■ Mediante una plataforma de Internet terminan de cursar el bachillerato
Amas de casa, empleados y jubilados se toman su segundo aire educativo
■ 60% de quienes suspendieron sus estudios lo hicieron por falta de apoyo familiar o económico
Ampliar la imagen La señora Araceli Morales, de 58 años de edad, regresó a la escuela para terminar el bachillerato Foto: La Jornada
Por satisfacción personal, conseguir un mejor trabajo o para entrar a la universidad, hombres y mujeres, en su mayoría treintañeros –aunque no faltan los adultos de más de 50 años–, ahora convertidos en obreros, amas de casa, administrativos, bomberos, policías o trabajadores de limpia que dejaron inconcluso el bachillerato o nunca lo hicieron, integran una nueva generación que busca recuperar el tiempo perdido y concluir este nivel educativo por medio de la modalidad a distancia que ofrece el Gobierno del Distrito Federal.
Perteneciente a una generación en la que, dice, era común para las mujeres terminar la secundaria e iniciaran una carrera técnica, “porque después se casaban”, Araceli Morales, de 58 años de edad, comenta que “nunca es tarde para aprender, y más si te dan todas las facilidades”.
Ahora retirada de su empleo de secretaria en una dependencia gubernamental, explica que nunca le hizo falta el certificado de bachillerato. “Conseguí trabajo rápido y no tuve problema. Después intenté entrar al bachillerato, pero se me complicó con los hijos, y ahora, con la prepa abierta, es más fácil. Uno de mis hijos, el mayor, me dijo: ‘vamos a apuntarnos’. Por seguirle la corriente acepté, pero después me gustó”, platica.
Desde hace un año, la Secretaría de Educación del Distrito Federal ofrece en 21 Centros de Educación a Distancia, equipados con computadora, la oportunidad de estudiar la preparatoria en dos años, mediante una plataforma de Internet elaborada por la UNAM, de manera gratuita, e inclusive con posibilidades de una beca económica.
Vicente Páez, coordinador de las sedes educativas, explica que esta modalidad de bachillerato a distancia, que se imparte en 24 áreas del conocimiento, ha ganado adeptos de manera progresiva. La primera generación se integró por 331 alumnos, y en la actualidad la quinta generación incorporó a mil 600. Se trata, agrega, de gente que va desde 16 hasta 70 años de edad, de la cual 70 por ciento trabaja o tiene una actividad remunerada.
Entre los motivos que en su momento impidieron, cursar o concluir el bachillerato sobresalen, con 60 por ciento, la falta de apoyo familiar o económico. Aunque son múltiples las razones. Lilia López Loyola, de 48 años de edad, estudió los seis semestres en el CCH Oriente, pero jamás acudió a recoger su historial académico. “Lo intenté después de 10 años, pero me dijeron que no aparecía, que necesitaba llevar mis boletas”, comenta.
“Desde entonces me había dicho ‘voy a volver a la escuela cuando sea gratis y me pongan todo a la mano’. Y que se me concede. El sistema realmente es una gran oportunidad para todas las personas que por cualquier motivo dejaron de estudiar. Sólo el que no quiere aprender puede permanecer sin hacer nada y no aprovecharlo, porque tiene todas las facilidades”, asegura.
Luego de realizar un examen en una de las sedes de Iztacalco, cuenta que ingresar a esta modalidad no sólo le va a servir para obtener su certificado, sino también para utilizar la computadora. “Yo soy artesana, bordo ropa, y nunca había prendido una computadora, pero ahora ya estoy pensando en hacer mis diseños en la máquina, porque puedo hacer y rehacer las figuras rápido.”
Una de las ventajas de este modelo es que permite estudiar a cualquier hora del día, desde la casa, la oficina o en las sedes acondicionadas, por medio de una computadora con conectividad a Internet. Esta opción ha hecho que, por ejemplo, René Alejandro Ramírez, de 32 años, pueda cumplir su sueño de contar con el bachillerato.
“Ya lo intenté varias veces, pero éste es el único sistema al que me he adecuado, porque puedes manejar las horas como quieras. Estudié en la prepa 2, estuve año y medio, pero por cuestiones familiares me salí. Después intenté en la prepa abierta de la SEP, me aburrí, y busqué hacer el examen global, pero te cobran un billete y no junté el dinero.”
Su meta es estudiar en la universidad. “Me gusta lo que tiene que ver con comunicación, he tomado cursos de audio y cámaras de televisión, pero me he dado cuenta de que para un trabajo de ésos te piden carrera, no cursos, y eso es lo que me anima a continuar. Y creo que tengo chance todavía”, señala.