Usted está aquí: miércoles 29 de octubre de 2008 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ ¿Qué sigue?

Ampliar la imagen Trabajadores de la Cámara de Diputados llevan a resguardo el águila republicana, ayer durante la toma de la tribuna del recinto legislativo, antes del inicio de la sesión ordinaria donde sería votada la reforma a Pemex Trabajadores de la Cámara de Diputados llevan a resguardo el águila republicana, ayer durante la toma de la tribuna del recinto legislativo, antes del inicio de la sesión ordinaria donde sería votada la reforma a Pemex Foto: Marco Peláez

1. El Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo triunfó, mas no plenamente ni en definitiva (dicho de otra manera: consiguió mucho más de lo que su desventajosa posición respecto del poder fáctico le permitía, pero no logró –porque no le era posible– cerrar todas las rendijas privatizadoras expandibles, e incluso lo que obtuvo en la letra legal está en riesgo de ser adulterado en la práctica discrecional). Es una victoria indudable que las originales pretensiones privatizadoras del calderonismo mouriñista fueran disminuidas de manera notable, pero en convenio con los bucaneros coordinadores de las bancadas priístas y de los chuchos colaboracionistas se dejaron sembradas las trampas de operación administrativa e interpretación jurídica que asegurarán buena parte de las ganancias esperadas por esos subastadores de la riqueza nacional. Una de esas transas programadas es la relacionada con los lotes territoriales disponibles para concesión, que de forma sugerente se negó a conjurar la aplanadora de San Lázaro. Al paso de los días irán asomando otras maquinaciones similares.

2. Andrés Manuel López Obrador parecía estar en vías de ser llevado al baile de una fiesta de optimismos intencionalmente exagerados, cuya aceptación y celebración le habrían costado mucho a la hora de retomar la lucha ante las subsecuentes evidencias de que no había los primores tan promovidos. El viraje de última hora le permite continuidad. Ese golpe de timón hizo que cayeran a las aguas agitadas varios de los navegantes de elite a quienes asusta o molesta lo que se sale de los estilos tradicionales de hacer política o, aún peor, que se enlistaron en el movimiento y lo acompañaron por razones electorales pasadas o venideras pero no por auténtico compromiso social. Rubro especial merece el elenco de los chuchos que, tal como siempre se auguró, acabó colocándose expresamente del lado del mostrador en que está la caja registradora.

3. Felipe Calderón fue el gran perdedor político (aunque en lo económico podría estar en vías de reproducir los éxitos del alemanismo presidencial), pues se le esfumaron sus planes piratas de rescate trasnacional de tesoritos de aguas profundas y acabó conformándose con lo único que le quedaba para aparentar cierto éxito, el presunto avance de los alientos reformistas y la supuesta consolidación de ánimos partidistas de conciliación y consenso. Por ello no le quedó ayer más que el recurso oportunista del mensaje en cadena electrónica y el brindis nocturno de apariencias alegres.

4. La gran pregunta de fondo para el movimiento de resistencia es ¿qué sigue? (aparte de los amparos, las nuevas concentraciones y protestas, y la denuncia internacional). Del justo enojo por el fraude electoral se pasó a la defensa de un recurso nacional básico, pero pareciera que en el horizonte no está el acento en la lucha social ni la integración de un necesario frente amplio de defensa de la nación que vea más allá de elecciones, partidos y figuras individuales como la de López Obrador. El país arde y por todos lados hay movimiento social que demanda reflexión, propuesta y unidad. Pero el marco de lo electoral no genera en esos flancos de lucha social la pasión que en el segmento directivo del lopezobradorismo. Mucho menos si no se produce la masivamente exigida ruptura con los chuchos y el cascarón lupillo del PRD. Es posible que este no sea el momento para dar a los adversarios el platillo de la mencionada ruptura, pero también es cierto que más daño hará el temor de que ese pragmatismo extremo lleve más delante a entendimientos básicos con el segmento demostradamente traidor, a cuenta de “necesidades” electorales ineludibles.

5. También es necesario un proceso de revisión y corrección. Ayer mismo pudo verse que ciertos métodos tradicionales de lucha son ineficaces e incluso acaban sirviendo a los propósitos del adversario (lo que –sólo– resiste, apoya, se parafraseaba a Reyes Heroles en anterior columna): hablar ante una comisión protocolaria de directivos de San Lázaro acabó convertido en un argumento pripánico de demostración de apertura, pluralidad y respeto a los opositores que antes mandaban al diablo instituciones y ahora pedían audiencia que generosamente les era concedida; montar guardia sonora en lo alto del escaparate directivo de la Cámara de Diputados para presenciar el desarrollo de la sesión aprobatoria de las reformas impugnadas no tuvo ningún impacto procesal pero sí permitió, sin mayor ganancia que el testimonio de protesta, que los merolicos electrónicos hablaran de golpismo, provocación e intolerancia, en medio de un tufo de arreglo político para que la protesta de los diputados allí quedara.

6. En un país política, económica y socialmente convulsionado, es fundamental el mantenimiento de la capacidad de resistir. Sin el movimiento cívico encabezado por AMLO la postración nacional sería peor, y la derecha desbordada (con sus aliados del PRI y el Perreducho) habría impuesto ya un estado de sitio y estaría rematando el inventario patrio a los socios extranjeros. Pero es necesario rebasar lo electoral y organizar lo social, deslindarse sin tardanza del perredismo prostituido, dar a ese movimiento nuevos horizontes (uno de ellos es la defensa de la economía popular) y diversificar los métodos de lucha.

Astillas

El buzón electrónico de la República del Astillero estuvo muy visitado ayer a causa de los correos adversos que en ejercicio de sadomasoquismo democrático se habían publicado en este mismo espacio. Una inmensa mayoría de los lectores-escritores expresó cálido apoyo al tecleador (es decir, a su manera de hacer periodismo), con amables palabras que mucho se agradecen, pero, sobre todo, con análisis profundos e interesantes de lo que sucede en ámbitos periodísticos de evidente corrupción que son usados para golpear y difamar a quienes se oponen al poder espuriamente constituido... Y, mientras los Tecos (el grupo de ultraderecha de la Universidad Autónoma de Guadalajara) entregan una medalla de “Ciencia y Libertad” al antitético cardenal Juan Sandoval como primer receptor, ¡hasta mañana, en esta columna con frío!

 
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