert Walter, hijo putativo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, compra acciones de los bancos descapitalizados y destina cientos de miles de millones de dólares del Estado para rescatar el sistema financiero en quiebra por la avaricia y estulticia de los operadores de créditos hipotecarios.
Y de la alquimia creadora de instrumentos que se multiplican exponencialmente: papel sin respaldo material alguno; en etéreo homenaje a la credulidad de muchos y el cinismo de pocos en cuyas faltriqueras se concentra la riqueza de “la economía real”. Se cayó el muro de Berlín en 1989; antes de cumplirse dos décadas vino el derrumbe de Wall Street. Crisis global, prueba del eterno retorno de los ciclos, la locura de los tulipanes, la burbuja de los mares del Sur, el escándalo del Teapot Dome por la corrupción en el gobierno de Warren G. Harding, que dio a empresas privadas derechos de perforación petrolera en terrenos de la reservación india de ese nombre; la Gran Depresión del 29 y los descarnados manipuladores recientes de los junk-bonds.
Después de asomarse al abismo, Felipe Calderón llegó a El Salvador y se confesó en la cumbre iberoamericana; ante jefes de gobierno y el rey de España, símbolo de la transición española, después de sepultar a Franco y dejar de ser “esclavo de lo que dice”. El hijo de fundador del PAN se proclamó creyente del Estado laico, del Estado rector de la economía mixta: a querer o no, el de la revolución social, la expropiación petrolera y el reparto agrario. En la euforia del descubrimiento, habló del desdén de los jóvenes que “no creen en el capitalismo, no creen en el socialismo, no creen en la política”. Sorprendente, súbita visión del cisma generacional:
“El mundo se vuelve loco. Los niños no respetan a sus padres y todo el mundo quiere escribir un libro”. Y precisa el diccionario de citas de la Library of Congress: “copiada de un grabado sumerio, traducida al inglés moderno, esta cita tiene más de 4 mil años de antigüedad.”
Antes del viaje a Centroamérica había anunciado medidas económicas “anticíclicas”. Pero habría más. Seguramente ante la alegría de ver a López Obrador desdeñar los logros de la izquierda que cambió el rumbo a su iniciativa de reforma, Calderón se manifestó contra el capitalismo y contra el libre mercado sin regulación alguna, capaz de corregir sus propios males. A largo plazo todos estaremos muertos, se oyó en la cumbre iberoamericana.
A corto plazo, López Obrador solicitó audiencia a los diputados del sistema plural. Bajo la presidencia del priísta César Duarte se impuso el sentido común: lo recibieron, lo escucharon. Y luego aprobaron en el pleno las minutas enviadas por el Senado a la colegisladora. Calderón y sus jóvenes turcos festejaron la aprobación de la reforma. No era la suya, pero de su iniciativa vino la resistencia de la izquierda y se convocó a consultas en el Senado. A pesar de las fracturas internas, contribuyeron al acuerdo esencial Carlos Navarrete, Graco Ramírez, Pablo Gómez, del PRD, así como Dante Delgado, de Convergencia; los del Verde incorporaron propuestas de fuentes alternas de energía.
Pero la reforma fue posible gracias a los legisladores del PRI, a su capacidad y voluntad política para integrar un proyecto eficaz para modernizar Pemex sin la trampa privatizadora, reivindicaría Beatriz Paredes. Quienes menosprecien el oficio político de Manlio Fabio Beltrones, Jesús Murillo Karam y el resto de la fracción senatorial del PRI, van a contribuir al alud de votos que le van a dar mayoría en el Congreso y cinco de seis gubernaturas en juego. Es la economía y algo más: “En Hidalgo nos avala el ejercicio de un buen gobernador, la gestión firme, serena y comprometida de Miguel Osorio Chong”. Empezamos 2008, dijo Beatriz Paredes, ganando las 18 diputaciones de mayoría y vamos a terminarlo ganando las elecciones municipales.
Después del voto a favor de continuar la movilización en defensa del petróleo, López Obrador añadió la defensa de la economía popular. Hay método en la tozudez. La movilización necesita motivación y metas concretas. Nada más real que el hambre, el encarecimiento de alimentos y depender de la importación de granos, de arroz, trigo, maíz para alimentarnos.
Ismael Hernández Deras, gobernador de Durango, siempre lleva a comisiones proyectos ejecutivos de lo que pide incluir en el presupuesto. Es inadmisible la disminución de recursos en los programas de atención al campo, dijo en la explanada de San Lázaro ante campesinos de diversas organizaciones, de los gobernadores Amalia García, Jesús Aguilar Padilla, Andrés Granier, Luis Armando Reynoso; de César Duarte, de Javier González Garza y los diputados por Durango.
Estalló la crisis. Amenaza la hambruna. Al otro lado del Bravo votan el martes 4 de noviembre. Sería afortunada la victoria de Barack Obama, dijo Lula. Va a ganar, para fortuna de todos. Va a ganar, a vencer el miedo, a probar que vivimos el mundo poscolonial y posapartheid.