■ Brigadistas respaldan que la lucha por el petróleo siga en las calles
Ni frío ni hambre los doblegaron
Ampliar la imagen Simpatizantes de AMLO, ayer Foto: Carlos Ramos Mamahua
Las 12 horas que pasaron de pie en plena avenida Congreso de la Unión, soportando el intenso frío y conociendo a pedazos informes que anunciaban la consumación de la reforma petrolera, paradójicamente dieron más para renovar el ánimo que para la desesperanza.
Miles de brigadistas, que junto a Andrés Manuel López Obrador se reunieron en los alrededores de San Lázaro, advirtieron que su lucha seguirá en las calles y en los tribunales para evitar, a pesar de todo, que se entregue el petróleo a los extranjeros.
“¡La lucha sigue!”, fue la consigna de los brigadistas, quienes desde antes de las ocho de la mañana se concentraron en el Zócalo para seguir a López Obrador a la Cámara de Diputados; hora y media después, el ex candidato presidencial ingresó acompañado por las senadoras Rosario Ibarra y Rosalinda López; Daniel Giménez Cacho, actor; las escritoras Laura Esquivel y Guadalupe Loaeza; Raquel Tibol, crítica de arte; Lorenzo Meyer, historiador; Arnaldo Córdova, politólogo; Carlos Payán, ex senador, y Alejandro Encinas, ex jefe de Gobierno, entre otros.
Mientras tanto, en un improvisado templete, Jesusa Rodríguez y Jorge Arvizu, El Tata, lanzaron una advertencia: “Nadie que se equivoque allá adentro, pasará desapercibido. Nadie que defienda al pueblo, pasará inadvertido”. Fue el anticipo del debate que se desarrollaría en el recinto parlamentario y en el que estaba en juego el destino del país.
“¡Soy, el estudiante, el comerciante, la ama de casa, el pueblo consciente que grita ya basta!”, corearon los brigadistas, a quienes se sumaron integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas en su recorrido por las calles del Centro Histórico.
“Para la defensa de Pemex se necesita un pueblo consciente y otra cosita, arriba y arriba”, cantaron otros. “¡Mouriño, araña, regresate a España!”, se escuchaba en la retaguardia, al tiempo que se podía leer en una enorme manta que cargaba Jesús López, de Coyoacán: “Haiga sido como haiga sido, las riquezas nacionales las han considerado reservas para provecho de intereses personales y extranjeros, provocando trastornos económicos, políticos y sociales para el país. Presidente espurio, instituciones corruptas”.
Ya en las inmediaciones de San Lázaro, los manifestantes montaron guardias por brigadas en 12 puntos periféricos a la cámara, cercada por decenas de vallas metálicas y el resguardo de mil 900 policías federales y mil 500 locales. Todo transcurrió sin incidentes.
Recios como son, los brigadistas aguantaron el frío, las ganas de ir al baño y el hambre que apaciguaron con la vendimia ambulante, pero que pasado el mediodía fue insuficiente. Los de las brigadas 8 y 10 pudieron calmar al estómago con tamales y leche pero, juiciosos de que alcanzaran, resguardaban las cajas de cartón con el alimento: “Saca los tamales; es resistencia civil, no huelga de hambre”, pedían quienes traían el ayuno encima. El señor de los tacos de canasta rondaba con sus viandas en bicicleta: “Tacos, lleven sus tacos porque hoy no les van a dar tortas”.
No hubo enfrentamientos, apenas unos empujones, tampoco grafitis, salvo la pinta que hizo en una de las bardas del nuevo acceso a la cámara la pequeña Britania, de siete años de edad, procedente de Iztapalapa, quien plasmó su sentir frente a los uniformados: “¡Granaderos brutos!”
Los brigadistas cumplieron la orden expresa de evitar cualquier provocación; por si acaso, formaron hileras y otros más aguantaron la espera sentados en el piso. Otros se concentraron en torno al templete donde, sin pausa, se escucharon poesías, canciones, improvisadas escenificaciones políticas y de nuevo las consignas de apoyo a López Obrador, en un escenario que compartieron Jesusa Rodríguez, El Tata y artistas aficionados.
Así, a las siete de la noche, los integrantes del movimiento convinieron, junto con López Obrador, un nuevo plan de acción porque, como resumió la diputada de Convergencia Layda Sansores, “la lucha no termina aquí, esto apenas comienza”.
Muchos tuvieron presente siempre que, además del bloque que integraron las bancadas de PRI y PAN, el “enemigo estaba en la propia casa”. E identificaron con nombre y apellido a “los traidores”. ¡Fuera los chuchos! Coreó al unísono la gente, en alusión a que poco hizo esta corriente perredista (Nueva Izquierda) para lograr incluir en la enmienda legal la polémica frase de 12, 15 o 17 palabras, para asegurar que no se le entregue a un solo contratista “lotes” del territorio o aguas nacionales, además de que en los corrillos del plantón trascendió entre la franja de líderes, que el tribunal electoral fallará esta misma semana en torno al caso de la elección interna del PRD, del pasado 16 de marzo.
De acuerdo con los dichos, los magistrados “han recibido presiones” para resolver en favor de Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, e inclusive dicen que la sentencia se elabora “con sumo cuidado”, porque los integrantes de ese tribunal saben que su juicio resolverá lo que no pudieron hacer los propios perredistas.
Integrantes de Izquierda Unida, grupo que apoya a Alejandro Encinas, se alistan para denunciar lo anterior, al tiempo que en la manifestación de este martes se mostraron mantas en las que se advertía: “Ni un voto más al Partido de la Revolución Democrática en 2009 y 2012”, “yo no soy perredista, soy lopezobradorista”, y otra más en alusión al líder de Nueva Izquierda: “Chucho el Roto robaba a los ricos para ayudar a los pobres, ahora los traidores chuchos ayudan a los ricos para amolar a los pobres”.